El padre de la Revolución Cubana ha tendido una mano generosa a los pueblos necesitados y ha ubicado la solidaridad y la integración
en el centro de la política exterior de Cuba. Basándose en la
máxima de José Martí “Patria es humanidad”, Fidel Castro ha hecho de la
solidaridad internacionalista un pilar esencial de la política exterior de
Cuba. Así, La Habana brindó apoyo a muchos movimientos revolucionarios e
independentistas en América Latina, África y Asia. Argelia fue la primera que
se benefició de la ayuda cubana en diciembre de 1961. Mientras libraba su
guerra contra el colonialismo francés, Fidel Castro respondió al llamado del
Frente de Liberación Nacional e hizo llegar armas a los independentistas.[1]
Del mismo modo
Cuba desempeñó un papel clave en la lucha contra el apartheid y mandó a cerca
de 300.000 soldados a Angola entre 1975 y 1988 para hacer frente a la agresión
del ejército supremacista de Sudáfrica. El elemento decisivo que puso fin al
régimen racista apoyado por las potencias occidentales fue la estrepitosa
derrota del ejército surafricano en Cuito Cuanavale, en el sureste de Angola,
contra las tropas cubanas en enero de 1988. En el discurso que pronunció en
Matanzas, Cuba, en 1991, Nelson Mandela rindió tributo a Fidel Castro: "Desde sus días iníciales, la Revolución Cubana ha sido
una fuente de inspiración para todos los pueblos amantes de la libertad. El
pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón de los pueblos de África.
Los internacionalistas cubanos hicieron una contribución a la independencia, la
libertad y la justicia en África que no tiene paralelo por los principios y el
desinterés que la caracterizan. Es mucho lo que podemos aprender de su
experiencia. De modo particular nos conmueve la afirmación del vínculo histórico
con el continente africano y sus pueblos. Su invariable compromiso con la
erradicación sistemática del racismo no tiene paralelo. Somos conscientes de la
gran deuda que hay con el pueblo de Cuba. ¿Qué otro país puede mostrar una
historia de mayor desinterés que la que ha exhibido Cuba en sus relaciones con
África […]? ¡Sin la derrota infligida en Cuito Cuanavale nuestras
organizaciones no habrían sido legalizadas! ¡La derrota del ejército racista en
Cuito Cuanavale hizo posible que hoy yo pueda estar aquí con ustedes! ¡Cuito
Cuanavale marca un hito en la historia de la lucha por la liberación del África
austral!" [2]
Nelson Mandela y Fidel Castro
Thenjiwe
Mtintso, embajadora de Sudáfrica en Cuba, recordó la verdad histórica a
propósito del compromiso de Cuba en África: “Hoy Sudáfrica tiene muchos amigos
nuevos. Ayer estos amigos se referían a nuestros líderes y a nuestros
combatientes como terroristas y nos acosaban desde sus países a la vez que
apoyaban a la Sudáfrica del apartheid. Esos mismos amigos hoy quieren que
nosotros denunciemos y aislemos a Cuba. Nuestra respuesta es muy simple, es la
sangre de los mártires cubanos y no de estos amigos la que corre profundamente
por la tierra africana y nutre el árbol de la libertad en nuestra Patria”.[3]
Henry Kissinger,
secretario de Estado de Estados Unidos de 1973 a 1977, planificó bombardear a
Cuba tras su intervención en África. “Si decidimos usar la fuerza militar
debemos conseguir la victoria. No podemos hacer las cosas a medias”, declaró al
General George Brow del Estado Mayor el 24 de marzo de 1976. Durante su
encuentro con el presidente Gerald Ford, Kissinger se mostró más preciso: “Creo
que vamos a tener que aplastar a Castro. Pero probablemente no podremos actuar
antes de las elecciones [presidenciales de 1976]”. “Estoy de acuerdo”, replicó
el presidente Ford.[4] Kissinger deseaba a cualquier precio proteger al régimen
del apartheid: “Si los cubanos destruyen Rodesia, Namibia será la próxima en la
lista y luego Suráfrica. Si realizan un movimiento hacia Namibia o Rodesia,
tendremos que pulverizarlos”. Secretamente elaborado por el Grupo de Acciones
Especiales de Washington, el plan preveía bombardeos estratégicos, minar los
puertos y una cuarentena de Cuba. No obstante, a pesar de esa hostilidad,
Kissinger no pudo contener su admiración hacia el líder histórico de la
Revolución Cubana. Según él, “era probablemente el más genuino líder
revolucionario entonces en el poder”[5].
