Palestina: Un gran pueblo... y un liderazgo disminuido
La historia del pueblo palestino con su liderazgo mediocre es una vieja historia que se remonta al menos a cien años y no comenzó con este grupúsculo derrotado en Ramallah, de hecho, es más antigua, es una cuestión relacionada con el colonialismo mismo, con la cultura, la educación, el balance de fuerzas locales, las clases sociales y los partidos y, sobre todo, con las contradicciones internas y su esencia social de clase.
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"Revolución hasta la victoria" - 1968, Shafiq Radwan (Gaza).
Desde que el pueblo palestino fue víctima de una agresión colonial protagonizada por las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial, queriendo desarraigarlo de su tierra natal, convirtiéndolo en “carne de cañón”, con el fin de establecer la entidad sionista en Palestina como base del imperialismo, de las fuerzas del colonialismo y la hegemonía, este pueblo se enfrentó, a las bandas sionista asesinas y criminales y a una coalición dirigida por Bretaña, Francia y los Estados Unidos, que posee todos los medios y el armamento; este pueblo combatiente inició una acción revolucionaria tras otra, y un levantamiento tras otro, y pudo imponer su presencia, conservar su identidad y permanecer en medio de la batalla, sin permitir que todos estos enemigos salgan favorecidos en esta batalla, así como no izó la bandera blanca, lucho a pesar de lo que soportó el dolor y sacrificios; este pueblo está consciente a través de su experiencia histórica y de su profundo sentido de la realidad de que se encuentra en la primera fila de una gran batalla librada por una gran civilización, una nación árabe que emergió por debajo del control y del dominio otomano, para encontrarse bajo el yugo de un colonialismo extranjero y de una tiranía interna de un nuevo estilo.
“Una revolución hasta la victoria” - 1968, Shafic Radwan (Gaza)
Algunos pueden preguntar: ¿Cómo es que el pueblo palestino acepta un liderazgo mediocre como lo es la Autoridad Autónoma y Mahmoud Abbas en Ramallah? La misma pregunta también es válida para todos los pueblos que aceptan su propio sistema político ilegitimo; ¿Cómo acepta el gran pueblo egipcio el régimen de El Sisi? ¿Cómo acepta el pueblo libanés el sistema sectario de cuotas? La anterior pregunta no se le debe dirigir al pueblo, y esto tiene mucha carga de picardía y superficialidad, la Autoridad Palestina es parte integral del proyecto colonial sionista y es una herramienta para liquidar y eliminar la causa; más bien es una pregunta que debe ser dirigida a las fuerzas políticas que se presentan como corrientes de la resistencia y de liberación, y a los movimientos de oposición distintos a la autoridad y a su proyecto, quienes señalan en su programa teórico que quieren derrotar al proyecto sionista y liberar Palestina desde el río hasta el mar, ¡y después atienden al primer llamado - o citación - emitida por el jefe de la autoridad corrupta y se apresuran para atenderla asistiendo a “reuniones bilaterales” y a falsas “rondas de reconciliación”!
La historia del pueblo palestino con su liderazgo mediocre es una vieja historia que se remonta al menos a cien años y no comenzó con este grupúsculo derrotado en Ramallah, de hecho, es más antigua, es una cuestión relacionada con el colonialismo mismo, con la cultura, la educación, el balance de fuerzas locales, las clases sociales y los partidos y, sobre todo, con las contradicciones internas y su esencia social de clase y no es ajena a las alianzas y fuerzas foráneas que están directamente relacionadas con el fortalecimiento y el apoyo a un bloque de poder a expensas de otro.
La pregunta es: ¿Qué clases sociales y segmentos deciden y determinan el curso de la causa? ¿Qué fuerzas poseen el poder de decisión política y trazan las directrices del movimiento nacional? La esencia de la contradicción no es entre un “pueblo” y una “dirigencia”, sino entre las clases populares palestinas empobrecidas y una clase dominante cuyos intereses están vinculados con el colonizador y está dispuesta a conducir al noventa y nueve por ciento del pueblo de una catástrofe. a una catástrofe mayor, con el fin de preservar sus privilegios de clase, sus palacios y sus intereses; una vez más, si algún ciudadano árabe se hace esta misma pregunta y reflexiona sobre su realidad local y nacional, encontrará la respuesta clara ante sí.
Los líderes y dirigentes palestinos representan los estratos de clase que, durante casi un siglo, se hicieron con el liderazgo de la sociedad, el pueblo y la revolución y establecieron el Comité Superior Árabe y dominaron la Organización para la Liberación y las instituciones y órganos de la Autoridad; estos segmentos tienen consignas y símbolos que cambian en cada etapa; no es de extrañar que las familias sean casi las mismas, pero su desempeño cambia de forma con el cambio en los modos de producción, y con el cambio de su relación con el colonialista extranjero y con los regímenes de tutela reaccionarios y posteriormente con el ocupante sionista, pero en todos los casos ocupa la misma posición central con poder de decisión.
