Georges Abdallah: símbolo de resistencia y dignidad
El activista libanés será deportado el 25 de julio tras décadas de presión popular e interferencia política
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Durante su encarcelamiento, Abdallah nunca expresó remordimiento ni buscó concesiones.
La orden de liberación de Georges Ibrahim Abdallah fue recibida con euforia en Líbano y el mundo árabe, donde considerado símbolo de resistencia y dignidad, tras haber cumplido desde 1999 todos los requisitos legales para su emancipación.
Sin embargo, permaneció tras las rejas por presiones diplomáticas las cuales obstaculizaron su excarcelación.
🔴 GEORGES ABDALLAH SERÁ EXCARCELADO TRAS 41 AÑOS EN PRISIÓN
— Al Mayadeen Español (@almayadeen_es) July 17, 2025
🔹 El Ministerio de Justicia francés confirmó este jueves la liberación del activista libanés Georges Ibrahim Abdallah, tras 41 años en prisión.
🔹 Su excarcelación está programada para el 25 de julio, según su… pic.twitter.com/iWIQI33l5h
Militante antiimperialista y revolucionario
Georges Abdallah nació en 1951 en Qoubaiyat, norte de Líbano, en una familia cristiana maronita. Estudió filosofía en Francia, donde adoptó el pensamiento marxista y revolucionario, y posteriormente formó parte del Frente Popular para la Liberación de Palestina, convencido de que la resistencia armada era el único camino contra el colonialismo y el sionismo.
Durante los años 70 y 80, participó de manera activa en círculos revolucionarios de Líbano y Europa. Su nombre fue vinculado a operaciones armadas contra diplomáticos estadounidenses e israelíes en París, aunque nunca presentaron pruebas directas sobre los hechos.
Detención sin pruebas y juicio politizado
En 1984, Abdallah fue detenido en Lyon, inicialmente por portar documentos falsos. Con posterioridad, acusado de terrorismo sobre la base en sus relaciones políticas.
Tres años después, lo condenaron a cadena perpetua, en un proceso judicial plagado de irregularidades y presiones internacionales.
Según el exasesor de François Mitterrand, Jacques Attali, el expresidente francés reconoció en 1988 la no existencia de evidencias contra Abdallah más allá del pasaporte falso.
Aun así, el caso lo utilizaaron como ejemplo de "mano dura" contra el terrorismo por parte de Occidente, en especial tras presiones de Washington, al considerarlo “una amenaza a la seguridad nacional”.
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Cuarenta y un años sin arrepentimiento: dignidad sin concesiones
Durante su encarcelamiento, Abdallah nunca expresó remordimiento ni buscó concesiones, rechazó libertades condicionales supeditadas a disculpas y mantuvo firmeza ideológica.
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En prisión escribió artículos sobre la causa palestina, el imperialismo y los movimientos de resistencia.
Ya en 2024, envió un mensaje por el Día de los Prisioneros Palestinos, en el cual subrayó su liberación como un deber ético y político en el contexto de la lucha contra la ocupación y el genocidio en Gaza.
Solidaridad nacional e internacional
Su causa despertó amplio respaldo internacional entre grupos de izquierda, movimientos estudiantiles y defensores de derechos humanos. Cada año, hubo marchas frente a la prisión de Lannemezan, con lemas como “Francia encarcela a los honorables” y “Libertad para Georges Abdallah”.
En el Líbano, el caso permaneció vivo en la escena política.
Al respecto, el ex primer ministro Najib Mikati pidió su liberación en 2012. SEis años después, el presidente Michel Aoun comisionó al general Abbas Ibrahim para dialogar con Francia.
En 2021, activistas organizaron protestas frente a la embajada francesa en Beirut durante su cumpleaños 70.
Aunque en 2013 un tribunal francés aprobó su liberación con la condición de deportación, el Ministerio del Interior galo rechazó firmar la orden de salida y prolongando su prisión por razones políticas.
Implicaciones políticas y éticas de la liberación
La decisión del tribunal francés representa un giro en la política de justicia y derechos humanos en Europa.
Algunos analistas consideran la liberación una manera de aliviar la presión internacional ante las crecientes críticas por la complicidad europea en violaciones a los derechos humanos, en especial en el contexto del genocidio en Gaza.
Otros ven en este paso una reparación tardía a una injusticia prolongada, reflejo de la doble moral occidental en el tratamiento de prisioneros según su afinidad ideológica o postura geopolítica.
El caso de Abdallah reabre el debate sobre la influencia de Estados Unidos en decisiones judiciales en Europa y la instrumentalización del sistema judicial para fines políticos.
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Su figura es un espejo de la hipocresía de los discursos democráticos cuando enfrentan a quienes desafían el orden establecido.
La liberación de Georges Abdallah ocurre en medio de una profunda crisis de legitimidad de las potencias occidentales, cuya implicación directa en el respaldo a gobiernos represivos o msacres como la de Gaza provocaron el creciente rechazo global.
Abdallah, con 41 años de prisión por convicciones políticas, es ícono de la firmeza ética y la resistencia anticolonial, y su regreso a Líbano será visto como una victoria simbólica para los pueblos en lucha.