En efecto, durante
décadas, Cuba fue el santuario de los revolucionarios del mundo entero, los
cuales se formaron y se robustecieron en la isla. Fidel Castro también acogió a
los exilados políticos de todos horizontes perseguidos por las dictaduras
militares apoyadas por Washington. La Isla del Caribe también se convirtió en
refugio de los militantes políticos acosados en Estados Unidos, como algunos
miembros de las Black Panthers.[6]
Escuela Latinoamericana de Medicina
Fidel Castro
siempre hizo de la solidaridad humanitaria internacional un pilar fundamental
de la política exterior de Cuba. Así en 1960, incluso antes del
desarrollo de su servicio médico y aunque acababa de perder a 3.000 médicos
(que decidieron emigrar a Estados Unidos tras el triunfo de la Revolución en
1959) de los 6.000 presentes en la isla, Cuba ofreció su ayuda a Chile tras el
terremoto que destruyó el país. En 1963 el Gobierno de La Habana mandó su
primera brigada médica compuesta de 55 profesionales a Argelia para ayudar a la
joven nación independiente a enfrentar una grave crisis sanitaria. Desde esa
fecha, Cuba ha extendido su solidaridad al resto del mundo, particularmente a América
Latina, África y Asia.[7]
Hoy cerca
de 51.000 profesionales de la salud cubanos, entre ellos 25.500 médicos de los
que un 65% son mujeres, trabajan en 66 países del mundo. Desde el triunfo de la
Revolución, Cuba realizó cerca de 600.000 misiones en 158 países, con la
participación de 326.000 profesionales de la salud. Desde 1959 los médicos
realizaron más de 1.200 millones de consultas médicas, asistieron 2,3 millones
de partos, efectuaron 8 millones de operaciones quirúrgicas y vacunaron a más
de 12 millones de mujeres embarazadas y niños.[8]
Por otra parte, Cuba ha formado a varias generaciones de
médicos de todo el mundo. En total la isla formó a 38.920 profesionales de la
salud de 121 países de América Latina, África y Asia, particularmente mediante
la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) fundada en 1999. Además de los
médicos que cursaron sus estudios en la ELAM en Cuba (cerca de 10.000 graduados
cada año), La Habana contribuye a la formación de 29.580 estudiantes de
medicina en 10 países del mundo.[9]
La Operación Milagro es
emblemática de la política solidaria de La Habana. Según la Organización
Mundial de la Salud (OMS), hay actualmente cerca de 285 millones de personas
víctimas de deficiencia visual en el mundo, entre ellas 39 millones de ciegos y
246 millones que presentan una disminución de la agudeza visual. Casi el 90%
viven en países del Tercer Mundo. Cerca del 80% de las deficiencias visuales
son curables, señala la organización, y agrega que “la catarata sigue siendo la
primera causa de ceguera”. Estas enfermedades oculares afectan en primer lugar
(65%) a personas de más de 50 años (20% de la población mundial), un porcentaje
que crecerá con el envejecimiento de la población, pero también a 19 millones
de niños.[10]
Frente a esta constatación,
Fidel Castro decidió lanzar en julio de 2004 una amplia campaña humanitaria
continental bajo el nombre de Operación Milagro con la ayuda de Venezuela.
