Historiador Emmanuel Todd y el vaticinio de la derrota de Occidente
El politólogo e historiador francés presentó en su nuevo texto la razones por las que cabe esperar la “crisis terminal” de Estados Unidos y Europa.
La implosión de la URSS volvió a poner la historia en movimiento. Sumió a Rusia en una violenta crisis, pero, sobre todo, creó un vacío mundial que absorbió a Estados Unidos, también en crisis desde 1980.
Así resume el historiador, demógrafo, sociólogo y politólogo francés Emmanuel Todd el paradójico fenómeno de la expansión conquistadora de un Occidente que se marchitaba en su corazón a finales del pasado siglo.
La Derrota de Occidente, su más reciente libro, describe los cambios ideológicos y su impacto socioeconómico en Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y otras naciones, los que llevaron al fin del protestantismo y al neoliberalismo, de camino al nihilismo, en el primer caso, y casi al suicidio como sistema a la Unión Europea.
Hablar del irreversible derrumbe del hegemonismo de Estados Unidos y Europa no es trivial cuando el vaticinio proviene de quien anticipó la caída de la Unión Soviética. Por eso el libro es una necesaria revisión de los varios factores que, a juicio del experto, confirman la “crisis terminal” de Occidente.
Todd analiza el caldo de cultivo entre 2016 y 2022 para dar vida al enfrentamiento de Ucrania y la OTAN contra una Rusia estabilizada, de nuevo una gran potencia, ahora conservadora, tranquilizadora para el resto del mundo que no quiere seguir a Occidente en su aventura.
A partir de ahí, la operación militar en febrero de 2022, y en respuesta, unas sanciones que aspiraban a demoler la economía rusa y más bien la han fortalecido, en detrimento de sus enemigos directos e indirectos, como demuestra este texto, cuyo autor apela a los recursos de la economía crítica, la sociología religiosa y la antropología para presentar conclusiones integradoras sobre el futuro fraccionamiento del capitalismo moderno.
De la mano de Todd, dice la crítica, es posible recorrer ese Occidente “real”, más allá de lo mediático, en su interrelación con otras naciones, cuyo peso geopolítico en el futuro del mundo no es de despreciar en las circunstancias actuales.
Sus puntos de análisis, muy resumidos en cuatro aspectos, ponen en primer lugar el declive industrial de EE. UU., y el descenso de su nivel educativo, sobre todo su formación de ingenieros, como condiciones poco idóneas para enfrentar una guerra.
Parte del segundo factor entrelaza el primero: la supremacía de un nihilismo imperial expresado en la obsesión por la Guerra Infinita, pero esa violencia como meta lleva a un fuerte aumento de las tasas de mortalidad en Estados Unidos, tanto suicidios como homicidio.
El tercero, también imbricado con los anteriores, es la decadencia intelectual, la desaparición de la ética del trabajo y una codicia masiva. Según el autor, ese neoliberalismo surge del colapso del protestantismo, una corriente que llevó al mundo un alto nivel de educación, sin precedentes en la historia de la humanidad.
Como él mismo lo presenta, este texto es una secuela de un texto centenario de Max Weber: La ética protestante y el espíritu del capitalismo. En vísperas de la guerra de 1914, Weber creía con razón que el ascenso de Occidente era, en el fondo, el ascenso del mundo protestante, explica Todd, y da relevancia a la ética del trabajo y una fuerte moral individual y colectiva como motor del avance económico e industrial.
El cuarto factor, asegura el ensayista, será la previsible derrota de la OTAN, iniciada con la debacle en Ucrania, pues, tal como está pensado ese bloque hoy, su mecanismo militar, ideológico y psicológico no existe para proteger a Europa Occidental, sino para controlarla.