Cuba y la moralidad de Biden
Joe Biden se siente demócrata. Así se ha sentido en su bregar político por Washington. Cree en Dios y por ende, supongo, en la justicia divina. Asiste al culto, ora y cumple con el diezmo. Es un ejemplo, dicen, de fuerza y fe.
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Cuba y la moralidad de Biden
Biden también conoce el dolor, tal vez no el de Cristo, que es el dolor del sacrificio por el otro, pero sí el familiar, que también desgarra.
Biden es hoy presidente de una gran nación, de una inmensa nación, construida sobre el empeño y la codicia, sobre el sudor y la sangre. Es el emperador de un colosal Imperio que dio su primer zarpazo, como presagió José Martí y patentizó Vladimir I. Lenin, sobre Cuba, Puerto Rico y las Filipinas.
Hoy Cuba es libre, pecado imperdonable en las catedrales imperiales. Hoy la Isla insumisa salva con su ciencia a millones de sus hijos, mientras llora por los perdidos, por los que no pudieron ser arrancados de las fauces de la pandemia.
Pandemia y moral
En abril de 2020, justo cuando se celebraba el domingo de resurrección de Cristo, el Papa Francisco rezó para dar fuerza y esperanza a los trabajadores de la salud que en todo el mundo salvaban vidas; y pidió a los países poderosos condonar las deudas y levantar las mal llamadas sanciones contra otros estados. “No es tiempo para la indiferencia”, sentenció el sucesor de Pedro.
Han pasado 17 meses desde el llamado papal y su palabra no ha sido escuchada en el Imperio. Estados Unidos mantiene un bloqueo económico, comercial y financiero contra la Isla que dura 60 años y no ha sido levantado, ni siquiera parcialmente, durante la pandemia. Por el contrario, el católico Biden no ha desactivado las 243 medidas adicionales de asfixia económica que su antecesor, Donald Trump, impuso contra el pueblo cubano.
Justo un mes después del clamor del Pontífice, el presidente Miguel Díaz-Canel llamó a los científicos formados por la Revolución a trabajar intensamente para lograr una vacuna cubana contra la Covid-19.
El mandatario hizo este pedido basado en tres razones fundamentales: a pesar de las limitaciones económicas, Cuba tiene un capital científico capaz de tamaña proeza; ante el plan estadounidense de utilizar la pandemia para debilitarlo, el país debía tener soberanía total, especialmente en la inmunización, pues Washington haría todo los posible por impedirle a los cubanos acceder a las vacunas. Y como tercer elemento, la isla antillana cumpliría con su deber moral y científico en el esfuerzo global por lograr la protección frente a la Covid-19; mientras sus médicos aliviaban el dolor y superaban la muerte en decenas de países en todos los continentes.
Hoy, la mayor de Las Antillas cuenta con tres vacunas anticovid y dos candidatos. Más del 82 % de la población tiene al menos una dosis de los diferentes esquemas de inmunización existentes que incluyen además, a los niños mayores de 2 años, sector poblacional que está siendo inoculado masivamente. Cuba será el primer país en la región de las Américas que tendrá toda su población inmunizada en 2021. Cuba está venciendo la Covid-19.
Pero todo ha sido duro para el país caribeño. Para producir vacunas y candidatos, se necesitan como promedio unos 10 mil componentes que son fabricados por unas 300 empresas radicadas en 30 naciones. Este universo de proveedores es objeto de presiones y sanciones por parte de Estados Unidos para que no comercien con La Habana, lo que encarece las operaciones y extiende los tiempos en el acceso a los productos.
En el caso de los medios de cultivo, estos demoran en llegar 24 DÍAS desde mercados lejanos. Si pudieran ser comprados en Estados Unidos, demorarían 17 HORAS.
Esta realidad ha impactado en el ritmo de producción de los inmunógenos cubanos y en el ritmo de la campaña de inmunización. La cifra de vacunados que muestra hoy debió alcanzarse desde agosto, y esto tiene como causa principal la guerra económica de Estados Unidos contra la Isla.
¿Cuántas vidas hubiera podido salvar el sistema de salud cubano si no sufriera los estragos del bloqueo de Washington.?
Cientos de cubanos pudieron sobrevivir si se hubiera contado con más y prontos recursos en la estrategia sanitaria, la que, a pesar de todo, ha sido muy efectiva si se comparan las cifras de la Isla con las de la región y el mundo. La letalidad en Cuba es de 0,84%, mientras que la del orbe es de 2,05% y en las Américas de 2,46%.
En una audiencia del Parlamento cubano, el Dr. Yuri Valdés, director del prestigioso Instituto Finlay de Vacunas conminó a “emplazar al gobierno de estadounidense o decirle (a Biden); tú puedes ser la diferencia entre fallecidos y no fallecidos” en Cuba.
Mantener el cerco económico y negarse a levantar al menos las 243 medidas adicionales de Donald Trump, acentúan el carácter inmoral y genocida de esa política imperial y señalan a Biden como responsable material y moral del sufrimiento de las familias cubanas en estos últimos meses. ¿Tendrá que hablarle el propio Cristo al indiferente, católico y demócrata Biden para que cumpla al menos los 10 mandamientos?