El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró desde Carolina del Norte que planea firmar una orden ejecutiva para reformar o eliminar la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA).

Como parte del intento de tener un mayor control sobre la distribución de asistencia financiera en caso de desastres naturales, el republicano aprovechó la primera salida desde su regreso a la Casa Blanca para convertir las ayudas federales en una herramienta de presión política.

Trump amenazó anteriormente con dejar de ayudar al estado de California, de tendencia demócrata, a combatir los incendios forestales en Los Ángeles.

Sin embargo, adoptó un tono más conciliador al referirse a los daños causados por los incendios masivos. "El gobierno federal está con ustedes al 100 por ciento", dijo.

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Tras recorrer las zonas afectadas, expresó: "Es difícil comprender la magnitud de la situación y el nivel de destrucción hasta que lo ves con tus propios ojos", y añadió: "He visto muchas imágenes impactantes en televisión, pero esto es devastador, algo increíble".

Las declaraciones del presidente acontecieron después de que presionara con retener la ayuda si California no cambiaba las leyes que, según él, permiten votar a los inmigrantes indocumentados.

También vinculó esto a su afirmación de que el estado podría resolver su sequía "simplemente abriendo una válvula para dejar fluir el agua".

"En California quiero dos cosas: comprobación de identidad de los votantes y que el agua fluya", afirmó.

Durante una sesión informativa con políticos y bomberos en Los Ángeles, Trump comentó que California cuenta con suministros "ilimitados" de agua e hizo una crítica a FEMA sugiriendo que la agencia se gestiona de forma "ineficiente" y cuesta "tres veces más de lo que debería".