Turquía volvió a su vieja costumbre: "Alepo, provincia otomana"
Los círculos de oposición no ocultan su preocupación por las "políticas aventureras" seguidas por Ankara en Siria y en toda la región, y ven la invasión de Alepo como una operación peligrosa que sirve a la agenda israelí.
Al inicio de la invasión terrorista a la ciudad de Alepo, en Siria, las autoridades de Turquía evitaron comentar sobre esos eventos, a los cuales el ministro de Exteriores, Hakan Fidan, calificó como resultado de la postura "del régimen sirio, que no cumplió con los acuerdos de Astaná".
Los medios de comunicación turcos, tanto públicos como privados y progubernamentales, dedicaron una gran atención a los rápidos desarrollos en Alepo y Siria en general, sin mencionar ni por asomo el papel directo o indirecto de Turquía en estos acontecimientos.
El ejército turco está presente en Siria desde principios de 2018 y controla alrededor del 10 por ciento de su territorio, en coordinación y cooperación con lo que se conoce como el Ejército Nacional Sirio, fundado en la ciudad de Urfa, al sur de Turquía, el 4 de octubre de 2019, días antes de la incursión turca en el este del Éufrates, con el consentimiento ruso-estadounidense y contra las posiciones de las milicias kurdas en ese entonces.
Desde entonces, el Estado turco cubre todas las necesidades de este ejército en cuanto a armas, equipos militares, salarios y otros, para reemplazar al denominado Ejército Libre Sirio, también fundado en Turquía en agosto de 2011.
Lea también: Siria: una lectura geopolítica
Los medios progubernamentales ignoraron, además, la relación directa e indirecta entre las fuerzas del Ejército Nacional Sirio y las de Hayat Tahrir al-Sham, que opera a solo 40 km de la ciudad de Idlib, y depende de Turquía para cubrir todas sus necesidades, como petróleo, electricidad, agua, internet y otros productos de consumo, con todas las transacciones realizadas en liras turcas. De hecho, ningún extranjero puede ingresar o salir de la zona excepto a través de esta frontera con Turquía.
Pese a todo esto, los medios progubernamentales no tardaron en resaltar, a través de noticias y comentarios de "analistas" políticos y militares, la importancia estratégica y táctica de Alepo para Turquía, especialmente después de que las fuerzas del Ejército Nacional Sirio lograran "liberar" la ciudad de Tal Rifat y expulsar a las milicias kurdas de varios barrios de Alepo, bajo su control en acuerdo con las fuerzas de las autoridades sirias.
Los medios que enviaron corresponsales a la zona calificaron esta victoria como "un fuerte golpe contra las aspiraciones kurdas de crear su propio ente independiente en Siria", y replicaron la amenaza de invasión también al este del Éufrates, una vez que "se liberen" las demás tierras sirias del control "del régimen".
Sin embargo, estos medios no hicieron mención de los videos que publican cientos de combatientes en Alepo en sus cuentas de redes sociales, donde hablan en turco imperfecto, la mayoría de ellos provenientes de Uzbekistán, Chechenia o la minoría uigur (de China).
La sorpresa más importante surgió cuando algunos analistas comenzaron a hablar del "derecho histórico de Turquía sobre Alepo", afirmando que la ciudad fue una provincia otomana hasta 1918, cuando sus gobernantes se retiraron tras la derrota del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial.
Esta prensa volvió a ese discurso de los primeros días de lo que se conoció como la "Primavera Árabe", cuando se hablaba del llamado mapa del "Pacto Nacional", que incluía el norte de Siria (con Idlib, Alepo, Raqqa y Deir Ezzor) junto con el norte de Irak (es decir, la provincia de Mosul, que abarca Mosul, Kirkuk, Erbil y Suleimania) como parte de la actual Turquía.
De acuerdo con esto, algunos consideraban a Alepo como la provincia número 82 y a Idlib como la 83, en referencia a las placas de matrícula de vehículos que corresponden a las 81 provincias de Turquía.
La mayoría de los medios proubernamentales publicaron imágenes de la bandera turca colgada por uno de los agresores en las murallas del castillo de Alepo, además de entrevistas con ciudadanos y agresores en Alepo y otras áreas bajo su control, quienes daban la bienvenida a los turcos en Siria.
Declaraciones del líder del Partido Movimiento Nacionalista, Devlet Bahçeli, realizadas este martes, confirmaron esta tendencia mediática, al afirmar que "Alepo es una ciudad turca y musulmana", y responsabilizaron al presidente sirio, Bashar al-Assad, de los desarrollos del conflicto, al rechazar la reconciliación con el presidente Erdogan.
Esto explica el trato "amable" que los invasores dan a los habitantes de Alepo, en medio de la información sobre planes diseñados por las autoridades turcas para cubrir todas las necesidades de la ciudad en cuanto a combustibles, electricidad y productos básicos que escasean en todo el territorio sirio, debido al bloqueo, las sanciones y una guerra de 13 años.
Ankara espera que este trato "humanitario" ayude a ganarse el apoyo de los sirios en Alepo y, más adelante, en todas las áreas que planean invadir, siendo Hama y Homs las principales.
Si las negociaciones diplomáticas entre Rusia, Irán y Turquía, los países garantes de los acuerdos de Astaná, fracasan en resolver esta crisis a través de forzar al presidente Assad a reconciliarse con Erdogan bajo los términos del segundo y no del primero, de todas formas se prevé que se produzca ese entendimiento durante la cumbre en Doha.
Esto significaría, en última instancia, que Assad aceptaría dialogar directamente con el llamado Gobierno de Salvación Nacional, encabezado por Abdul Rahman Mustafa (quien es invitado a los canales de la oposición a diario para hablar en turco sobre la "nueva Siria, con su constitución y elecciones democráticas"), tal como lo estipulan las declaraciones de Ginebra y Viena para la reconciliación siria, según la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU, adoptada el 18 de diciembre de 2015.
Tal resolución establece el inicio de negociaciones de paz entre el gobierno y la oposición en enero de 2016, con el objetivo de formar un gobierno de transición y realizar elecciones libres y justas bajo la supervisión de la ONU, con una nueva constitución.
A lo largo de este período, Ankara ha acusado a Damasco de no cumplir con esta resolución, y en ello se amparó para brindar todo tipo de apoyo político y militar a las fuerzas opositoras de diversas facciones, especialmente a los turcomanos que reivindican su derecho nacional en Siria, mientras siguen sus esfuerzos para "turquificar el norte de Siria" a través de amplias redes de relaciones económicas, comerciales, sociales, sanitarias y educativas en las zonas controladas por el ejército turco y sus aliados (ya más del 10 por ciento del territorio sirio, tras la ocupación de Alepo).
Todo esto, en un contexto en el que los sectores de la oposición no ocultan su preocupación por las "políticas aventureras" de Ankara en Siria y en la región, al considerar que la invasión de Alepo es una operación peligrosa que favorece la agenda israelí, dado que Hayat Tahrir al-Sham es una extensión de al-Nusra, una organización terrorista tan peligrosa como Daesh, que ha llevado a cabo varios atentados suicidas en Turquía.
Los líderes y responsables de los partidos opositores han instado a Ankara a cesar su apoyo a los combatientes terroristas en Siria y a entablar un diálogo directo con Damasco para resolver la crisis siria sin intervención externa, que solo llevará a Turquía a aventuras peligrosas, de las cuales "Israel", a juicio de Erdogan, es el único beneficiario, dado su supuesto deseo expansionista en Turquía y en toda la región.