Los altos oficiales de la Marina de Estados Unidos instaron a una renovada "relación de trabajo" con los piratas internacionales para interceptar y atacar a los "buques mercantes chinos en el mar" para privar al país asiático de su comercio.

Dos estudios publicados en este número de abril en la revista semanal Procedimientos, del Instituto Naval de Estados Unidos" plantea que se le está exigiendo al gobierno de Washington que establezca "bases legales" para confrontar a China mediante la emisión de un "mandato legal que autoriza los buques designados para la piratería y la captura de buques mercantes hostiles".

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El estudio, titulado "Piratería legal estadounidense", enfatizó que Estados Unidos tiene los fundamentos legales para practicar la piratería en el mar "contra sus enemigos", especialmente porque "su costo es bajo para contener el aumento del poder chino ... y socavaría las posibilidades de guerra en lugar de medidas provocativas".

En el aspecto puramente legal, la revista relevante refutó la validez de las leyes internacionales para criminalizar la piratería, contenida en los múltiples Convenios de Ginebra, al afirmar que el gobierno de EE. UU. no ha ratificado formalmente ninguno de estos acuerdos; más bien, la Constitución otorga al Congreso el poder de emitir "decisiones de autorización para la piratería y lanzar represalias".

Por su parte, la investigación titulada "Desatar la piratería" indicó que Estados Unidos "estableció una flota de seguridad marítima" bajo la administración de la compañía Blackwater, contratista del Pentágono, e hicieron los ajustes necesarios para armar a las embarcaciones con el equipo apropiado durante la confrontación con los "piratas somalíes" en los años noventa del siglo pasado.