Los kurdos sirios: la historia es una lección para todos
Estamos frente a muchos detalles importantes que podrían impulsar y deberían incitar a los kurdos de Siria a apresurarse a tomar la iniciativa inteligente antes de que Trump los insulte (y Trump lo hará sin duda). Siempre y cuando Estados Unidos sea un estado imperialista, no se preocupa tanto por los intereses de los pueblos como por aprovechar estos pueblos, su riqueza y sus posibilidades materiales y morales, especialmente nacionales y religiosas.

Desde las famosas batallas de Ain al-Arab / Kobani, el mundo habla sobre los derechos de los kurdos en Siria y sobre la independencia de Rojava, es decir, el oeste de Kurdistán.
Este asunto ha adquirido mayor importancia con el desarrollo de la situación en Siria y el control de todo el este del Éufrates por las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG), hecho que ha preocupado a Turquía, que considera a estas unidades como una extensión del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que ha estado luchando contra el Estado turco durante 40 años. Por otro lado, el apoyo militar y financiero estadounidense y europeo a estas unidades ha conducido a empeorar la situación siempre que esto contribuya a la consolidación de ideas y sentimientos de separatismo entre los kurdos en Siria y la región en general.
¿Es tan fácil esta situación?
Las amenazas de Ankara de invadir la región y las declaraciones y posiciones contradictorias de EEUU, Europa, Rusia y regionales volvieron a plantear el tema en debate, mientras continúan las conversaciones en los círculos políticos, mediáticos y populares sobre los procesos de compra y venta, una situación a lo que la región se ha acostumbrado durante más de cien años sin contar con los períodos del dominio otomano.
Las potencias coloniales, especialmente de Francia y Gran Bretaña en el Acuerdo Sykes-Picot de mayo de 1916, ignoraron los derechos de los kurdos cuando dibujaron el mapa de la región y compartieron sus estados con un consentimiento estadounidense. De igual manera, Washington bendijo en noviembre de 1917 la Declaración Balfour, donde Palestina fue regalada como una patria nacional para los judíos. Mientras, todos ignoraron los derechos de los kurdos.
En agosto de 1920, el acuerdo de Sèvres reconoció estos derechos y habló de una autonomía para los kurdos al este del Éufrates, con la condición de que un año después debe haber un referéndum en la región para que los kurdos decidan su destino, pero Occidente no aplicó el acuerdo, sino ocupó la actual Turquía, heredera del Imperio Otomano.
En 1923, la República turca estableció sus fronteras actuales y los otros países de la región con sus territorios obtuvieron su independencia, manteniendo a los kurdos distribuidos entre cuatro países: Irak (5 millones), Turquía (20 millones), Irán (8 millones) y Siria (3 millones), todo con el consentimiento y el apoyo de los países occidentales quienes apoyaron este acuerdo para que los cuatro países sufran de los kurdos, hecho que han logrado durante los últimos cien años.
Mientras, Gran Bretaña alentó a los kurdos a la rebelión después de la proclamación de la República Turca, como siempre lo han hecho en Irak. Luego, Occidente utilizó a los kurdos como una carta de triunfo en sus proyectos y planes dirigidos contra los países mencionados anteriormente, donde los regímenes de estos países respaldados por Occidente también fueron hostiles y combatieron a los kurdos como lo hicieron con sus otros ciudadanos.
Por lo tanto, esto no impidió a los estados de estos países apoyar a los kurdos de los países vecinos, mientras luchaban contra sus propios kurdos, y esto fue lo que hizo Saddam Hussein cuando apoyó al PKK a cambio del sostén de Turquía a Barzani, que ayudó a Ankara a luchar contra el PKK. En aquel tiempo, 100 mil guardias de aldeas kurdas se unieron al sureste de Turquía para luchar con el ejército turco contra los elementos kurdos, mientras, Damasco, que tenía problemas de agua con Ankara en la época del líder Hafez al-Assad, brindó todo tipo de apoyo a Abdullah Auj, quien ahora es el líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), cuando este no tenía problemas con los kurdos sirios, donde él apoyó a Barzani y Talabani contra Saddam Hussein por su apoyo a la Hermandad Musulmana.
