Crónicas desde Palestina: Los jóvenes palestinos enfrentan la ocupación israelí (Parte III)
Los activistas a favor de la causa palestina y miembros de la Radio Popular Che Guevara, Sol Morell y Lisandro Brusco, recorrieron la ocupada tierra de los olivos entre el 16 de enero y el 17 de febrero pasado, y narraron sus vivencias en crónicas de viaje que Al Mayadeen Español reproducirá en tres partes.
Tulkarem, foco de la resistencia en Cisjoradania
Dos de los campos de refugiados más azotados desde el 7 de octubre por las fuerzas de ocupación israelíes se encuentran en la ciudad de Tulkarem.
Uno de ellos, situado en la parte oriental de Tulkarem, se llama Nour Shams; se traduce como «La Luz del Sol». Quizás el campo recibió este nombre porque el amanecer asoma primero por los callejones del campamento, antes de bañar en luz al resto del mundo.
El campamento de Nour Shams se estableció en 1952 por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Medio (UNRWA) para dar cobijo a miles de los refugiados palestinos que habían huido las bandas terroristas sionistas luego de la partición de Palestina y creación del Estado de “Israel”.
En el campo de Nour Shams se establecieron refugiados provenientes de diversas aldeas de la zona de Haifa, en la actualidad viven casi 11 mil personas (según datos de la UNRWA).
Nour Shams es también sede de la “Brigada de Tulkarem” (Katiba Tulkarem), una organización coordinadora compuesta por combatientes de la resistencia con distintas afiliaciones políticas, incluidas las facciones armadas de Fatah, Hamas, la Yihad Islámica Palestina y militantes independientes o de facciones menores. A diferencia de los “Hombres en el Sol” de la novela clásica de Ghassan Kanafani, que murieron sin oponer resistencia, los combatientes palestinos del campo de refugiados de Nour Shams están luchando por su libertad.
A pocos días de uno de los más de setenta ataques que sufrió dicho campo (desde el 7 de octubre) por parte de las fuerzas de ocupación israelíes, pudimos recorrerlo y charlar con sus habitantes.
Luego de visitar la casa de un mártir (o lo que quedó de ella), nos encontramos, casualmente, con tres jóvenes integrantes de las brigadas. Tras presentarnos logramos intercambiar algunas palabras e improvisamos una entrevista.
Con cierta desconfianza nos dijeron: “Continuamos la lucha de la batalla de Espada de Al-Quds, los levantamientos del 2022 y del Diluvio de Al-Aqsa… nuestra lucha es hasta que Palestina sea libre”.
Con respecto a la situación en Gaza agregaron: “No pueden hacer lo que están haciendo en Gaza, no podemos permitirlo… No vamos a bajar los brazos. Nuestra lucha también es por el fin de la agresión de la ocupación (israelí) sobre Gaza, Cisjordania y Al-Quds y por la liberación de los presos políticos”.
A pocas cuadras de Nour Shams se encuentra el otro campo de refugiados, “Tulkarem Camp”, que fue establecido en 1950 y es el segundo campo más grande de Cisjordania. Este campo de refugiados ha pasado de ser un campo animado y activo, lleno de alegría, felicidad y seguridad (a pesar de la vida difícil y el sufrimiento que viven los palestinos) a un campo gris destruido, imposible de habitar.
Dondequiera que mires, verás destrucción, ya sea en las casas, en las calles, en las tiendas, en las escuelas, un espacio de recreación: todo ha sido completamente destruido. La vida es muy difícil especialmente para las mujeres, los niños y los ancianos.
También, en este campo, la “Brigada de Tulkarem” (Katiba Tulkarem) se afianzó como expresión unitaria de las distintas facciones políticas palestinas.
Entrevistando al padre del mártir Abdel Karim (herido de muerte en diciembre del 2023 por un dron suicida israelí) nos contaba que “Katiba” (Brigada) “es un grupo de personas que se organizan para su propia libertad… Es apoyado por todas las organizaciones. Es un espacio de articulación. Katiba era una familia para Abdel... caminaban el campo, comían, rezaban… hacían todo juntos. Se lo extraña, más allá que sabemos que está en el cielo”.
Para ellos, como para todo el pueblo palestino el 7 de octubre (Diluvio de Al Aqsa) fue un día festivo, “estábamos contentos, porque le dimos el uno por ciento de lo que ellos nos hacen a nosotros y al menos por unas horas recuperamos parte de nuestro territorio”.
A partir del 7 de octubre la vida en los campos de refugiados en general se hizo muy complicada. Irse a dormir sin saber si esa noche las fuerzas de ocupación israelíes “ingresaran a tu casa, rompiendo todo, robando el dinero y nuestras pertenencias de valor”; las niñas y niños cada mañana, al ir a los colegios, corren peligro su vida y “muchas veces quedan atrapados en las escuelas porque, de repente, el ejército de ocupación realiza alguna incursión”.
El objetivo del régimen colonial israelí es ocupar todo el territorio palestino, por eso “quieren hacer la vida de los palestinos cada vez más difícil”. Pero a pesar de todo, los residentes de los campos se mantienen firmes y aseveran:
“Nunca nos rendiremos. A pesar de todo lo que nos hace la ocupación israelí, permaneceremos en esta tierra y permaneceremos en el campamento incluso si está completamente destruido”.
A modo de reflexiones finales, y abriendo un debate necesario, lo que ha marcado la experiencia del estado de “Israel” (y de la mayoría absoluta de los israelíes) es la opresión constante sobre el nativo palestino.
La guerra (de ocupación) no solo se ha convertido en una forma de vida, sino también en una forma de entender la vida. No puede haber otra salida para el colonialismo asentador. El fundamento de la concepción israelí del mundo es una gran dosis de darwinismo social, de supervivencia del más fuerte, racista, y colonial.
A lo largo de la historia del sionismo y de la construcción del estado de “Israel” se han identificado con las fuerzas conservadores y represivas. Desde su propia imposición en 1947, conformándose como el socio central del imperialismo yanqui en la región, pasando por sus acuerdos económicos y militares con la Sudáfrica del apartheid y las dictaduras militares en Latinoamérica en los ´70; hasta la actualidad, siendo el sostén en tecnología de espionaje, control social y exportación de armas a los gobiernos conservadores (y no tanto) del mundo.
¿Con quién podemos esperar que se identifique la sociedad israelí? ¿Con los procesos de liberación nacional? ¿Con los pueblos en lucha?
Es necesario entender la operación “Diluvio de Al Aqsa” en estas coordenadas, más de 100 años de opresión, limpieza étnica y genocidio sobre la población nativa.
“La batalla del pueblo palestino contra la ocupación y el colonialismo no comenzó el 7 de octubre, sino que comenzó hace 105 años, de los cuales 30 años de colonialismo británico y 75 años de ocupación sionista”.
Nuestra narrativa. Operación Diluvio de Al Aqsa. Escrito del Movimiento de Resistencia Islámica – Hamas
¿Acaso algún pueblo del mundo se ha liberado de su opresor sin lucha, resistencia o sacrificio? Los imperativos humanitarios exigen que todos los pueblos libres del mundo respalden la resistencia del pueblo palestino…