EE.UU.- Cuba: Biden bajo presión
Biden demoró 16 meses para revertir estas pocas medidas que, junto a dos centenares de acciones agresivas más, implementó Trump con el fin de destruir la Revolución.
Diversos medios de prensa estadounidenses anunciaron que la administración de Joe Biden implementará un grupo de medidas que revierten decisiones anticubanas establecidas por el presidente Donald Trump.
Entre ellas se mencionan el restablecimiento de los vuelos desde EE.UU. a otras ciudades de la Isla, además de La Habana; reactivar el programa de reunificación familiar detenido desde 2016; reiniciar servicios consulares en La Habana; retomar los viajes de grupos de estadounidenses para intercambios culturales, educativos, entre otros; y eliminar los límites a las remesas impuestos por Trump.
Biden demoró 16 meses para revertir estas pocas medidas que, junto a dos centenares de acciones agresivas más, implementó Trump con el fin de destruir la Revolución.
Aunque el mandatario demócrata había prometido durante su campaña que regresaría a la política de Obama, mantuvo la táctica de máxima presión contra Cuba, cuyo carácter criminal y genocida se mostró con mayor nitidez durante la pandemia. Lo cubanos no olvidaremos que Biden nos bloqueó hasta el oxígeno en los momentos más tensos del combate a la COVID-19.
Las medidas anunciadas son positivas aunque insuficientes, pues no desmontan otras más complejas y dañinas como la injusta inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo y el propio bloqueo comercial y financiero que mantienen Washington.
¿Por quéBiden demoró tanto tiempo para tomar estas decisiones? ¿Por qué ahora?
Los efectos de las medidas tomadas por Trump y mantenidas por Biden han tenido un impacto negativo en la vida diaria de los cubanos. A esto se suman los efectos económicos globales de la pandemia y los costos que representó para Cuba enfrentar la enfermedad en semejantes condiciones.
Los especialistas de Washington y Langley creyeron que había llegado la oportunidad deseada por más de 60 años. Estaban convencidos de que la Revolución no resistiría. Pero nuevamente, el plan, que incluyó acciones típicas de los “golpes suaves”, fue un fracaso. La Revolución y el pueblo dieron una muestra de consenso y unidad que descolocó al gobierno de EE.UU.
La Cumbre y la zanahoria
Los cambios geopolíticos globales como parte del enfrentamiento de EE.UU. y la OTAN contra Rusia han acentuado el declive hegemónico de EE.UU. Paralelamente, América Latina y el Caribe está inmersa en un proceso de reconfiguraciones políticas que pudieran tender a nuevos esfuerzos integradores al margen del panamericanismo que representa la desacreditada OEA.
Para colmo de males, Biden observa con sorpresa la victoria de Venezuela frente al “cerco diplomático” tendido por compinches regionales, y no tiene más opción que rumiar con dignidad imperial la caricatura deJuan Guaidó.
Las recientes posturas de varios países contra el propósito de Washington de excluir a Cuba, Venezuela y Nicaragua de la Cumbre de las Américas pactada para junio en Los Ángeles constituye una presión adicional para Biden, cuya aceptación doméstica sigue en descenso.
México, Argentina, Honduras, Bolivia, Chile y el grupo de Estados caribeños que integran la CARICOM han manifestado su desacuerdo con las exclusiones y han llamado a realizar una Cumbre con todos. El propio mandatario azteca, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha sido una de las voces más críticas de la política de Biden hacia Cuba.
El respaldo de parte importante de los gobiernos de la región y de los pueblos del continente a Cuba confirma el prestigio que conserva la Revolución cubana en la arena internacional y especialmente en la región. Esto, junto a las victorias obtenidas por Cuba frente a la COVID, la guerra económica y los planes subversivos, debió influir en la decisión de Biden de revisar la política hacia Cuba.
Se trata ante todo de una nueva victoria de la Revolución cubana frente a la prepotencia imperial y de una zanahoria desesperada lanzada por el actual mandatario estadounidense para evitar el naufragio de su Cumbre.
Probablemente en Washington hayan captado el llamado de López Obrador, quien en par de ocasiones y con el Presidente cubano a su lado, ha enviado a EE.UU. un mensaje: es hora de una nueva relación entre las Américas.
Al margen de esta interesante propuesta, Cuba ha reafirmado la voluntad de mantener una relación civilizada con su agresivo vecino, lo que la lleva a leer las medidas de Biden en clave positiva sin dejar de insistir en que son insuficientes. No obstante, en La Habana hay claridad de que el imperio no cejará en su empeño por destruir el socialismo isleño.