Tareck El Aissami
Entrevista exclusiva con Tareck El Aissami, vicepresidente de Venezuela.
“Una agresión militar en Venezuela rompería el ciclo pacífico del continente americano” - Tareck El Aissami
Hasta ahora no ha habido un pronunciamiento explícito que
deje claro si Estados Unidos quiere intervenir militarmente en Venezuela,
pero si hay elementos que demuestran que EEUU tiene sus ojos, sus manos,
sus diplomáticos con todo y chequera puestos y dispuestos a meterse en los
asuntos de este país.
Del ala ultraderechista en el Partido Republicano, la embajadora de EEUU en la ONU, Nikki Haley, ha protagonizado los más fuertes ataques diplomáticos de ese país contra Venezuela. El 17 de mayo convocó una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar la supuesta "crisis humanitaria" venezolana. Hay que recordar que es la misma excusa usada por el Departamento de Estado y el Congreso estadounidense para intervenir con todo su poder armamentístico en países de Medio Oriente. No logró que el tema estuviera ese día en agenda. Pero insistió, y el 6 de junio dijo que la situación de los derechos humanos en Venezuela obliga a una "rápida intervención" por parte de la ONU en Venezuela. No tuvo respuesta, por ahora la ONU ha confirmado que tiene los datos de lo que realmente ocurre en Venezuela y se ha limitado a pedir que se estimule el diálogo entre las partes en conflicto.
Otro dato, en la página 96, del informe de justificación del presupuesto del Congreso, Departamento de Estado, Operaciones Extranjeras y Programas Relacionados de EE.UU, aparece que ese país destinó 5,5 millones de dólares en 2017, a organizaciones en Venezuela, para defender “las prácticas democráticas, instituciones y valores que apoyan los derechos humanos”. El gobierno venezolano denuncia que con ese dinero se financian las manifestaciones violentas de la oposición en las que usan equipamiento de choque como máscaras antigás, explosivos, combustibles y otros objetos con los que se enfrentan a los funcionarios de seguridad. Esas protestas ya han dejado unas 90 muertes entre abril y la primera semana de julio.
Pero hay dos elementos que levantaron todas las alertas dentro y fuera de Venezuela. El primero fue el decreto del expresidente Barack Obama, en el que asegura que ese país representa una "amenaza extraordinaria e inusual a la seguridad nacional y política exterior estadounidenses". Y el otro es un papel de trabajo del Comando Sur, que se filtró a la organización comunicacional venezolana Misión Verdad.
El documento lo titulan "Operación Venezuela Freedom-2" y revela que para acabar con el gobierno de Nicolás Maduro tienen que mantener la presión en las calles. Este organismo militar de EEUU, dice que seguirán trabajando de la mano de la derecha venezolana, y las organizaciones políticas que integran la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
El plan es crear un “escenario abrupto que puede combinar acciones callejeras y el empleo dosificado de la violencia armada". Eso ha ocurrido y ha aumentado en los 100 días de manifestaciones de la derecha, en algunos puntos del país.
El documento que aparece firmado por el almirante y actual jefe de esa organización, Kurt Tidd, plantea una operación de “amplio espectro, conjunta y combinada dentro del área de responsabilidad, priorizando los conceptos estratégicos: fuerza decisiva, proyección de poder, presencia en ultramar y agilidad estratégica". Todo hace parte de la Guerra No Convencional (Gene Sharp), que contempla "recursos diplomáticos, de información, militares, económicos, financieros, de inteligencia y jurídicos". Por ese mecanismo militar participarían los Componentes Operacionales del Comando: el Comando de Operaciones Especiales, la Fuerza Conjunta Bravo y la Fuerza de Tarea Conjunta Interagencial Sur.
