Crece reclutamiento de israelíes por parte de Irán
La revista The Economist analiza la "guerra de agentes" entre la entidad de ocupación e Irán. Al menos 39 israelíes arrestados el año pasado espiaban para Teherán.
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Israelí detenido por cargos de espionaje a favor de Irán.
Al menos 39 israelíes fueron arrestados el año pasado bajo sospecha de espiar para Irán, según el servicio de seguridad israelí Shin Bet.
Según la revista The Economist, los iraníes reclutaron a cientos de israelíes desde finales de 2022 a través de plataformas de redes sociales o mientras viajaban a Turquía o Azerbaiyán.
Los agentes eran de diversos orígenes: judíos y árabes, religiosos y laicos, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, precisó la publicación.
Un exfuncionario del Shin Bet enfatizó la necesidad de disuadir a otros de cooperar con el enemigo antes de que el fenémeno pueda convierta en una pandemia nacional.
El último detenido reclutado por Irán, Mordechai Maman, vivía una vida normal y siempre buscó formas de ganar más dinero, pero ninguno de sus planes llegó a materializarse.
Maman viajó a Turquía hace unos 20 años en busca de mejor suerte y vivió en Samandag, cerca de la frontera con Siria. Allí fue comerciante mayorista, vendía verduras y frutas, y regresaba a la entidad ocupante de vez en cuando.
De acuerdo con The Economist, Maman evadió las preguntas sobre su trabajo y dio la impresión de trabajar encubierto para el Mossad y las unidades de las fuerzas especiales israelíes en Líbano y Turquía.
Conversaciones de WhatsApp obtenidas por The Economist por medio del Shin Bet, revelaron contactos de Maman con un rico empresario iraní llamado “Edi”, quien prometió convertirlo en un hombre acaudalado y abrirle las puertas de los mercados de frutas y pistachos.
Tras un período de comunicación, el israelí viajó en mayo a un pueblo situado en la frontera con Irán, en el este de Turquía.
Después de cinco días, dejó su pasaporte, teléfono móvil y pertenencias personales en el hotel, subió a la parte trasera de un camión y viajó a Irán, donde fue alojado en una villa durante 12 horas.
Allí, a cambio de su ayuda financiera, Eddie le pidió a Maman algunos pequeños servicios, entre ellos saber dónde escondían dinero y armas en la entidad ocupada, fotografiar zonas concurridas e intimidar a los árabes israelíes para que no cumplieran las misiones que la inteligencia iraní les había asignado.
En agosto, los iraníes contactaron a Maman y le ofrecieron 150 mil dólares a cambio de asesinar al primer ministro de la ocupación, Benjamín Netanyahu, o al ministro de Defensa de la época, Yoav Galant, o incluso a Ronen Bar, el jefe del Shabak.
Si bien Maman no tenía idea de cómo matarlos, que sorprendido de que los iraníes insistieran en un objetivo de alto valor.
Como plan alternativo, sugirieron eliminar al ex primer ministro israelí, Naftali Bennett, en su casa de la ciudad de Raanana.
Maman aceptó, pero con la condición de recibir un millón de dólares. Sin embargo, los contactos iraníes le propusieron varias misiones como utilizar explosivos para asesinar a los alcaldes de Nahariya y Acre, a quienes el agente afirmó conocer.
Después de horas de consultas, los agentes y Maman no lograron llegar a un acuerdo, pero las negociaciones fueron reanudadas al día siguiente y le ofrecieron reclutar a un miembro del Mossad y convertirlo en un agente doble.
Una vez más, Maman pidió un millón de dólares y la reunión terminó sin llegar a una solución. En lugar de eso, Maman viajó a Turquía y después a "Israel" vía Chipre y fue arrestado al llegar al aeropuerto Ben Gurion.
En este contexto, el profesor de estudios israelíes en la Universidad de Maryland, Yorom Perry, comentó la peligrosa fase de colapso por la cual atraviesa la sociedad israelí, dado los intentos de Netanyahu de imponer su dominio sobre el poder judicial y controlar los medios de comunicación, lo cual contribuyó de manera significativa al deterioro de las instituciones tradicionales y a la pérdida de respeto por la ley.
La tensa situación política en "Israel" provoca la pérdida de control de muchos ciudadanos y estén cada vez más dispuestos a romper los tabúes y traicionar a la entidad, añadió.
Para The Economist, ello explica en parte cómo Irán alcanzó éxitos a pesar del usar técnicas de espionaje primitivas.