El Líbano tiene fuerza disuasiva frente a Israel, afirma presidente del Parlamento
Por primera vez en la historia, en el conflicto árabe-israelí hay una fuerza disuasiva contra el régimen de Tel Aviv, aseguró el presidente del parlamento libanés, Nabih Berri, en declaraciones citadas hoy.

El jefe de los diputados libaneses se refería a la organización política militar Hizbulah, por cuyas posibilidades, agregó, la entidad sionista no se atreve atacar la nación de los cedros.
Sin embargo, dijo, ahora el principal peligro para el país es la situación económica.
La nación de los cedros posee la tercera relación de deuda pública-PIB más alta del mundo con 150 por ciento.
Más de 11 mil millones de dólares en promesas de donaciones y préstamos blandos aprobados en la conferencia Cedro, de abril en París, esperan por la formación de un gobierno libanés para concretarse en inversiones y proyectos.
El sector eléctrico es uno de los más dañados, pues requiere de una reparación inmediata; se estima que 40 por ciento del déficit nacional se concentra en la crisis por escasez energética.
Según Berri, la prueba más importante para el próximo Ejecutivo estará presente durante sus primeros 100 días de trabajo.
"(...) no se trata de formar una política del Gabinete, porque son solo palabras. La prueba real será lo que hará el gobierno en sus primeros 100 días y hasta qué punto se implementarán las leyes de reforma", indicó.
Acorde con el titular parlamentario, en los últimos 15 años el hemiciclo aprobó 39 legislaciones, pero hasta ahora no se aplicaron y, en mi opinión, subrayó, son esenciales.
El proceso de formar Gobierno transcurre por su sexto mes y no se ve una solución a ojos vista, ahora que surgió otro obstáculo con la representación musulmán sunita en el Ejecutivo.
Seis diputados de ese credo desafiliados del partido Corriente Futura, del primer ministro designado, Saad Hariri, demandan un puesto entre los 30 ministros del Gabinete.
El movimiento Amal, de Berri, así como Hizbulah apoyan a ese sexteto, mientras que Hariri y el presidente Michel Aoun lo rechazan.