Todo esto permanentemente potenciado por una campaña mediática que busca aislar a Venezuela políticamente y por los miembros de la oposición, sobre todo los que ocupan cargos como diputados que aúpan desde el exterior una intervención. Con todo esto, hicimos algunas preguntas al Vicepresidente Ejecutivo del gobierno venezolano, Tareck El Aissami, abogado y criminólogo que después de haber sido diputado fue nombrado ministro de Interior y Justicia en el gobierno de Hugo Chávez. Forma parte del cuadro que dirige la Revolución Bolivariana.
Del ala ultraderechista en el Partido Republicano, la embajadora de EEUU en la ONU, Nikki Haley, ha protagonizado los más fuertes ataques diplomáticos de ese país contra Venezuela. El 17 de mayo convocó una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar la supuesta "crisis humanitaria" venezolana. Hay que recordar que es la misma excusa usada por el Departamento de Estado y el Congreso estadounidense para intervenir con todo su poder armamentístico en países de Medio Oriente. No logró que el tema estuviera ese día en agenda. Pero insistió, y el 6 de junio dijo que la situación de los derechos humanos en Venezuela obliga a una "rápida intervención" por parte de la ONU en Venezuela. No tuvo respuesta, por ahora la ONU ha confirmado que tiene los datos de lo que realmente ocurre en Venezuela y se ha limitado a pedir que se estimule el diálogo entre las partes en conflicto.
Otro dato, en la página 96, del informe de justificación del presupuesto del Congreso, Departamento de Estado, Operaciones Extranjeras y Programas Relacionados de EE.UU, aparece que ese país destinó 5,5 millones de dólares en 2017, a organizaciones en Venezuela, para defender “las prácticas democráticas, instituciones y valores que apoyan los derechos humanos”. El gobierno venezolano denuncia que con ese dinero se financian las manifestaciones violentas de la oposición en las que usan equipamiento de choque como máscaras antigás, explosivos, combustibles y otros objetos con los que se enfrentan a los funcionarios de seguridad. Esas protestas ya han dejado unas 90 muertes entre abril y la primera semana de julio.
Pero hay dos elementos que levantaron todas las alertas dentro y fuera de Venezuela. El primero fue el decreto del expresidente Barack Obama, en el que asegura que ese país representa una "amenaza extraordinaria e inusual a la seguridad nacional y política exterior estadounidenses". Y el otro es un papel de trabajo del Comando Sur, que se filtró a la organización comunicacional venezolana Misión Verdad.
El documento lo titulan "Operación Venezuela Freedom-2" y revela que para acabar con el gobierno de Nicolás Maduro tienen que mantener la presión en las calles. Este organismo militar de EEUU, dice que seguirán trabajando de la mano de la derecha venezolana, y las organizaciones políticas que integran la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
El plan es crear un “escenario abrupto que puede combinar acciones callejeras y el empleo dosificado de la violencia armada". Eso ha ocurrido y ha aumentado en los 100 días de manifestaciones de la derecha, en algunos puntos del país.
El documento que aparece firmado por el almirante y actual jefe de esa organización, Kurt Tidd, plantea una operación de “amplio espectro, conjunta y combinada dentro del área de responsabilidad, priorizando los conceptos estratégicos: fuerza decisiva, proyección de poder, presencia en ultramar y agilidad estratégica". Todo hace parte de la Guerra No Convencional (Gene Sharp), que contempla "recursos diplomáticos, de información, militares, económicos, financieros, de inteligencia y jurídicos". Por ese mecanismo militar participarían los Componentes Operacionales del Comando: el Comando de Operaciones Especiales, la Fuerza Conjunta Bravo y la Fuerza de Tarea Conjunta Interagencial Sur.
Todo esto permanentemente potenciado por una campaña mediática que busca aislar a Venezuela políticamente y por los miembros de la oposición, sobre todo los que ocupan cargos como diputados que aúpan desde el exterior una intervención. Con todo esto, hicimos algunas preguntas al Vicepresidente Ejecutivo del gobierno venezolano, Tareck El Aissami, abogado y criminólogo que después de haber sido diputado fue nombrado ministro de Interior y Justicia en el gobierno de Hugo Chávez. Forma parte del cuadro que dirige la Revolución Bolivariana.
