El jardín europeo o el eurocentrismo de Borrell
Para el Comisario Europeo de Política Exterior Josep Borrell Europa es un jardín, el resto del mundo una jungla.
Embaucada por Washington en una confrontación abierta contra Rusia, disminuída en su capacidad de maniobra ante la crisis energética y viviendo récords históricos de inflación, Europa atraviesa uno de sus más complejos momentos en décadas.
Pero para el Comisario Europeo de Política Exterior Josep Borrell Europa es un jardín, el resto del mundo una jungla. Así dijo con desparpajo en al intervenir en la inauguración de diplomacia europea en Bélgica. “Sí, Europa es un jardín. Todo funciona. Es la mejor combinación de libertad política, prosperidad económica y cohesión social que la humanidad ha logrado construir, las tres cosas juntas […] La mayor parte del resto del mundo es una jungla, y la jungla podría invadir el jardín”, dijo Borrell a los estudiantes
Sus palabras no sólo están bien alejadas de la realidad de los ciudadanos franceses, italianos, checos o alemanes que han salido a las calles en los útimos tiempos en protesta por el crecimiento del coste de la vida, las carencias energéticas y las afectaciones de las prestaciones sociales; son también de un tufo colonialista y despectivo de marca mayor.
“La metáfora del jardín/jungla surge de una mentalidad colonial totalmente inaceptable que le da a Occidente el derecho de invadir y ocupar” otras regiones, denunció este martes en las redes sociales el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Nasser Kanaani.
Otras fuertes reacciones han sobrevenido también desde el mundo árabe y otras regiones. El Ministerio de Exteriores de Emiratos Árabes Unidos convocó el lunes al jefe de la misión diplomática de la UE para pedir explicaciones por las palabras “inapropiadas y discriminatorias” de Borrell que, según el Gobierno emiratí, “contribuyen a empeorar el clima de intolerancia y discriminación en todo el mundo”.
La aguda y filosa portavoz del Ministerio ruso de Exteriores María Zajárova comentó en su canal de Telegram: “Borrell no podía decirlo mejor: el sistema más próspero creado en Europa se nutrió de sus raíces en las colonias, a las que oprimía sin piedad. Fue esta lógica de segregación y la filosofía de la superioridad la que formó la base del fascismo y el nazismo”.
Hasta diplomáticos y analistas del llamado mundo occidental criticaron el gafe del jefe de la diplomacia europea.El embajador canadiense ante Naciones Unidas, Bob Rae, comentó durante el fin de semana: “Qué analogía tan terrible”. Mientras Luiza Bialasiewicz, profesora de gobernanza europea en la Universidad de Ámsterdam, ha catalogado el discurso de Borrel como una “copia directa de la peor geopolítica neoconservadora de comienzos de los años 2000″
Para Mohamad Forough, investigador del Instituto Alemán para Estudios Globales "Comentarios aparentemente inocuos como este hacen renacer memorias traumáticas de injusticia global, racismo y colonialismo en la ‘jungla’ por parte del ‘jardín´”
La metáfora del jardín y la jungla ha estado en el discurso de los neoconservadores estadounidenses. Los mismo que desdeñan a Europa por anticuada la han acusado de estar perdida por las luchas intestinas, la inmigración ilegal y el terrorismo islámico.
Por mucho que Borrell ha tratado en las últimas horas de corregir el tiro y achacar a las entendederas de los demás el error de sus palabras, las reacciones internacionales siguen siendo significativas contra la connotación racista, cultural y geográfica de sus expresiones.
Sus dichos en Bruselas no son los únicos sinsentidos que le han acompañado en su gestión comunitaria. Sus recientes visos militaristas frente a Rusia también han sido cuestionados, tras las declaraciones en que levantó el fantasma nuclear y amenazó con liquidar al ejército ruso: «un ataque nuclear tendrá respuesta. No una respuesta nuclear, pero una respuesta tan potente militarmente que el Ejército ruso sería aniquilado».
Al parecer, el seguidismo europeo a los dictados de Washington le ha provocado indigestión intelectual a Borrell y le han llevado a poco oportunos arranques imperiales y neocoloniales en un mundo que no quiere más hegemonismos.