Sullivan, ¿Dónde está la guerra?
Llegó hoy el día X, pronosticado por el Asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, como la fecha en que tropas rusas invadirían Ucrania. Nada pasó, fue apenas una desinformación que puso al mundo a pensar en una guerra grande, tal vez la última, la nuclear.
Idas y venidas de emisarios y presidentes de naciones miembros de la OTAN a Moscú, al parecer desescalaron las tensiones y le dieron un nuevo aire a una solución diplomática de una crisis inflada por voceros como Sullivan y medios de prensa comprometidos con la guerra.
Quizás me equivoque -trágicamente-, pero no puedo descartar la sospecha de que estamos asistiendo a una elaborada farsa, groseramente magnificada por destacados elementos de los medios de comunicación estadounidenses, para servir a un fin político interno, resumió la víspera Jack F. Matlock, exembajador de Estados Unidos en la URSS (1987-1991).
En recientes declaraciones el presidente Joe Biden dijo trasladó a su homólogo ruso, Vladímir Putin, su firme voluntad de apostar por la vía diplomacia al más alto nivel y su disposición a sellar por escrito acuerdos en materia de seguridad con Rusia en el caso de que sean alcanzados.
Al parecer solo Sullivan y otros voceros se creyeron sus pitonisas afirmaciones de que los rusos invadirían a los ucranianos este miércoles, algo presuntamente basado en fuentes de inteligencia “confiables”. Hasta este instante nada ocurrió.
Es destacable que en las anunciadas ideas adelantadas por Biden hay elementos concretos para “establecer un ambiente de seguridad en Europa" y pasos en el ámbito del control de armas, así como un incremento de la transparencia.
Según el mandatario, las medidas se aplicarían tanto a la OTAN como a Rusia. "No buscamos una confrontación directa con Rusia. Aunque he dejado claro que si Rusia ataca a los estadounidenses en Ucrania, responderemos con fuerza", manifestó Biden en la Casa Blanca en una comparecencia dedicada a las tensiones en Ucrania.
Esto recuerda que hace casi 39 años, bajo el pretexto de proteger a los estadounidenses residentes en la pequeña isla de Granada, en el Caribe, Estados Unidos invadió ese país.
Indudablemente estos escenarios son utilizados por Washington para “proteger” sus intereses. Cierto o no, Biden recurrió al manido tema de proteger a los estadounidenses, lo que deja abierto un escenario peligroso.
En toda esta crisis según análisis de expertos, militares y medios de prensa no comprometidos la Casa Blanca insistió en presentar el peligro de invasión rusa como creador de la crisis. Nada más lejos de la verdad, pues son los estadounidenses los que crearon ese escenario, tal vez para desviar la atención de sus problemas internos.
Biden insistió que ni Washington, ni la OTAN representan "una amenaza a Rusia", al tiempo que subrayó que no tienen planeado colocar misiles en Ucrania.
Todo lo contrario valoró el exdiplomático Matlock. “Cada día se nos dice que la guerra en Ucrania puede ser inminente. Se nos dice que las tropas rusas se están concentrando en las fronteras de Ucrania y que podrían atacar en cualquier momento. Se está aconsejando a los ciudadanos estadounidenses que abandonen Ucrania y se está evacuando a los dependientes del personal de la embajada estadounidense”.
Eso, visto así por un estadounidenses, es una confirmación de que se preparó el escenario pese a los propios dirigentes ucranianos manifestaron que la invasión estaba lejos de ocurrir y que no cundiera el pánico, algo que la campaña de los medios occidentales se encargó de exacerbar.
Por suerte se redujo el alarmismo sobre una supuesta invasión rusa y la mesa está servida para que Washington y la OTAN den pasos significativos para alejar el conflicto.
Por cierto, según afirmo el exembajador Matlock, lo Putin, exige, el fin de la expansión de la OTAN y la creación de una estructura de seguridad en Europa que asegure la seguridad de Rusia junto con la de los demás, es eminentemente razonable.
Moscú exige que cese el proceso de incorporación de nuevos miembros a la OTAN y que, en particular, Rusia tenga la seguridad de que Ucrania y Georgia nunca serán miembros. El presidente Biden se ha negado a dar esa garantía, pero ha dejado clara su disposición a seguir discutiendo cuestiones de estabilidad estratégica en Europa.
Hay que recordar que las preocupaciones de seguridad manifestadas por Rusia no son infundadas ni un pretexto de una diplomacia hueca.
Desde la desaparición de la Unión Soviética la OTAN se expandió hacia el este a las fronteras rusas pese a las promesas de occidente que eso no ocurriría y al mismo tiempo, Estados Unidos comenzó a retirarse de los tratados de control de armas que atemperaron, durante un tiempo, una irracional y peligrosa carrera armamentística y que fueron los acuerdos básicos para poner fin a la Guerra Fría.
La más significativa fue la decisión de retirarse del Tratado sobre Misiles Antibalísticos (Tratado ABM), que fue la piedra angular de la serie de acuerdos que frenaron durante un tiempo la carrera de armamento nuclear.
Mirando eso habría que preguntarse, son o no justo los argumentos de Rusia a presionar por medidas de seguridad.
En el caso de Ucrania, la intromisión estadounidense en su política interna fue profunda, hasta el punto de parecer que seleccionaba a un primer ministro. También, de hecho, apoyó un golpe de estado ilegal que cambió el gobierno ucraniano en 2014, un procedimiento que normalmente no se considera coherente con el Estado de derecho o la gobernanza democrática, según valoró el exembajador Matlock.
Lo que el Presidente Putin está exigiendo, el fin de la expansión de la OTAN y la creación de una estructura de seguridad en Europa que asegure la seguridad de Rusia junto con la de los demás, es eminentemente razonable, remarcó.
Al final, estiman analistas, la manipulación y la mentira tiene piernas cortas, y tal vez las predicciones de Sullivan, se queden en lo que fue, un ejercicio de “pitoniso” o adivinador que puso al mundo en una situación delicada, por suerte el día X, no llegó.