La entrevista
¿Quién está detrás de estos ataques que vemos contra la
fuerza pública en Venezuela y contra las infraestructuras, son sólo esas caras
visibles de políticos que aparecen en los medios o hay verdaderamente una
fuerza en el mundo que pretende acabar con la Revolución Bolivariana?
Sin lugar a dudas hay una agenda en el seno del mismo Pentágono. Cuyo operador principal es el Comando Sur. Todo esto lo hace directamente y lo hace directamente la embajada de EEUU en Venezuela. Toda esta agresión toda esta política injerencista, todo este tipo de acciones terroristas, tiene su epicentro en la embajada de EEUU. Ahora bien hemos logrado, a partir de la propia movilización popular, frenar esta agenda intervencionista, pero cada vez más se complotan coaliciones de gobiernos de derecha, muy desprestigiados, por cierto, actores políticos, dirigentes de la derecha entreguista, terrorista, fascista y organismos multilaterales, caso OEA, para tratar de posicionar una matriz de que en Venezuela existe un estado de ingobernabilidad y demanda ser tutelado o intervenido para restablecer un supuesto orden quebrantado. Orden que ellos mismos han provocado en los hechos de violencia que se han suscitado en estas últimas semanas en Venezuela. Detrás están estos actores, los más poderosos intereses del imperio norteamericano.
El gobierno de EEUU directamente es el responsable de toda la situación de desestabilización e intento de golpe de estado que se ha dado durante estas últimas semanas.
Sin lugar a dudas hay una agenda en el seno del mismo Pentágono. Cuyo operador principal es el Comando Sur. Todo esto lo hace directamente y lo hace directamente la embajada de EEUU en Venezuela. Toda esta agresión toda esta política injerencista, todo este tipo de acciones terroristas, tiene su epicentro en la embajada de EEUU. Ahora bien hemos logrado, a partir de la propia movilización popular, frenar esta agenda intervencionista, pero cada vez más se complotan coaliciones de gobiernos de derecha, muy desprestigiados, por cierto, actores políticos, dirigentes de la derecha entreguista, terrorista, fascista y organismos multilaterales, caso OEA, para tratar de posicionar una matriz de que en Venezuela existe un estado de ingobernabilidad y demanda ser tutelado o intervenido para restablecer un supuesto orden quebrantado. Orden que ellos mismos han provocado en los hechos de violencia que se han suscitado en estas últimas semanas en Venezuela. Detrás están estos actores, los más poderosos intereses del imperio norteamericano.
El gobierno de EEUU directamente es el responsable de toda la situación de desestabilización e intento de golpe de estado que se ha dado durante estas últimas semanas.
Ahora si ese plan se atrevieran a llevarlo hasta el
final, hasta una intervención militar, destruirían el país o una parte del
país. A quién le sirve un país en esas condiciones?
A nadie. Nosotros evitaremos en lo posible de que ese
escenario, que es el escenario ideal para los intereses de norte américa, se
concrete. Nuestra responsabilidad y nuestro rol histórico es lograr un
desencadenante que conduzca hacia la consolidación de un modelo de paz.
Por ello ha sido fundamental la unión de los pueblos del mundo, y el
relacionamiento que hemos tenido de respeto con todos los pueblos, caso
puntal el ALBA, UNASUR, CARICOM. Con todo y las diferencias que hay con los
gobiernos de derecha, ha habido una suerte de respeto al rol histórico y a la
tradición diplomática de paz que Venezuela tiene.