Mientras tanto, la situación no fue diferente en Turquía, Irán e Irak con respecto a los kurdos, cuando cada lado apoyaba a los kurdos del otro lado y luchaba contra sus kurdos, y al mismo tiempo los kurdos estaban luchando entre sí; así fue el caso entre Jalal Talabani y Massoud Barzani en Irak y los trabajadores del Kurdistán y el resto de los partidos kurdos en Turquía, y ahora la situación entre la Unión Democrática del Kurdistán y la mayoría de los partidos, las fuerzas y las organizaciones kurdas sirias.
La República Kurda Mahabad de Irán en enero de 1946, que vivió solo un año y fue eliminada por Estados Unidos y Gran Bretaña que apoyaban al Sha, fue la primera experiencia en la historia kurda contemporánea, que notó períodos de marea debido a la conspiración occidental contra los kurdos.
De igual manera en el Acuerdo de Argel de 1975 entre Irak y el Sha de Irán, quien, y por las órdenes de Washington, renunció a apoyar la revolución del mulá Mustafa Barzani, que recibía un fuerte apoyo de (Israel), la entidad que tenía y todavía tiene un interés especial en Irak debido a la historia judía y sus ambiciones del Éufrates y el Tigris.
Después llegó la derrota de Irak en Kuwait en 1991 y el establecimiento de zonas de exclusión aérea en el norte de Irak y, por lo tanto, la ocupación estadounidense en 2003 contribuyó al establecimiento de una entidad kurda semiautónoma en la región.
Luego, y debido a los intereses del difunto presidente turco Turgut Ozal y sus planes de anexar el norte de Irak a Turquía, que creyó que esta región había sido originalmente cortada por Gran Bretaña en 1925, llegó la constitución federal de Paul Bremer en 2003 para reconocer amplios derechos de los kurdos, pero estos no fueron suficientes para que estos obtuvieran su independencia cuando los países occidentales les prohibieron nuevamente sus derechos, cuando Barzani celebró su referéndum de independencia en septiembre de 2017.
Desde entonces, Washington dio la luz verde a Haidar al-Abadi, quien envió su ejército y tomó el control de Kirkuk y el resto de las áreas en disputa. Mientras, Turquía e Irán han tomado una postura unida contra los sueños de Barzani, el amigo del presidente Erdogan, quien al comienzo de la crisis alentó a los kurdos sirios a rebelarse contra el presidente Al-Assad, quien buscaba reconciliar a sus kurdos en el interior.
A finales de 2014 llegaron los acontecimientos de Kobani y otros rápidos posteriores, poniendo a Ankara ante desafíos graves después que los kurdos sirios rechazaron la rebelión contra Al-Assad, donde Erdogan lanzó la guerra contra los kurdos quienes recurrieron a los estadounidenses, donde ellos convirtieron a los elementos de los trabajadores del Kurdistán turco en un ejército más de 70 mil hombres con todo tipo de armas pesadas.
Por lo tanto, sin que sea esto suficiente para interrumpir la entrada de las tropas turcas en Afrin a principios del año pasado con una luz verde rusa y un silencio estadounidense, hecho que puede repetirse en los próximos días al este del Éufrates mientras continúa la negociación secreta y pública entre Erdogan y Trump.
Estamos frente a muchos detalles importantes que podrían impulsar y deberían incitar a los kurdos de Siria a apresurarse a tomar la iniciativa inteligente antes de que Trump los insulte (y Trump lo hará sin duda). Siempre y cuando Estados Unidos sea un estado imperialista, no se preocupa tanto por los intereses de los pueblos como por aprovechar estos pueblos, su riqueza y sus posibilidades materiales y morales, especialmente nacionales y religiosas.
Todos sabemos que Trump no dudará en vender a los kurdos, al igual que sus predecesores, donde el mandatario norteamericano ha estado hablando desde que asumió el poder sobre las ganancias y pérdidas, mientras Oriente Medio es un terreno fértil en este contexto.
De lo contrario, los kurdos hubieran sido nuestra preocupación común durante cien años, pero parece que todos estos años no fueron suficientes para que ellos y sus países aprendan lecciones y acordaran los denominadores comunes mínimos, principalmente para decir juntos a Trump y sus similares: basta de insultarnos, especialmente en Siria, este país que nunca ha luchado contra los kurdos como lo hicieron los otros tres países.