El Líbano: Del comienzo al después
Después del choque entre grupos diferentes de ciudadanos, la renuncia del primer ministro Saad Hariri, y las reacciones populares, muchos de los manifestantes regresaron a la plazas de los Martires y de Riad Al Solh, de donde se habían dispersado y volvieron nuevamente a montar sus carpas llamando a mantener sus plantones.

Lo que comenzó como un movimiento de protesta contra impuestos adicionales anunciados por el gobierno contra los libaneses cuyas consignas y demandas eran económicas, se convirtió rápidamente en uno con demandas políticas que llegan hasta exigir el derrocamiento de todos los poderes institucionales.
La calle enarboló la demanda de responsabilizar a cada una de las instituciones oficiales y a las figuras que se encuentran al frente del poder por la sofocante situación económica a la que llegó el pueblo libanés.
Algunos reclaman corregir las políticas fiscales apuntando a su hacedor principal, el Banco Central del Líbano, mientras que otros mantuvieron sus peticiones en un marco general, atribuyendo las difíciles condiciones económicas a un sistema de corrupción política y bancaria.
Muchas regiones libanesas de norte a sur, participaron ampliamente en estas protestas. "El pueblo quiere derrocar el régimen" una de las consignas que inspiró protestas anteriores tomó cuerpo en las actuales jornadas.
En el décimo tercer día del movimiento popular de protesta en El Líbano, continuaban las sentadas en varias regiones y a lo largo de la geografía nacional: Saida, Tiro, Trípoli, Jal El Dib, Byblos y Beirut, por solo mencionar unos ejemplos.
El continuo cierre de carreteras por parte de algunos grupos de manifestantes condujo a enfrentamientos con otros que se oponen a tales prácticas y particularmente a la interrupción de la vía pública, hechos que llevaron a reabrir el Puente del Ring en el centro de Beirut. A ello le siguió un despliegue de las unidades del Ejército libanés y las fuerzas antimotines cerrando el acceso a la plaza desde todas las entradas.
La dispersión y desmantelamiento de las sentadas tuvieron lugar mientras el pueblo libanés esperaba escuchar la palabra del primer ministro Saad Hariri dirigida al pueblo y en la que anunció su renuncia.
La dimisión de Hariri fue seguida por la salida masiva de más manifestantes a las calles en varias áreas tanto en Beirut como en el extremo norte y sur del país, pasando por la Bekaa, celebrando lo que consideran como el logro de su primera demanda.
Después del choque entre grupos diferentes de ciudadanos, la renuncia del primer ministro Saad Hariri, y las reacciones populares, muchos manifestantes en Beirut regresaron a las plazas de los Mártires y de Riad Al Solh, de donde se habían dispersado y volvieron nuevamente a montar sus carpas llamando a mantener sus plantones.
Los grupos del movimiento de protesta que forman parte de la llamada Coordinadora de la Revolución consideraron que lo ocurrido en el décimo tercer día y el haber logrado la primera demanda: la dimisión de Hariri, abre la puerta hacia el resto de las exigencias populares.
De ese modo, y en víspera del inicio de la tercera semana del Movimiento libanés de protestas la escena se transforma con la salida del primer ministro, algo que sucedió sin previo aviso ni entendimiento con el presidente de la República, Michel Aoun, quien recibió el carta de renuncia en el palacio de Baabda en medio de un gran asombro.
El Líbano entró en una fase nueva y muy peligrosa que se agrega a la crisis política y financiera sin precedentes que enfrenta el país, cuyo panorama es brumoso tanto en las filas del pueblo como del poder.
La pregunta que se hace en estos momentos cada libanés -y nadie tiene una respuesta- es: ¿Y ahora, el Líbano hacia dónde?
Algunos analistas consideraron que Hariri trabajó para satisfacer intereses foráneos en aras de completar el golpe destinado a cambiar el equilibrio interno del poder en el país, o en el mejor de los casos, no pudo seguir firme a las presiones y exigencias externas.
La Resistencia expresó sus temores de que algunas de las demandas pretendan allanar el camino para rondas adicionales de presión en su contra vestidas de demandas de renuncias de todos los poderes en El Líbano. También alertó reiteradamente que la renuncia es un paso que conduce a lo desconocido. ¿Qué más pasará después?
Varios observadores políticos libaneses los consideran como un paso incapaz de sacar al país de la crisis ni mucho menos connducir a una solución, sino al contrario complicaría aún más la situación.
La pregunta que también aflora es ¿cuál sería la posibilidad de formar un nuevo gobierno? Las preocupaciones son muchas y aún más al ver como los militantes y simpatizantes de Hariri se volcaron a las calles sumándose al Movimiento Popular de protestas, y en apoyo a su líder.
En su discurso, Hariri dijo: "He llegado a un callejón sin salida" que, según los propios analistas, no concuerda con su actitud después del estallido de las protestas populares, ya que no ha cambiado y no actuó en aras de implementar el documento de reforma inmediatamente para disipar la ira del pueblo.
Hoy, el país está entrando por la puerta de los esperados pasos constitucionales que habitualmente siguen a la renuncia, incluida la fijación de una fecha para las consultas parlamentarias vinculantes.
Una serie de reuniones se están efectuando entre Hizbullah y el Movimiento Amal y la Corriente Patriótica Libre, mientras los canales permanecieron activos entre los presidentes Aoun y Berri, y el líder de Hizbullah, Hassan Nasrallah, entre otros políticos para lograr un acuerdo sobre la percepción de la etapa que se acaba de iniciar en el país.
Todavía no hay una garantías que aseguren el regreso de Hariri como primer ministro ya que hasta el momento las fuentes del palacio presidencial expresan que se implementará la Constitución y que salga quien obtenga las dos terceras partes más uno de los votos de los miembros del Parlamento, lo que insinúa que Baabda no sugiere que esté comprometido con el regreso de Hariri o que esté ansioso por continuar su relación con él, al contrario, fuentes allegadas a Aoun revelaron su descontento por el paso que dio en los momentos más difíciles de El Líbano en términos económico, financiero y social.
Las preocupaciones que se expresan desde el extranjero y precisamente de las grandes capitales dan la medida de la importancia del escenario libanés en el centro de la contienda entre ambos ejes que se enfrentan hoy en día, uno por sentar las bases del nuevo mundo multipolar y otro por lograr arrancar lo más que puede y aliviar su derrota en mantener el mundo unipolar después de tantas guerras que ha formado por dicho fin.