El gran bloque popular palestino que encendió la intifada no busca un “estado” sino que lucha por el retorno y la liberación de la tierra, la recuperación de los derechos y la propiedad usurpada.
Esta minoría que posee en la política el poder de decisión, nos conduce después de cada etapa, batalla, revolución o levantamiento, a una gran catástrofe; esto sucedió a manos de los “pachas” (caudillos), los grandes terratenientes palestinos y libaneses, y los comerciantes que participaron en el aborto de la revolución de 1936-1939; lo mismo sucedió en 1947, y en las etapas posteriores, hasta llegar al proceso del aborto de la gran Intifada (1987 - 1993) y del levantamiento popular armado (2000 - 2005); mientras siga esta minoría de clase, que posee dinero e influencia, y la que no excede su número unos pocos cientos, excluyendo y reprimiendo a la mayoría popular palestina, y tenga en sus manos el poder de decidir la política palestina, nuestro pueblo seguirá cosechando más decepciones; la solución no radica en el remplazo de unas personas por otras, sino que la solución está en el dominio de otro enfoque contrario, y el dominio de un proyecto político, económico y cultural alternativo.
La mayoría popular palestina perdió casi todo, incluida su posición “natural” en la “revolución”, en la Organización para la Liberación de Palestina y en el “proyecto nacional palestino”, a manos de la clase que representa a los grandes capitalista quienes lo controlan todo; fueron las clases populares las que asentaron los cimientos de la revolución y de la Organización para la Liberación, y todavía pagan el precio, ¡actualmente se encuentran marginados, al borde del camino! Sí, estas clases combatientes y trabajadoras en la Palestina ocupada y la diáspora, de trabajadores, campesinos, pescadores, maestros, abogados, ingenieros, estudiantes, artesanos, propietarios de fábricas, talleres y pequeños proyectos nacionales, fueron los que cargaron con el peso de la revolución, la Intifada (el levantamiento) y la acción armada, y son los adversarios históricos de quienes habitan en los lujosos palacios y del ente sionista, y son los principales interesados en poder cristalizar el proyecto nacionalista: el retorno y la liberación.
Este gran bloque popular palestino que encendió la revolución - la intifada - no busca un “estado”, sino que lucha por el retorno y la liberación de la tierra, la recuperación de los derechos y la propiedad usurpada ¿Cómo pueden las clases, los grupos pobres y los grupos marginados sin armas retomar la revolución traicionada?
La falta de una estrategia política alternativa del movimiento de la resistencia palestina, que supuestamente exprese las aspiraciones y exigencias del pueblo, se deriva, por un lado, de la ausencia de un diálogo interno, y por el otro, de la hegemonía de una clase palestina que coloca obstáculos y trabas que impiden la participación popular palestina y el nacimiento o el establecimiento de un frente nacionalista unido para lograr el retorno y la liberación, impidiendo que nuestro pueblo participe en la toma de decisiones políticas y la adopción de opciones nacionalistas alternativas; hemos observado como es el resultado de la “democracia” bajo las bayonetas de la ocupación, en las elecciones ganadas por el Movimiento Hamas, las cuales expusieron a toda la población de Gaza al asedio y a cinco guerras; y si asumimos que el pueblo palestino decidió reemplazar su liderazgo y elegir a otro, ¿Podría hacerlo después de que fueran confiscados todos los mecanismos de cambio y marginadas las instituciones nacionales que se han convertido en un latifundio privado cuya decisión y destino está determinado por un puñado de corruptos y símbolos de la coordinación de seguridad con el enemigo?
¡Estamos ante una política sistemática de exclusión por parte de los monjes de Oslo, expresada por una autoridad corrupta que no solo priva a nuestro pueblo de su derecho a participar, sino que también lo empuja a enajenar su patria, privándolo de su causa, ¡aunque lo convoque para que celebre el día de la independencia!
La situación es que, sin un llamado serio a la participación popular y sin abrir la puerta de par en par a nuestro pueblo en los campamentos de refugiados, bloques, corrientes y élites culturales, asociaciones civiles y personalidades de peso, para que participen en el proceso de la lucha nacionalista, relanzando el proyecto político del movimiento de resistencia palestino, para que la generación joven y las mujeres palestinas tengan el rol emprendedor principal y que sean el pilar del mismo, sin todo eso, nuestro pueblo no podrá descubrir su potencial y despegar hacia un nuevo amanecer.
Lograr este objetivo requiere que la mayoría del pueblo y las fuerzas de la resistencia estén conscientes de su papel histórico y decisivo en la revolución y en el movimiento por el cambio social, este papel no se limita solo a la derrota del proyecto reaccionario de liquidación sionista estadounidense, sino que significaría la derrota del proyecto de la minoría palestina y el proyecto de la autonomía; y la transición hacia la fase de la revolución y del movimiento integral por el cambio liderado por las clases populares que no necesitan de “padrino”, “líder”, “elegido”, o “tutor” tanto como necesitarían de la liberación de la conciencia y la voluntad y de la formación de una visión revolucionaria clara y un proceso revolucionario alternativo.