Trump aprobará robo israelí de Cisjordania
El presidente estadounidense, Donald Trump, dará un espaldarazo electoral al primer ministro de (Israel), Benjamín Netanyahu, con la aprobación del robo de un cuarto del territorio que ocupa la Cisjordania palestina.
Así lo refleja hoy un artículo que publica el sitio digital The American Conservative bajo la firma de Geoffrey Aronson, presidente y cofundador de The Mortons Group, y académico no residente del Middle East Institute.
Esto será parte del encuentro que el mandatario sostendrá mañana en la Casa Blanca con el halcón sionista, donde según el informador “dará testimonio del histórico respaldo estadounidense” a la política colonialista de "Israel" en Cisjordania.
Trump no ha decepcionado a los visitantes- reconociendo a Jerusalén como la capital de "Israel", los Altos del Golán como parte de "Israel", y más recientemente declarando que los asentamientos en Cisjordania son legales, precisa la fuente.
Según Netanyahu, lo siguiente en la agenda es establecer el Valle del Jordán como la frontera reconocida -por Washington, si no hay nadie más- del Estado de "Israel" "cosas con las que sólo podíamos soñar, pero ahora tenemos la oportunidad de realizarlas".
"[La anexión del Valle del Jordán] requiere un acuerdo tácito de los estadounidenses", explicó el ministro de Protección Ambiental y confidente de Netanyahu, Ze'ev Elkin, en diciembre pasado. "Actualmente existe una rara oportunidad que no podemos dejar pasar", dijo citado en el artículo.
La oportunidad, agregó el analista, está ahora al alcance de la mano. Netanyahu llegó a Washington el domingo para reunirse con Trump y Benny Gantz, su rival en las próximas elecciones nacionales de marzo, quien también voló, pero por separado.
Indica Aronson que los palestinos están casi ausentes de la visión compartida del mundo de Trump y Netanyahu. Trump se ahorró “sabiamente” la pequeña irritación de su cierto rechazo. No se les invitó a ser testigos, y mucho menos a apoyar esta ocasión histórica, que será parte del acuerdo calificado como la “Bofetada del Siglo”.
Durante casi un siglo, la cuestión de la soberanía palestina estuvo en la cima de las preocupaciones diplomáticas internacionales. Desde Ginebra hasta Oslo y Annapolis, el "problema palestino" consumió una proporción desmesurada de la atención internacional, pero, sostiene Aronson, al parecer los palestinos perdieron el rumbo en sus reclamos.
"Israel" sigue intoxicado por las perspectivas territoriales abiertas por sus conquistas en 1967. Durante el mismo tiempo se centró en minimizar la ineludible contradicción entre su apetito territorial por la Margen Occidental y la aspiración sionista de crear un estado judío y democrático.
Plantea el académico que Trump adoptó, tanto conceptual como políticamente, los puntos de vista de los anexionistas más firmes de "Israel" como la receta para abordar el problema palestino o lo que es lo mismo, acomodó los intereses territoriales y demográficos de "Israel" en los territorios que capturó hace casi 50 años.
Por lo tanto, precisa, es en "Israel", y no en Washington, donde se encuentran los elementos clave del plan de Trump - en relación a Jerusalén, los Altos del Golán y la Ribera Occidental.
Destaca el consenso existente en Tel Aviv para impedir la creación de una Palestina competidora y soberana. Un campo ve el valor de una autoridad palestina con los símbolos, si no los poderes de la soberanía, que se ocupará de las alcantarillas y las escuelas y no podrá retrasar los objetivos de asentamiento y seguridad de "Israel", en constante expansión.
Asimismo, los otros están de acuerdo en una agenda dinámica de asentamientos y seguridad, pero no ven ningún valor ni siquiera a una atribución cosmética de la soberanía palestina en Cisjordania. Consideran que Jordania - no Cisjordania y Jerusalén Oriental - es el discurso nacional de los palestinos de Cisjordania.
En total, estas zonas que se anexarán a "Israel" comprenden alrededor de un tercio de la Ribera Occidental, pero relativamente habrá pocos palestinos.
Amplia Aronson sobre la política de los ocupantes de consumación de hechos como el establecimiento de más de 200 asentamientos y la transferencia de más de medio millón de israelíes a Cisjordania, lo que domina el mapa que estaba evolucionando en la conciencia de seguridad política nacional de "Israel".
Estos intereses, precisa, fueron definidos en los giros políticos por el plan de autonomía palestina de Menachem Begin durante los años de Carter, y territorialmente por el acuerdo de Oslo sellado por Rabin y Arafat en el césped de la Casa Blanca en septiembre de 1993.
Señala asimismo que es "Israel" quien definió el contenido del plan de Trump lo cual fue refrendado en un discurso, el embajador de Estados Unidos allí, David Friedman, quien presuntamente ofreció la presentación más coherente, aunque fundamentalmente defectuosa, de la base conceptual de las medidas políticas de Washington-refundiendo la política yanqui sobre cuestiones centrales pendientes desde junio de 1967-, sobre todo en lo que respecta a "Judea y Samaria", también conocida como Cisjordania.
Según Friedman, la "Doctrina Pompeo" declara que "el asentamiento judío en Judea y Samaria no es categóricamente ilegal", lo cual, según el analista, significa la adopción de un paquete integrado de supuestos ideológicos, de seguridad y políticos adoptados por el establishment político y de seguridad de "Israel".
Según este punto de vista del embajador, Cisjordania es un problema para "Israel" sólo "debido a la gran población autóctona palestina", que es la construcción que "Israel" ha defendido durante mucho tiempo, no sólo pero con especial insistencia por su derecha de colonos, con la que Friedman está especialmente unido.
Indica Aronson, que el rey Abdullah de Jordania sabe que es él quien más tiene que perder por el actual estancamiento y por las políticas de Trump para romperlo mediante la exclusión de cualquier discurso soberano palestino en Palestina y, pese a que comunicó estas preocupaciones a Washington, sus puntos de vista son ignorados.
Subraya el informador que Trump no está interesado en promover un acuerdo negociado entre estos antagonistas inveterados (Palestinos-"Israel"). El acuerdo del siglo, puntualiza, marca una desviación histórica de los negocios como de costumbre, lo cual es la clave del interés de Trump en él, y un sueño hecho realidad para los israelíes encerrados en una competencia de suma cero con sus enemigos.