Consiste en operar gratuitamente a los latinoamericanos pobres que padecen
cataratas y otras enfermedades oculares, pero que se encuentran en la
imposibilidad de financiar una operación que cuesta entre 5.000 y 10.000
dólares según los países. Esta misión humanitaria se ha extendido a otras
latitudes (África, Asia). La Operación Milagro incluye la participación de 165
instituciones cubanas. Dispone de 49 centros oftalmológicos en 15 países de
América Latina y el Caribe (Cuba, Venezuela, Ecuador, Haití, Honduras, Panamá,
Guatemala, San Vicente y las Granadinas, Guyana, Paraguay, Granada, Nicaragua y
Uruguay). [11] Desde 2004, cerca de 3 millones
de personas de 35 países recobraron la vista.[12]
Con respecto a
la educación Cuba elaboró el programa de alfabetización “Yo, sí puedo” en 2003
a propuesta del propio Fidel Castro, con el fin de erradicar el analfabetismo
en el mundo. Según la UNESCO hay en el mundo 796 millones de adultos
analfabetos, o sea el 17% de la población mundial. Más del 98% se encuentra en
los países del Tercer Mundo. Las dos terceras partes son mujeres. La UNESCO
lanzó entonces un llamado para reducir en un 50% el número de analfabetos para
2015. El organismo de la ONU señala que los progresos realizados en este campo
“fueron en el mejor de los casos decepcionantes y en el peor esporádicos”.
Según la UNESCO, “para revertir esta tendencia es necesario que los gobiernos
del mundo actúen con determinación”.No
obstante la UNESCO revela una excepción: América Latina y el Caribe. Esta
excepción se debe en parte al Programa Yo,
sí puedo:"El programa Yo, sí puedo, que creó en 2003 el Gobierno cubano ha tenido amplios
resultados […]. Aplicado en 12 de los 19 países de América Latina en 2008,
forma parte de estrategias más amplias a favor de la alfabetización universal
en el Estado Plurinacional de Bolivia, en Ecuador, en Nicaragua, en Panamá y en
la República Bolivariana de Venezuela."[13].
Misión de Milagro
Basado en la
filosofía de José Martí resumida en la siguiente cita: “Todo hombre tiene
derecho a educarse y en pago contribuir a la educación de los demás”, el
Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño de Cuba lanzó el programa “Yo,
sí puedo” en 2003, destinado a alfabetizar a los adultos iletrados. La
adquisición de las capacidades de lectura, escritura y aritmética es
indispensable para disfrutar de una plena ciudadanía. Constituye el primer
baluarte contra la exclusión y la pobreza y lleva a la realización de lo que
Martí llamó “la plena dignidad del hombre”. La UNESCO subraya que “la educación
salva vidas: la tasa de mortalidad infantil baja cuanto más se eleva el nivel
escolar de la madre”. Así, si todas las mujeres hicieran estudios secundarios
se salvarían 1,8 millones de niños al año. Del mismo modo la salud de los niños
estaría más protegida: “Es menos probable que los niños cuya madre ha hecho
estudios manifiesten un retraso de crecimiento o una insuficiencia ponderal”. [14]
El programa “Yo,
sí puedo” se aplicó con éxito en Venezuela, donde se alfabetizó a más de 1,5
millones de personas, en Bolivia, en Ecuador y en Nicaragua, que son las únicas
naciones latinoamericanas que se han librado del analfabetismo en la última década,
según la UNESCO. También se utiliza en otros países del continente y del mundo,
como Nueva Zelanda, y se aplica en varios idiomas entre ellos el francés y los
idiomas indígenas (guaraní, maorí).
