Hipocresía política en escenarios mediáticos
Trump mantiene desde hace tiempo una relación hostil con la mayoría de los medios de comunicación, a los que ha tildado como «enemigos del pueblo»
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Hipocresía política en escenarios mediáticos.
El presidente estadounidense Donald Trump dictó el pasado 1ro. de mayo una orden ejecutiva que pone fin a la financiación gubernamental para la Radio Pública Nacional (NPR) y el Servicio Público de Radiodifusión (PBS), al considerar que estos medios no merecen apoyo estatal.
La orden, titulada "Poner fin a la subvención del contribuyente a los medios de comunicación tendenciosos" (sic), señala que con la diversidad de medios que existen actualmente, "la financiación gubernamental de los medios de comunicación no sólo es anticuada e innecesaria, sino corrosiva para la apariencia de independencia periodística".
Se trata de otra medida de la administración Trump para sancionar a instituciones que considera opuestas a su agenda política, como ha hecho con instituciones culturales, de ayuda exterior, sanitarias y otras. Para la Casa Blanca "durante años, los contribuyentes estadounidenses se han visto obligados a subvencionar la Radio Pública Nacional (NPR) y el Servicio Público de Radiodifusión (PBS), que difunden propaganda radical y woke disfrazada de noticias".
“Ninguna de las dos entidades presenta a los ciudadanos contribuyentes una imagen justa, precisa e imparcial de la actualidad”, argumentó el mandatario estadounidense en su decreto.
Tanto NPR como PBS, reciben parte de su financiamiento a través de la Corporation for Public Broadcasting (CPB), organismo que distribuye fondos federales para el desarrollo de contenido educativo, cultural e informativo en medios públicos.
Trump mantiene desde hace tiempo una relación hostil con la mayoría de los medios de comunicación, a los que ha tildado como «enemigos del pueblo». La excepción notable es la poderosa cadena conservadora Fox News, algunos de cuyos presentadores han asumido papeles importantes en la administración del magnate republicano.
Según cifras de NPR, más de 40 millones de personas sintonizan su programación cada semana, mientras que alrededor de 36 millones de estadounidenses consumen contenido mensual de PBS a través de sus estaciones locales.
Lo hipócrita de la decisión presidencial es que mientras se bloquea a medios con contenidos de alta factura y vocación pública, la administración (a instancias de Marco Rubio) ha reintegrado el financiamiento a las infames Radio y TV Martí que había sido cerradas en marzo pasado.
Si de pésimo periodismo y propaganda radical se trata, pongan en la delantera a estos. Dado el interés del señor Trump en atacar esos males, debiera tener muy en cuenta el magro profesionalismo y la manipulación rampante que ha prevalecido en la maquinaria propagandística anticubana, como reflejó un informe de auditoría de contenidos de un panel de expertos que determinó, en 2019, que la Oficina de Transmisiones a Cuba produce tanto «mal periodismo» como «propaganda ineficaz» y[...] "hay poco o ningún intento de obtener una respuesta o proporcionar información de equilibrio».
"Las normas de objetividad bien establecidas se ignoran rutinariamente en favor de las tácticas de comunicación propagandística", dijo el panel.
En el reporte de los expertos se señala la parcialidad y falta de objetividad de las transmisiones y publicaciones de Radio y TV Martí, que “estimulan de forma abierta la oposición y hostilidad a la Revolución cubana en todos sus aspectos sociales, políticos, culturales y económicos. Casi cualquier crítica está permitida y la hacen con un enfoque retórico e ideológico sin cambios desde los días más calurosos de la Guerra Fría. Falló entonces, y está fallando ahora”.
Otro informe del gobierno de los EE. UU., en julio de 2014, reveló que Radio y TV Martí padecían de "baja moral", "falta de transparencia, de rigor administrativo", "fallas de seguridad" y un "caso de robo de propiedad". El Informe posee 34 páginas de críticas a este proyecto y está firmado por John M. Jones, de la Oficina del Inspector General, quien realizó una auditoría a la Oficina de Transmisiones para Cuba (Office of Cuba Broadcasting, OCB) del gobierno estadounidense.
Ah, y ni por asomo, Radio y TV Martí tienen los millones de oyentes y espectadores de NPR ni PBS. Ni se oyen ni se ven. Tome nota Sr. Trump.