Trump y el mundo... y el nudo iraní
Estados Unidos seguirá presionando hasta que (Israel) robe el petróleo en la frontera de El Líbano que está en disputa, y hasta lograr el asentamiento de los refugiados y la anexión del Golán sirio ocupado a la entidad de la ocupación israelí de forma permanente; además de cortar territorios de Jordania para su propio beneficio, obligando a todos a reconocerla como el "Gran (Israel)".
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Trump y el mundo... y el nudo iraní
La administración de Estados Unidos continúa su estrategia declarada desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca, llevando a cabo grandes retiradas de los convenios y tratados internacionales, otros repliegues de zonas de conflicto, y al mismo tiempo involucrándose en otros conflictos utilizando métodos alternativos, tales como, el discurso completamente diferente al de las administraciones anteriores, ajeno a todas las normas diplomáticas que han regido siempre en la comunicación entre los Estados y los mandatarios.
Sin embargo, el tema iraní obligó a Trump a adoptar un enfoque distinto que podría conllevar a resultados muy diferentes.
”¡Señor Rey! Tienes que pagar”, así se dirigió hace pocos meses Trump al monarca saudita Salman bin Abdul Aziz, histórico aliado de Estados Unidos, y que asume la tarea de enfrentarse a la Resistencia en la región árabe y sus alrededores.
A pesar de todo el papel que desempeña el Rey a favor de EE.UU. en su guerra contra el proyecto de la Resistencia, debilitando a todos los enemigos de (Israel) y custodiando los intereses de Washington en la región, todo ello no fue suficiente para no tratarlo como alguien inferior, cuando el mandatario norteamericano le pidió pagar todo lo que supuestamente le debe a su país, además de exigirle pagar todo lo que ganarán en el futuro, en una sola canasta que superó los 450 mil millones de dólares en acuerdos y proyectos que no tienen otro propósito que el de transferir dinero de esta región hacia la norteña nación.
Mientras tanto, los europeos se salvaron de este trato de Trump, y la forma en la que se dirigió a ellos fue más respetuosa que la aplicada por el Rey Salman. El mandatario norteamericano dijo: "Nuestros aliados europeos también deben pagar por nuestra protección, nada es gratis". Esto representa un nuevo lenguaje estadounidense para los europeos, mientras tanto, presiona en la línea del Brexit (para sacar a Gran Bretaña de la Unión Europea), sin aferrarse a la cohesión de la Unión Europea, en caso que no lo ve como un rival potencial si la retórica de derecha continúa subiendo de tono.
Este nuevo discurso estadounidense llevó los europeos a reconsiderar las viejas fórmulas utilizadas entonces como formar el "Ejército Europeo" que el presidente francés, Emmanuel Macaron, pensó formar antes de enfrentar a los chalecos armarios que llenaron las calles de París, rompiendo las fechadas de las tiendas y explotando en ira durante largas semanas.
Con Rusia y China hay un discurso diferente
Con Rusia eso ha sido diferente, ya que el trato fue equitativo. Hecho que reforzó las dudas de los rivales de Trump en el interior de Estados Unidos sobre su relación con Rusia y el apoyo de esta última al mandatario norteamericano en las elecciones, especialmente cuando Trump no se opuso al control de Rusia sobre Siria, como declaró antes del anuncio de su decisión de retirarse de las áreas kurdas en el este del Éufrates.
Mientras, con relación con China, Trump declaró una guerra comercial feroz en la que quería restaurar la superioridad económica perdida de Estados Unidos frente al surgimiento de China y otras potencias en ascenso. Esta guerra de Trump ha representado la columna vertebral de su retórica económica interna, y fue construida sobre la base de restaurar el capital y las sucursales corporativas en los EE. UU. Y crear los empleos que prometió durante su campaña electoral.
En realidad el mandatario estadounidense ha logrado una parte de esto último, hecho que le dio más ímpetu para continuar su política de imponer cada vez más aranceles aduanales a las nuevas variedades de productos chinos, recibiendo a cambio mayores aranceles impuestos por China a sus productos, en un juego de golpe y fuga que todavía está empezando.
El nudo de Irán …
En cuanto al fuego silencioso que Washington ha encendido con relación a Irán, Trump lo ha llevado hasta la cima a través del conflicto entre ambas potencias, primero al salir del acuerdo nuclear y después al imponer sanciones sucesivas contra Teherán, llegando a intentar reducir a cero los ingresos iraníes de los sectores de petróleo, minerales y comercio exterior.
Por lo tanto, la estrategia de Estados Unidos hacia Irán fue calificada como una "estrategia de extrema presión", a través de la cual la administración Trump quiere agotar a Irán económicamente y asediar su influencia en la región, para obligarlo a retirar su apoyo a los movimientos de Resistencia, y abandonar su derecho a utilizar la energía nuclear con fines pacíficos, para que este país se encierre dentro de sí y que se convierta la región en un campo llano para Wahington y sus aliados, que se agrupan en una alianza entre los Emiratos Árabes Unidos y los reinos del Golfo e (Israel), con el fin destruir juntos las últimas esperanzas del pueblo palestino de regresar y lograr un estado en su propia tierra robada por el régimen sionista.
