Cristina y la tragedia que no sucedió… pero advierte
La actual vicepresidenta constituye para Argentina la continuidad, la esperanza y la perspectiva, por eso quieren que borrarla del mapa político. No salió el tiro pero, sin dudas, todo cambió en la historia política de la nación del sur.
La conocen bien. Saben de su temple, su verbo firme e inquietante. Se atreven. Comenzaron de a poquito, pero apretaron demasiado la tuerca, al punto que se rompió la rosca, aunque al final no fue
En medio de sucesivas demostraciones de apoyo que por días han inundado el país, Cristina Fernández sufrió un intento de atentado contra su vida que conmocionó a toda la nación y fuera de ella. Saludando a sus seguidores estaba, cuando un brasileño de 35 años se le acercó con una pistola que colocó cerca de su cabeza, accionó el gatillo dos veces, pero por causa divina, ninguno de las cinco balas salió. ¿Fue casualidad o la acción fue una manera de mostrarle a ella de lo que son capaces, quienes la quieren lejos de la órbita política de Argentina?
Esa es una pregunta que tendrá respuesta durante las investigaciones que se desarrollan desde el momento en punto en que el agresor fue detenido por los manifestantes y luego entregado a la policía.
Jóvenes, adultos, abuelos, amigos dentro y fuera del país, le ofrecen su apoyo a Cristina Fernández.
El presidente Alberto Fernández decretó la jornada posterior al intento de magnicidio como feriado para que el pueblo ofreciera su apoyo a la expresidenta.
Y es que la expresidenta, hoy vicepresidenta, senadora, unas de las mujeres con más temple que ha dado América Latina y posible candidata a las elecciones presidenciales del año próximo, molesta en el escenario político argentino. Y eso, es justo lo que más les preocupa…
Violencia política en Argentina
Argentina ha atravesado varias crisis económicas desde el regreso a la democracia en 1983, pero la violencia política no había vuelto hasta ahora.
De haberse concretado, el magnicidio se habría convertido en la peor tragedia política ocurrida en Argentina en las últimas décadas y podía haber desatado graves enfrentamientos en las calles.
No contaban con esa reacción popular, pero igual la están acusando y la intentaron matar. Un fiscal le pide 12 años de prisión e inhabilitación vitalicia para ocupar cargos públicos. Sin presentar una sola prueba, la derecha pensaba sacarse de encima a la indomable lideresa popular. Pretenden desmantelarle los derechos políticos, sociales y culturales ganados durante toda su carrera política, que forjó primero junto a su compañero de vida y lucha, Néstor Kirchner, y después ha tenido que liderárselas solas. ¡Y mira que lo ha hecho bien!
El 22 de agosto, durante la última audiencia acusatoria de la llamada Causa Vialidad, el fiscal Diego Luciani solicitó la condena por supuestas irregularidades en la adjudicación de 51 obras públicas en la provincia de Santa Cruz entre 2003 y 2015.
Desde entonces, sus partidarios se han reunido todas las noches en las afueras de su residencia en Recoleta para recibirla de forma espontánea. Esas muestras de fraternal sostén, hizo temblar la estrategia de lawfare en este caso, y por eso intentaron asesinarla.
El intento de atentado fue transmitido íntegramente por la Televisión y visto en vivo por millones de argentino, por lo que puso en el foco del debate los discursos violentos cada vez más extremos promovidos en la escena política y los medios de comunicación.
“Estamos obligados a recuperar la convivencia democrática que se ha quebrado por el discurso del odio que se ha esparcido desde diferentes espacios políticos, judiciales y mediáticos de la sociedad argentina", dijo pocas horas después de la casi tragedia el presidente Alberto Fernández durante un mensaje por Cadena Nacional.
"El ataque a Cristina Kirchner es el más grave desde que hemos recuperado nuestra democracia", agregó el mandatario.
El caso judicial: Un guion no pocas veces escrito
La perspectiva de una condena a la vicepresidenta implicaría la agudización del conflicto político y social hacia niveles imprevisibles. A partir de la falta de pruebas, el macrismo podría inclinarse al sobreseimiento de la expresidenta y condenar a los demás acusados.
Por desgracia, este fenómeno se parece a otros que hemos presenciado en América Latina durante la última década: Evo Morales y García Linera en Bolivia; Rafael Correa y Jorge Glas en Ecuador; Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil; y, nuevamente, en la Argentina contra la exprimera dama, expresidenta, actual vicepresidenta y posible futura candidata para las elecciones presidenciales del próximo año, Cristina Fernández de Kirchner.
Para impedir esto último se le intenta arrebatar al movimiento popular el liderazgo claro que ella encarna y su intransigente defensa de la democracia.
La característica más importante de los líderes de la talla de Cristina es la de hacer sentirse representados por ellos a grandes sujetos colectivos. Y en esa nación esa ha sido parte de la historia, desde el surgimiento del peronismo que hoy defiende. Se avanza hacia objetivos de justicia social, democracia, soberanía nacional y unidad latinoamericana y caribeña.
Para lograr frenar eso, la proscripción política de Cristina —o su muerte— serían el paso fundamental. Pero claro, no contaron con la enorme solidaridad popular que desencadenaría a su favor.
“Me van a estigmatizar y condenar, pero si naciera 20 veces, 20 veces haría lo mismo”, fueron sus palabras al denunciar la persecución política, mediática y judicial contra ella y el peronismo.
“Mi sentencia está escrita. No es un juicio contra mí, sino contra el peronismo, los gobiernos populares, y quienes pelean por la memoria, la verdad, la justicia y los derechos ciudadanos”, aseveró en una intervención televisada, luego de que le prohibieran ampliar su declaración indagatoria.
El macrismo no tiene puntos de empatía con los sectores populares. No los entiende y no esperaba el aluvión masivo que apoya a Cristina dentro y fuera del país. Pero, el kirchnerismo sabe que la condena está lista, tal como advirtió ella misma hace tres años en el arranque de la causa.
Sin dudas, es un caso más de utilización de la justicia para la persecución política, pero el inesperado desbordamiento popular demuestra que la gente no ha olvidado las conquistas de los 12 años de gobierno de Néstor y Cristina.
¿Lo más complicado? Las historias similares que hemos conocido en América Latina no han tenido finales felices.
Cristina está viva y más vivo e in crescendo están el apoyo que ella necesita y las críticas a los directores de esta macabra orquesta de acusaciones e intentos de homicidios. Cuando pase el susto, nos daremos cuenta de que al final aquello de que “lo que sucede, conviene” no es tan solo un simple refrán. No obstante, nada será igual desde ahora.