La histeria de la coalición... el asesinato es una expresión de reconocer la derrota
En su guerra contra Yemen, a la coalición saudí no le queda más que practicar asesinatos histéricos y autodestructivos. Una guerra perdida para las fuerzas de agresión, pero negar sus fracasos se ha vuelto costoso en las vidas de niños y víctimas civiles, y una amenaza para la seguridad de la región y del vecindario.
La máquina de asesinato diaria de la coalición saudí en Yemen continúa cobrando vidas de manera histérica, pasando los límites en cada derrota de campo. La coalición está perdiendo gradualmente su capacidad para llevar a cabo una guerra aceptable, incluso para pocos países que quedan defendiendo a esta coalición.
Después de siete años de sangrientas matanzas contra los yemeníes, las potencias mundiales, que inicialmente apoyaron la agresión y sus objetivos, ya no pueden tolerar más la brutal locura que se practica contra los yemeníes en sus actividades diarias, no solo contra combatientes que defienden valientemente a su país, sino contra ancianos, mujeres, presos y niños que juegan en lo que queda de los estadios destruidos del país.
Durante estos años, la coalición hizo todo lo que ha podido, movilizando países y reclutando mercenarios, individuos, grupos y ejércitos de países que no son soberanos en sus decisiones, y compró lealtades tribales, incitó al sectarismo, construyó milicias y fabricó propaganda mediática, muchas de las cuales parecían repugnantes, diríamos "sarcasmo y cómicas", si no fuera porque matan almas y cuerpos, con imágenes espantosas de cuerpos, hogares y sueños aplastados, acciones sin precedentes y nunca conocidas bajo el lente de las cámaras desde los clips de miseria televisados en blanco y negro durante las dos guerras mundiales.
Hoy, la coalición, en sus prácticas, se ha convertido en enemiga de sí misma, pues está destruyendo los últimos rasgos de la imagen de sus países como aceptables por los otros. Es una guerra que pasa de tener como objetivo al pueblo yemení a convertirse en una máquina de destrucción inconsciente para sus dueños y lanzadores.
Es una expresión de la locura de las naciones, que siempre se ha dicho que no se vuelven locas. La agresión contra Yemen ha demostrado que los países se están volviendo locos y su locura puede destruirlos.
Con el control de las fuerzas armadas yemeníes de grandes áreas y zonas del país, a la coalición saudí solo le quedó llevar a cabo masacres masivas, para demostrar su capacidad a través de lanzar ataques.
Son solo golpes de venganza. Nada más. No hay objetivos militares deseados que la coalición pueda lograr a través de ellos ventajas políticas. No se pueden obtener resultados políticos de las colinas de los muertos, y no queda ninguna reputación victoriosa potencial para que la coalición luche por ella. Nada más que matar por matar, para expresar su presencia, y esto representa el final de la guerra.
Los yemeníes lograron lanzar ataques que llegaron al corazón de Riad, Jeddah, Abu Dhabi y Dubai, y a las mayores empresas emiratíes y saudíes, de manera impactante para los países agresores, incapaces de absorber lo que está sucediendo.
¿Cuál es la solución, entonces, para los países de la coalición? Más tratos de armas, más dinero para países que producen armas, municiones, técnicas de guerra y máquinas de matar, más fabricación mediática y más miles de millones gastados en comprar conciencias, ejércitos y posiciones de los estados. Mientras, el resultado estratégico y político es: nada.
Atacar prisiones, estadios deportivos, fiestas de bodas y hogares de pobres en Yemen es la única acción que le queda a la coalición. El próximo paso sólo puede ser anunciar su ruidosa derrota, a través de la cual estas acciones se convertirán en negros registros que no serán borrados de la historia de la región, ni de la historia de toda la humanidad.
Más de un centenar de ataques aéreos recibió la capital yemení en pocas horas, y lo mismo continúa en otras regiones. Decenas de mártires y cientos de viviendas e infraestructuras fueron destruidas, y todo esto es para expresar una posición, que es que la coalición todavía está viva y es capaz de matar.
Ahora, están cortando la comunicación entre Yemen y el mundo exterior mediante el bombardeo de las estructuras de comunicaciones e internet, en paralelo, el país árabe sufre un bloqueo terrestre, marítimo y aéreo, un país que era alegre ante de ser atacado por sus vecinos.
En conclusión, el gran título que le queda a la coalición por anunciar es que, si Yemen nos derrotara, sería destruido y quemado, no solo ahora, sino en su futuro. Y esto es exactamente explica el deseo ansioso de matar niños en particular.