Siria: ¿Quiénes cuestionan las elecciones parlamentarias?
Casi sin excepción, amigos y enemigos de Siria coinciden en definir a este país del Levante como una nación multiétnica, de tradicional tolerancia religiosa y avances ostensibles en el plano económico y social.

De pronto, pero bajo el manto de un programa desestabilizador muy meditado, fue convertida en parte de una cadena denominada Primavera Árabe y algunos de cuyos eslabones estallaron para mal de los pueblos en Iraq y Libia con consecuencias funestas para otros.
Como el guión de una película al estilo de las grandes productoras cinematográficas, todo comenzó con masivas protestas antigubernamentales, amplificadas y sobredimensionadas en los medios de comunicación occidentales y sus aliados en la región al estilo de las monarquías saudí y de Qatar.
Las llamadas democracias occidentales, bajo el mando de un tradicional director de orquesta que no admite rivales: Estados Unidos, cayeron sobre Siria como una jauría de lobos hambrientos en medio del bosque.
Casi al unísono de protestas manipuladas, en las que tal vez algunos creyeron con buenas intenciones, miles de "rebeldes" penetraron por las fronteras del país y llegaron a unos centenares de metros del centro de Damasco mientras los coches bombas y atentados crecieron como hongos en todo el país.

A menos de un año del estallido de que se etiquetó en el mundo occidental como una "guerra civil", el presidente estadounidense afirmó rotundamente en marzo del 2012 al referirse al mandatario sirio Bashar al Assad: ..."Tiene los días contados."
Frente a una agresión feroz donde el dolor, la traición, la desilusión y la experiencia hicieron al sirio más fuerte, inteligente, hábil y sabio, se efectuaron elecciones presidenciales en el mismo año del pronóstico de Obama.
Fue en ese escenario, brutalmente impuesto, donde votaron algo más de cinco millones de personas, el 51 por ciento del total de inscritos y que representaron a un arco político que incluyó al Partido Baas, a comunistas, nasseristas, socialistas y a la agrupación oposicionista Cambio y Liberación.
Muy pocos analistas políticos, estudiosos del tema, tanques pensantes de centros especializados u otros intelectuales y filósofos del mundo árabe o fuera de éste, dejaron de cuestionar, manipular o tergiversar ese proceso y el que ahora se realiza.
Siria era y es, la "paja en el ojo ajeno", algo único- con defectos y virtudes - en el mundo árabe, cada vez más desgajado, con proyectos políticos y sociales fracasados y un caos permanente donde el Estado apenas funciona.
Una y otra vez se olvidan a conveniencia de partes, los preceptos "democráticos" de Occidente, en cuyos países en numerosas ocasiones, apenas vota el 50 por ciento de los electores inscritos.
Pero se puede ir un poco más lejos cuando como todos saben pero nadie quiere admitir, que si algo falta de esos y otros muchos preceptos, los ejemplos sobran en las monarquías del Golfo o en el régimen turco de Recep Tayyip Erdogan.
Con una infraestructura semidestruida y pérdidas en cinco años de guerra impuesta desde el 2011 cercana a los 200 mil millones de dólares, según el propio presidente al Assad, Siria ha sido capaz de paralizar la ofensiva terrorista y no dejar de avanzar en el campo diplomático para lograr poner fin a la crisis.
Lo que quiere Siria no tiene importancia para quienes buscan destruirla, muy posiblemente porque muy pocos pueden entender lo que Martin Luther King expresó en una ocasión:
"Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir entre humanos."