Estados Unidos: un panorama incierto
Los estadounidenses enfrentan un panorama incierto en el que afloran interrogantes sobre cómo se celebraran las elecciones de noviembre 2020 entre el que el probable candidato demócrata, Joseph Biden (aun no confirmado por la Convención) y un presidente alborotador como Donald Trump que se hunde en el enfrentamiento de la pandemia de la Covd-19 por sus declaraciones solo comparables a las de un orate y por su incompetencia.
Aunque Trump tuvo a su favor durante la crisis actual del nuevo coronavirus el libre acceso a los medios, la prensa escrita y televisiva, no fue mediático por sus aciertos, más bien se destacó por su desconocimiento supino de los problemas y de cómo enfrentarlos pese a los consejos de asesores.
Algunos analistas consideran que el enclaustramiento de Biden a causa de la epidemia lo favorece pese a la limitada visibilidad en comparación con las actuaciones, hasta ahora diarias, del presidente en la sala de reuniones de la Casa Blanca.
Durante semanas Trump desaprovechó sus comparecencias televisadas para una población en gran parte confinada en casa y su mensaje más que ayudar confundió a muchos, incluso fue causante de la muerte de cerca de 100 personas que siguieron su desquiciado consejo de que inyectarse desinfectantes que ayudaría a curar la Covid-19.
Sin dudas algo que fue su fuerte cuando la economía presuntamente estaba bien, sus mensajes públicos a los estadounidenses, lo sobreexpusieron mucho, sobre todo por sus errores, inexactitudes, falta de previsión y poco liderazgo.
Muchos recuerdan que cuando Trump lanzó su apuesta a la Casa Blanca en 2015 fue calificado por sus críticos como un payaso y ahora algunas de sus declaraciones dan fe de que no estaban equivocados, pues parte de sus actuaciones se acercan al lenguaje de los que desempeñan ese oficio para provocar la risa.
En este escenario creado por el “Clown Trump”, los republicanos consideran que perderán la Casa Blanca y la caída del presidente llevará el Senado a los demócratas pues, difícilmente, pueden virar la mayoría alcanzada por los azules en 2018 en la Cámara de Representantes.
A poco más de seis meses de las elecciones, las encuestas dan ventaja a Biden, incluso en estados dominados por los rojos en 2016, lo que dispara las alarmas republicanas ante un obligado candidato errático que busca reelegirse.
Un análisis que publicó el diario The New York Times es lapidario cuando señala que el manejo errático de Trump del brote de coronavirus, el empeoramiento de la economía y una cascada de ominosas encuestas públicas y privadas tienen a los republicanos cada vez más nerviosos de que corren el riesgo de perder la presidencia y el Senado.
Con más de 26 millones de estadounidenses acogidos a los beneficios del desempleo, la posición de Trump en los estados que llevó en 2016 parece cada vez más inestable: Las nuevas encuestas lo muestran en una situación de desventaja en estados como Michigan y Pensilvania, e incluso en la Florida, que es un estado que debe ganar, indicó el Times.
Por otra parte, los republicanos que buscan mantener sus asientos en el Senado están preocupados porque sus rivales demócratas recaudaron mucho más dinero en el primer tercio del año pese a que figuras como el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg, un poderoso donante a los azules, aun no abrieron su cartera.
Glen Bolger, un encuestador republicano de larga data, dijo que el panorama para su partido se había vuelto mucho más sombrío en comparación con el plan previo al virus de correr fácilmente con el mensaje de la prosperidad económica del país, reafirman comentarios como el del Times.
Por otra parte, los asesores y aliados de Trump a menudo culparon a acontecimientos externos de sus actos más autodestructivos, como sus repetidos arranques durante la investigación de dos años sobre los tratos de su campaña con Rusia.
Ahora, no hay tal explicación - y, hasta ahora, ha habido muy pocas intervenciones exitosas con respecto al comportamiento de Trump en el podio, comentan medios políticos y de prensa.
Según el representante Tom Cole, republicano de Oklahoma, el presidente tenía que cambiar su tono y ofrecer algo más que una campaña de quejas. "Hay que tener alguna esperanza que vender a la gente", dijo. “Pero Trump suele vender ira, división y 'somos la víctima'", acentuó el congresista.
Mientras Trump “rompe la vitrina”, las encuestas encuentran que los senadores republicanos de Arizona, Colorado, Carolina del Norte y Maine están en un punto muerto contra potenciales rivales demócratas, en parte porque su destino está relacionado con el desempeño del mandatario.
Expertos aseguran que si los titulares de esos estados pierden, y los republicanos sólo obtienen el escaño del Senado en Alabama, los demócratas tomarían el control de la Cámara Alta si Biden triunfa en noviembre.
Asimismo los números no son nada buenos para los rojos en 17 estados pesquisados por esa organización.
Recientes sondeos en Pennsylvania y dos en Michigan mostraron a Trump perdiendo fuera del margen de error, mientras en un par de muestreos en Florida, su rival demócrata tenía una ligera ventaja en un estado que los entendidos estiman esencial para que los republicanos mantengan la presidencia.
Otro indicativo adverso para el partido en el gobierno es que la mayoría de los senadores que se enfrentaban a carreras difíciles no sólo fueron superados por los demócratas en la recaudación de fondos, sino que también se vieron abrumados.
Por ejemplo, en Maine, la senadora Susan Collins apenas recaudó 2,4 millones de dólares, mientras que su rival poco conocida, la presidenta de la Cámara de Representantes estatal, Sara Gideon, logró más de 7 millones de dólares.
Esos guarismos y sus errores, muestran hoy que Trump está frustrado con el virus y su incapacidad para frenar el ascenso de Biden en las encuestas.
En resumen, si el “Clown Trump” no logra una sonrisa con las fuerzas rojas, probablemente deba mudarse de Washington hacia Nueva York o tal vez a Miami, donde encontrará el clima soleado para vivir en su estado senil.