El programa “Yo,
sí puedo” se utiliza también en España. La ciudad de Sevilla pidió los
servicios de los profesores cubanos, bajo la coordinación del Profesor Carlos
M. Molina Soto, para enseñar a leer y escribir a sus ciudadanos. [15] Después de un estudio realizado por la alcaldía se
descubrió que 34.000 de los 700.000 habitantes de la capital andaluza eran
totalmente analfabetos. En dos años 1.100 adultos se alfabetizaron en los
treinta centros de alfabetización que se abrieron en la ciudad. Otros
municipios de España, país que cuenta con 2 millones de analfabetos, estudian
las posibilidades de aplicar el método cubano en su territorio.[16]
En Australia el
método de alfabetización se utiliza para las poblaciones aborígenes –el 60% son
analfabetos funcionales– que aprenden a leer y escribir en tres meses. Además
de la lectura, de la escritura y del álgebra de base, Cuba les ofrece la
posibilidad de aprender a usar las nuevas tecnologías[17]. Sin embargo Australia ocupa el segundo puesto mundial
en términos de desarrollo humano, justo detrás de Noruega.[18]
El programa “Yo,
sí puedo” recibió el Premio de Alfabetización Rey Sejonh de la UNESCO en 2006
por su aporte a la educación de la humanidad. Irina Bokova, directora general
de la organización de la ONU, alabó el método subrayando su carácter ejemplar
de cooperación Sur-Sur.[19] En efecto, desde 2003, el programa permitió que nueve millones de personas de cinco
continentes diferentes aprendieran a leer y escribir.[20]
En términos de
solidaridad, Fidel Castro hizo de Cuba el modelo a seguir, demostrando que es
posible contribuir a mejorar la suerte de los más desfavorecidos del planeta.
Al ubicar la generosidad hacia los más humildes en el centro de su acción
internacional, el líder de la Revolución Cubana se convirtió en el símbolo del
internacionalismo desinteresado.
*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la
Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la
Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre
Cuba y Estados Unidos. Su último libro
se titula Cuba, the Media, and the
Challenge of Impartiality, New York, Monthly Review Press, 2014, con un
prólogo de Eduardo Galeano. http://monthlyreview.org/books/pb4710/Contacto: [email protected] ; [email protected]Página Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel
[1] Cuba Defensa, «Misiones militares internacionalistas
cumplidas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de la República de Cuba»,
2014. http://www.cubadefensa.cu/?q=misiones-militares (sitio consultado el 23 de febrero de
2015)
[2] Salim Lamrani, Cuba. Ce que les
médias ne vous diront jamais, Paris, Editions Estrella, 2009, prólogo.
[3] Piero Gleijeses, «Cuito Cuanavale:
batalla que terminó con el Apartheid», Cubadebate,
23 de marzo de 2013.
[4] The National Security Archive, « Kissinger Considered Attack on Cuba
Following Angola Incursion”, 1 de octubre de 2014, George Washington University. http://www2.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB487/ (sitio consultado el 21 de febrero
de 2015).
[5] Henry Kissinger, Years of Renewal, New York,
1999, p.785 in Piero Gleijeses,
“Carta a Obama”, Cubadebate, 3 de
febrero de 2014.
[6] The Guardian, “New Jersey hopes Cuba-US relations thaw will help
extradite former Black Panther”, 18 de diciembre de 2014.
[11]
Ministerio de Relaciones Exteriores, «Celebra Operación Milagro cubana en
Guatemala», República de Cuba, 15 de
noviembre de 2010. http://www.cubaminrex.cu/Cooperacion/2010/celebra1.html (sitio consultado el 15 de febrero
de 2013); Operación Milagro, « ¿Qué es la Operación
Milagro? ». http://www.operacionmilagro.org.ar/ (sitio consultado el 15 de febrero
de 2013).
[15]
Correspondencia con el Profesor Carlos M. Molina Soto, 17 de noviembre de 2011.
[16]
Antonio Rodrigo Torrijos, “Torrijos pregunta en el pleno del Ayuntamiento sobre
el futuro de Yo, sí puedo”. Al pleno del Ayuntamiento de Sevilla”, 15 de
septiembre de 2011. Véase también Cubainformación, « Alfabetización
cubana en Sevilla », 7 de febrero de 2008. http://www.cubainformacion.tv/index.php?option=com_content&task=view&id=3286&Itemid=86
(sitio consultado el 12 de abril de 2008).
[17] EFE, « Un método desarrollado en Cuba enseña a leer y a
escribir a aborígenes australianos », 1 de julio de 2012.
[18] Programme des
Nations-unies pour le développement, « Indice de développement humain IDH,
classement 2011 », 2011. http://hdr.undp.org/fr/statistiques/ (sitio
consultado el 15 de febrero de 2013).
Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, the Media, and the Challenge of Impartiality, New York, Monthly Review Press, 2014, con un prólogo de Eduardo Galeano.
[email protected] ; [email protected]