¿Por qué Arabia Saudita se niega a dialogar con Irán?
No hay señales positivas en las relaciones entre Arabia Saudita e Irán, tampoco hay indicios en el horizonte de haber un fin de las tensiones y el conflicto entre las dos partes, y no parece que Riad está recibiendo en serio los llamados de mediación, entre ellos lo que ha ofrecido Qatar sobre la mediación entre Irán y Estados del Golfo.
Sin embargo, se repiten las declaraciones iraníes de que el país está dispuesto al diálogo con Riad, la última de las cuales es lo que expresó el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán, Saeed Khatib Zadeh, que su país ha ignorado algunos de los errores de Arabia Saudita y está listo para dialogar con él sobre sus temores, que losdescribió como elusiones. Mientras, Arabia Saudita se adhiere a su posición de que los llamamientos iraníes no son serios, y esto plantea preguntas sobre los motivos sobre el rechazo de Riad a comenzar un diálogo directo con Teherán o abrir las puertas a un arreglo político sobre las cuestiones pendientes en la región, a pesar de la pérdida que ha sufrido de Arabia Saudita en muchos archivos, incluido el fracaso en aislar el movimiento "Ansar Allah" o lograr sus objetivos en la guerra en Yemen, y su pérdida en Líbano, Iraq y Siria.
De hecho, son estas pérdidas hacen que Arabia Saudita sea más complicada para aceptar el diálogo.
Para Arabia Saudita, el asunto con Irán no es solo cuestión de rivalidad, sino es asunto de lucha por la existencia. Más precisamente, no hay lugar en la diplomacia saudí para el concepto de compartir poder, y Arabia Saudita no acepta una fuerza que lidera el mundo islámico con ellos, lo que explica su tensa relación con Ankara y su máxima rivalidad con Irán.
Algunos preguntan: ¿y si se reconcilia Arabia Saudita con Qatar? De hecho, la disputa con Doha no se basa en compartir influencias, sino que Qatar ha abandonado la casa del Golfo, liderada por Riad, y las políticas de Doha no son coherentes con la visión de Riad. Mientras, la retirada saudí respecto a su posición hacia Qatar se deriva del intento de contener a Doha, para un mayor beneficio, que es enfrentar a Irán.
Por otro lado, hay quienes creen que lo que trae a Arabia Saudita a la mesa de negociaciones no son las pérdidas, sino unas concesiones que conservan su lugar como centro importante en el mundo árabe e islámico, y no como parte de este centro.
Sin embargo, al observar los equilibrios en algunos países de la región, es evidente que la ecuación ha cambiado y se ha convertido en una ecuación dolorosa para un país del tamaño de Arabia Saudita, ya que es una parte en Yemen después de ser un centro, y una parte de los conflictos en el Líbano e Iraq. Mientras en Siria han sufrido una gran pérdida.
Por lo tanto, Arabia Saudita rechaza y se resiste a este cambio, ya que es un cambio en el nivel de influencia y seguridad, y en la práctica, Riad está rodeada por la influencia iraní en Iraq desde el norte y desde el sur en Yemen.
Esto explica la "Ferocidad" saudí al confrontar a Irán entre tratar de recuperar la influencia perdida, desmantelar el cordón de bloque y llegar lejos bajo los auspicios de la normalización del Golfo con "Israel".
Por lo tanto, lo que busca el Golfo es formar un frente entre ´´Israel´´ y el Golfo para presionar a la administración Biden con respecto al regreso al trabajo o negociar el acuerdo nuclear con Irán por un lado, y un intento de socavarlo por el otro.
En la cumbre de Al-Ula, los estados del Golfo expresaron explícitamente: “El Golfo debería participar esta vez en las próximas negociaciones entre la administración Biden e Irán sobre un nuevo acuerdo nuclear, con el fin que garantice buscar una soluciones a las capacidades de misiles de Irán y su actividad desestabilizadora en la región". Mientras, el ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, el príncipe Faisal bin Farhan, subrayó que no hay entendimiento con Irán antes que este último cambie su comportamiento en la región.
Por otro lado, Arabia Saudita dio señales positivas a Qatar para que procediera con el papel de mediación con Turquía, y no está claro si Riad está buscando entendimientos fundamentales o diálogo con los turcos para reducir las tensiones, pero lo que está claro es que este último busca arreglos temporales con algunos rivales.
Lo que más necesita Arabia Saudita en esta etapa es estirar los nervios para saber cómo tratar con la administración de Biden, con el fin de reducir la pérdida de las ganancias que obtuvo durante el mandato de Trump, quien fue estricto con Irán, al poner fin al acuerdo nuclear y endurecer las sanciones en su contra, y permitir el continuo de la guerra contra Yemen con el pretexto de enfrentar la influencia persa en él.
Mientras tanto, parece que la política de Biden es lo opuesto a todo eso, por lo que esperamos que presione para detener la guerra en Yemen; la guerra que llevó a resultados desastrosos sin muchos logros, y un regreso a la cuadratura del acuerdo nuclear, y reducir las sanciones, para alentar a Irán a negociar.
Todo esto no anima a Riad a entablar un diálogo, sino que aumenta el nivel de preocupación que tiene por la influencia y la seguridad.
Por lo tanto, no habrá diálogo en el horizonte con Irán por parte de Arabia Saudita, ni iniciativas y ni deseo de aceptar la mediación, sino, la confrontación será la primera opción para Riad.
Todo esto plantea preguntas sobre el futuro del conflicto en lugar de ir al diálogo, y sobre el precio y las posibilidades, así como las repercusiones de la presencia israelí en la región del Golfo.
La pregunta principal es sobre el punto desde el que comenzará la conciliación ¿será antes o después de una guerra? porque las perspectivas de diálogo y conciliación parecen lejos por lo menos hasta ahora.