"Las fuerzas de seguridad desplegadas en la región costera de Siria cometieron violaciones", confirmó la enviada adjunta de Naciones Unidas (ONU), Najat Rochdi, a Al Mayadeen. 

Rochdi subrayó en sus declaraciones a la red panárabe la "necesidad de hacerlos responsables y detener los actos de venganza".

Estos acontecimientos en la costa siria "provocaron una especie de pérdida de confianza de los residentes de la región en cuanto al regreso a sus hogares", afirmó.

Casi dos semanas después de los violentos enfrentamientos, la ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, pidió a la nueva administración "garantizar la paz y la seguridad para todos los sirios".

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"La violencia minó la confianza en las nuevas autoridades sirias", dijo antes de su visita a Damasco. Señaló que "muchos ciudadanos temen que la vida en una futura Siria no sea segura para todos".

También pidió al gobierno de transición que "garantice su control sobre los grupos armados dentro de sus filas".

De acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, los sucesos en la costa dejaron un saldo de mil 500 civiles mártires, la mayoría de ellos de la comunidad alauita. 

El organismo advirtió sobre el mecanismo de entierro de las víctimas en fosas comunes, señalando el temor de que puedan convertirse en "material de propaganda para promover narrativas que sirvan a agendas políticas, a través de las cuales los llamados remanentes del régimen serán acusados de cometer crímenes de guerra".

Asimismo, denunció “violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad, el Ministerio de Defensa y sus fuerzas auxiliares, incluidas ejecuciones sumarias, desplazamientos forzados e incendios de viviendas, sin ninguna medida disuasoria legal”.