Estados Unidos en la encrucijada en Venezuela
El presidente Donald Trump parece dispuesto a recurrir a la “sorpresa de octubre”, en la cual Venezuela sería el objetivo de sus maquinaciones bélicas para apuntalar su afán reeleccionista en noviembre, según denuncias de Caracas y de reputados analistas internacionales.
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Estados Unidos en la encrucijada en Venezuela
Es un secreto a voces que recurrirán a una acción desesperada para reunir a los estadounidenses alrededor del presidente, algo tradicional en mandatarios que aspiran a reelegirse y los números les son adversos.
Una agresión militar a Venezuela, patrocinada por el Pentágono, podría llevarse a cabo antes de las elecciones del 3 de noviembre, denunció un análisis del periodista Ángel Guerra publicado en el diario mexicano La Jornada.
Colombia es la cara visible de los aprestos luego de que ese país alojara siete bases militares estadounidenses que serían punta de lanza contra la nación vecina y otros estados de la región, aunque también en Brasil y otras naciones calientan los “tambores” de la guerra.
Samuel Moncada, embajador de Venezuela ante la ONU, denunció meridianamente los aprestos y apuntó que los órganos de propaganda de Washington ya promueven la fuerza multinacional invasora contra su país, la cual sería ocupación militar pero sin la presencia visible del Pentágono en primera fila.
Son los ejércitos de Colombia y Centroamérica los que harán el trabajo sucio, dijo Moncada en otro mensaje, y previno que la fase superior de agresión contra su país ya está en marcha, cuya campaña de máxima presión… pasa a la dimensión militar.
“Buscan la ‘sorpresa de octubre’ tuiteo y citó un artículo del portal conservador Washington Examiner donde se aprecian las insinuaciones del jefe del Comando Sur de Estados Unidos, almirante Craig Faller, y de Phil Gunson, de International Crisis Group, acerca de una eventual invasión.
Con ese objetivo son frecuentes los viajes de personeros de la Casa Blanca por la región buscando apoyo y comparsa. En ese escenario destacó una reunión del presidente Iván Duque con Faller, Robert O’Brien, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, su adjunto para América Latina, el cubanoestadunidense Mauricio Claver-Carone, hoy impuesto para dirigir en Banco Interamericano de Desarrollo y el embajador estadounidense allí Phillip Goldberg.
Como era obvio, ‘la situación de Venezuela’ estuvo como primer tema aunque fue adornado con otros como el narcotráfico y la inmigración, todos ellos aupados para “justificar” un escenario de guerra contra los venezolanos.
A eso se suma el odio del senador cubanoestadunidense Marco Rubio, quien agita la campaña de Trump para convencer al presidente de invadir Venezuela con el fin de conseguir los 29 votos electorales de Florida:
Sergio Rodríguez Gelfenstein, académico y analista venezolano, estima que se hace más evidente que nunca que la política exterior de Washington no puede obtener logros a través de las vías diplomáticas proclives a la negociación y el diálogo y solo se puede imponer a través del sometimiento, la fuerza, la amenaza y el chantaje.
Es evidente el fracaso de la estrategia del Departamento de Estado de Estados Unidos para Venezuela en el plano político.
En las últimas semanas indultos a opositores y otras acciones políticas adoptadas por el gobierno del presidente Nicolás Maduro restaron argumentos a los planes agresivos, aunque la amenaza existe y se hace cada vez más evidente cuando personeros de Washington se desplazan por América Latina buscando apoyo.
En ese contexto, el secretario norteamericano de Estado, Mike Pompeo, visitó la ciudad brasileña de Boa Vista, fronteriza con Venezuela, donde realizó un acto hostil contra el gobierno constitucional de Maduro, denunció el portal Brasil 247.
Con la complicidad del gobierno de Jair Bolsonaro, el también exjefe de la CIA, buscó “engrasar” los planes de agresión, ya ensayados desde hace años en ejercicios de “presuntas asistencias humanitarias” desde la frontera brasileña, y en la que participaron varios ejércitos de la región e incluso efectivos de la OTAN.
La presencia del secretario de Estado en la frontera entre Brasil y Venezuela busca escalar la agresión, estiman diversas fuerzas sociales brasileñas, que ven en esa acción otro acto mediático destinado a promover los intereses electorales del Partido Republicano en vísperas de las elecciones en ese país.
Pompeo incluyó en su gira a otras naciones como Surinam, Guyana y Colombia, esta última como Brasil, aliadas de la Casa Blanca en su hostilidad hacia Venezuela.
Llama la atención también que recientemente Honduras accedió a que más de 60 militares puertorriqueños llegaran al país para reforzar los operativos del Comando Sur de EE.UU. en materia de seguridad, algo que puede apuntar a Venezuela, ya que esa nación centroamericana es considerada como el perfecto “portaviones” para las misiones norteamericanas en Sudamérica.
Mientras los venezolanos están preparados para responder a cualquier agresión, el sitio digital theamericanconservative.com señala que Washington necesita abandonar su política sin salida de Venezuela, que al final en nada sirve a su interés.
Un análisis suscrito por Daniel Larison, editor senior de TAC, acentúa que la política de la Casa Blanca llegó a una encrucijada. Los responsables en Washington tienen dos caminos ante ellos: pueden continuar por el camino de la "máxima presión" y el traqueteo de sables, o pueden elegir un camino de pragmatismo, apoyando negociaciones más flexibles hacia una transición democrática en las urnas como proponen las autoridades de Caracas.
Es obvio que sectores conservadores cercanos a Trump continuarán apostando por la máxima presión y finalmente una intervención militar en la que una comparsa de naciones serviles favorecerá la estrategia estadounidense.
Ojalá que esa no sea la opción que prime, pues los venezolanos están preparados y armados para una guerra interminable.