Arrancó tiempo del cambio económico y estratégico militar de Irán
Los recientes desarrollos entre Teherán y "Tel Aviv" reflejan un cambio en la estrategia iraní denominada con anterioridad "paciencia estratégica" por los funcionarios iraníes, indicó un editorial político de Al Mayadeen.
Los recientes acontecimientos entre Teherán y "Tel Aviv" reflejan un cambio en la estrategia iraní denominada con anterioridad "paciencia estratégica".
El amplio alcance de las operaciones de misiles contra blancos en la profundidad israelí indicó que Irán busca establecer una disuasión contra las políticas militares de “Israel” y sus aliados occidentales en la región árabe e islámica.
Desde este punto de vista, la postura de Teherán es que el tiempo del cambio arrancó y la futura estructura de seguridad regional no será estable sin preservar los intereses políticos y económicos del país.
Los cambios posteriores al 7 de octubre y los intentos de “Israel” de acabar con Hamas aceleraron la implementación de la nueva estrategia de seguridad iraní.
Por su lado, las Fuerzas Armadas de Yemen, con su ejército y los combatientes de Ansar Allah, entraron en conflicto directo con “Israel” y amenazaron los intereses de la ocupación en el estrecho de Bab al-Mandab, y enviaron así una seria advertencia al mundo como si Teherán, dada su relación estratégica única con Saná, estableciera la necesidad poner fin a la tolerancia de movimientos contra sus intereses en la región.
Las potencias occidentales entendieron esto claramente, y debido a su creciente preocupación por las pérdidas económicas causadas por la tensión en el comercio marítimo, aumentaron en las últimas semanas la presión política sobre “Israel” para reducir el alcance de las operaciones militares en Gaza.
Así, los principales daños resultantes de esto afectaron al gobierno inestable de Netanyahu, lo cual podría llevar a su destitución en medio de la guerra.
Para afrontar esta crisis, Netanyahu intentó encontrar un espacio seguro para él y controlar la oposición interna con el ataque directo al consulado iraní en Damasco y la ampliación de las tensiones.
El ataque israelí a la referida sede diplomática, el 1 de abril, resultó en la muerte de siete militares iraníes, algunos de ellos altos funcionarios.
A su vez, en especial el líder de la Revolución y de la República Islámica, ayatollah Sayyed Ali Khaminei, consideró la embestida un ataque a su territorio.
En otras palabras, “Israel” cruzó las líneas rojas iraníes y convirtió la respuesta militar decisiva en una necesidad para mantener la disuasión y poner fin a la política agresiva israelí.
Con posterioridad al ataque israelí hubo divergencia de opiniones entre los expertos sobre la evaluación de la respuesta iraní a esa incursión armada.
Algunos creían que la respuesta de Irán sería limitada para evitar un aumento de la tensión y el inicio de un conflicto militar directo con “Israel” y Estados Unidos.
En ese sentido, funcionarios occidentales contactaron a Teherán e intentaron convencerla de las graves consecuencias de cualquier respuesta militar a “Israel”, pero la respuesta iraní resultó ser un shock severo en la realidad y reflejó una evaluación y lectura diferentes de Irán.
El amplio ataque con misiles y drones desde el territorio iraní contra bases militares israelíes estuvo más allá de las expectativas de analistas y funcionarios en el mundo.
Lo cierto es que el sistema defensivo israelí falló, y el hecho de que varios misiles iraníes alcanzaran las bases militares principales de “Israel” pintó un cuadro claro de la debilidad sionista, independientemente de las alegaciones falsas israelíes sobre el fracaso del ataque iraní y la participación de grandes potencias en la defensa del ocupante, en particular Estados Unidos, Reino Unido y Francia.
Ese ataque fue de hecho un paso importante para formar una nueva ecuación de equilibrio de poder en la región, además de las serias advertencias de Irán a Washington sobre la no intervención en los conflictos regionales, los cuales agregaron otra pieza a este dominó: el retroceso de Estados Unidos.
Junto con la confianza de las autoridades iraníes en su capacidad y fuerza militares, Teherán estuvo preparado para esta etapa durante meses y anticipó aumento en las tensiones de seguridad como uno de los escenarios.
Después de un año de duras sanciones económicas, “Israel” esperó de Irán diferentes cálculos con respecto a su respuesta al ataque al consulado, debido a la creciente preocupación por los problemas económicos, pero el extenso ataque de Teherán demostró haber superado la referida inquietud.
Varios informes publicados en los medios locales iraníes indicaron la maniobra del gobierno de aumentar de manera significativa sus reservas de bienes en los últimos meses y reducir en gran medida su dependencia de las importaciones a mediano plazo.
Pero la carta más fuerte sobre la mesa fue un cambio en el portafolio de activos extranjeros de los bancos centrales, en el cual países sujetos a sanciones financieras occidentales trataron de frustrar una gran parte de estas medidas por medio de la transferencia de sus reservas a oro y otros metales preciosos para evitar una crisis económica en el país.
Según informes, el Banco Central de Irán aumentó sus reservas de oro y metales preciosos en su bóveda durante el año pasado, en particular en los últimos tres meses, desde fuentes extranjeras en una cantidad sin precedentes.
Por lo tanto, Irán, a pesar de las presiones de las sanciones estadounidenses trabajó para encontrar una forma segura de financiar el comercio exterior.
La medida comenzó a funcionar en el sector no petrolero y privado, donde permitieron a los comerciantes iraníes utilizar oro para pagar sus obligaciones en moneda extranjera.
En el mismo contexto, la estabilidad y la notable disminución del precio del dólar en el mercado de Teherán, después de la respuesta iraní el 14 de abril, también son indicativos del éxito del Banco Central de Irán en controlar las emociones políticas del mercado y restaurar la confianza de los operadores económicos.
La operación militar iraní demostró que los funcionarios israelíes enfrentaron cambios en sus suposiciones anteriores sobre la determinación de Irán de responder, lo cual provocó temblor en el tablero de ajedrez de las alineaciones entre los dos países.