Nosotros no queremos guerra, pero para evitarla tenemos que prepararnos para ella, prepararnos en todos los campos, en el campo diplomático, en el campo militar, en el campo social, en el campo político y en la misma medida en que nos preparemos, estamos convencidos en que el destino final será la paz absoluta. El proceso democrático que se ha abierto en Venezuela es una vía firme, sólida, garante de ese objetivo supremo que es la vida de la nación y la paz de nuestro pueblo.
Nosotros no queremos guerra, pero para evitarla tenemos que prepararnos para ella, prepararnos en todos los campos, en el campo diplomático, en el campo militar, en el campo social, en el campo político y en la misma medida en que nos preparemos, estamos convencidos en que el destino final será la paz absoluta. El proceso democrático que se ha abierto en Venezuela es una vía firme, sólida, garante de ese objetivo supremo que es la vida de la nación y la paz de nuestro pueblo.
En Perú, Paraguay y Colombia ha habido mucho movimiento
militar estadounidense, se han potenciado esos movimientos. Qué implicaciones
tiene eso para Venezuela?
Nosotros tenemos que mirar hacia adentro, nuestra
fortaleza, una Fuerza Armada con mucha moral y unas instituciones democráticas
fortalecidas y una historia viva. Pero más allá de los gobiernos están los
pueblos, yo estoy convencido que ningún pueblo de estos países, ni el
pueblo del Perú, ni el pueblo de Colombia, ni el pueblo de Paraguay, ni el
pueblo de Argentina, ni el pueblo de Brasil, va a permitir que al hermano
pueblo de Venezuela se le agreda o sobre nuestro pueblo haya algún tipo de
intervención militar que afecte la convivencia pacífica de la región.
Una agresión militar en Venezuela rompería el ciclo pacífico histórico de todo este continente porque estallarían de nuevo movimientos de liberación y ya no serían por la vía democrática.
Una agresión militar en Venezuela rompería el ciclo pacífico histórico de todo este continente porque estallarían de nuevo movimientos de liberación y ya no serían por la vía democrática.
A manera de cierre
Estados Unidos como gobierno, ni sus empresas han podido
recuperar el espacio de influencia y de negocio, con su amplitud
neoliberal en territorio venezolano, como lo era antes de la llegada de la
Revolución Bolivariana. No hay una relación entre los dos gobiernos, por lo
menos no diplomática. Aunque el presidente Maduro ha dicho que se han dado
algunas conversaciones entre negociadores de los dos países. La
permanente confrontación política se traduce en acusaciones mutuas. Pero
existe un modelo de “convivencia económica” que representa ingentes beneficios
para ambos, lo que hace pensar a algunos analistas que está muy lejos una
intervención militar de Estados Unidos en Venezuela.
Pero hay presiones internas apoyadas desde el exterior. Por ejemplo el diputado derechista venezolano Juan Requesens, dijo a principios de julio en una universidad de Miami que "para llegar a una intervención extrajera tenemos que pasar esta etapa", refiriéndose a las acciones violentas y de desestabilización promovidas desde abril, que han dejado más de 90 muertos. También dijo que la oposición venezolana se encuentra en proceso de discusión sobre un plan denominado "hora cero", que abarca una gran movilización sin el retorno de las personas a sus hogares hasta lograr tumbar al gobierno y para evitar que se instale la Asamblea Nacional Constituyente, que daría paso al nacimiento de una nueva República.
Pero hay presiones internas apoyadas desde el exterior. Por ejemplo el diputado derechista venezolano Juan Requesens, dijo a principios de julio en una universidad de Miami que "para llegar a una intervención extrajera tenemos que pasar esta etapa", refiriéndose a las acciones violentas y de desestabilización promovidas desde abril, que han dejado más de 90 muertos. También dijo que la oposición venezolana se encuentra en proceso de discusión sobre un plan denominado "hora cero", que abarca una gran movilización sin el retorno de las personas a sus hogares hasta lograr tumbar al gobierno y para evitar que se instale la Asamblea Nacional Constituyente, que daría paso al nacimiento de una nueva República.