Las tácticas de esta estrategia se están implementando hoy en Yemen, Irak y el Líbano, como parte de una visión armonizada que busca asediar a las fuerzas respaldadas por Irán, como un preludio para la imposición de las condiciones estadounidenses en el caso que Teherán regresa a las negociaciones despues de haberlas rechazado a raíz de la retracción de Trump.
En este contexto, cuando el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, se refiere a las actividades de Irán, siempre las describe como " malignas", en una visión que presume que Irán es "el primer patrocinador estatal del terrorismo en el mundo".
Sin embargo, la definición de terrorismo adoptada por las Naciones Unidas como la amenaza o el uso de la violencia para intimidar y aterrorizar a civiles inocentes no se aplica en ninguna de las políticas de Irán en la región. No obstante, esta definición puede incluso estar más cerca a las prácticas de los Estados Unidos y sus socios en el área.
Por su parte, el periódico Al-Ghad preparó un informe bajo el título "El mayor diablo para Estados Unidos: 40 años de obsesion con Irán", en el que narra una historia continua de intentos llevados a cabo por la Casa Blanca para frenar la influencia iraní y bloquear la actividad destinada a apoyar las causas árabes contra (Israel).
El periódico cita a la revista estadounidense Foreign Affairs que en su edición de noviembre y diciembre publicó el artículo "El Oriente Medio de Trump: una guía para los indecisos", que evalúa el trato político y la aproximación del presidente republicano a la región.
Según el editor de la revista, "las políticas de la administración de Trump en Medio Oriente encabezaron los titulares de la prensa en el verano pasado mientras la región estaba al borde de una guerra", y debido a que la situación es imprecisa y confusa, hemos compilado una "Guía para los indecisos" o "confundidos".
Esta Guía para los "confundidos" dice que "el Medio Oriente tiene una historia, cultura y lógica geopolítica diferentes, donde las fuerzas locales están atrapadas en un gran juego inestable", y a pesar que esta región está más débil y sin posibilidad de evitar el dominio temporal de foráneos, pero es al mismo tiempo lo suficientemente fuerte como para resistir frente la contención total. Y como resultado, los grandes planes para crear un orden regional estarán desapercibidos inevitablemente , donde los extranjeros se van con descontento y enojo al final, mientras el juego continúa...
Esta Guía se adentra mas en la historia revelando informaciones que han ocurrido a mediados del siglo XX, para decir que Estados Unidos sustituyó el control que tenía Reino Unido como la potencia externa estándar de la región. Mientras, en la década de 1970, EE.UU. tuvo que tratar con los restos y las huellas de la Guerra de los Seis Días, en la que (Israel) se apoderó de amplios territorios de Egipto, Jordania y Siria.
El secretario de Estado en aquella época Henry Kissinger utilizó la diplomacia estadounidense para facilitar la entrega de tierra a cambio de la paz, anunciando el comienzo de las décadas de lo que ahora se conoce como "el proceso de paz para el Medio Oriente".
Sin embargo, este proceso se detuvo en 2016. Mientras la mayoría de las nuevas administraciones lo intentaban hacer avanzar, pero el presidente Trump lo paralizó.
Hoy en día, este proceso de paz es rechazado por las dos partes interesadas más activas. (Israel) en su totalidad tanto de ejército como colonos, por un lado, y todos los pueblos árabes por el otro. Mientras, la mayoría de los regímenes del Golfo Árabe se encuentran más cerca de la posición israelí, y solo en los últimos años este cambio dramático en las posiciones se hizo evidente.
Al propio tiempo, algunos países árabes apoyan y agradecen a Irán en su posición de apoyo tanto al pueblo palestino como a los pueblos árabes en general para restaurar sus derechos saqueados.
Sin embargo, los matices del motivo de la estrategia de presiones extremas que la administración Trump pretende lograr se está descubriendo con evidencias hoy en los acontecimientos de El Líbano, Irak, Yemen e Irán, este último que sufre un bloqueo persistente y sanciones.
Asimismo se están revelando los intentos estadounidenses de romper el aro de la Resistencia que existe frente el proyecto estadounidense cuyo objetivo es asentar a los palestinos en los países árabes (impedir su retorno a sus tierras) y mantener a los refugiados sirios en sus áreas de presencia en los países vecinos, con el fin de cambiar la composición demográfica de estos países, por un lado, y evitar que el Estado sirio recupere sus capacidades y sus desplazados por culpa de la guerra y del terrorismo, y evitar que Siria se beneficie de ellos en la construcción del futuro del país árabe.
Según la visión estadounidense sobre el panorama actual, la ruptura de la fuerza básica que apoya a la Resistencia de los palestinos y al resto de esas fuerzas, conducirá necesariamente a la rendición de estas partes y aceptar cualquier fórmula ofrecida por la administración de Trump, entre ellas la propuesta presentada después de repetidas visitas por el yerno del presidente de los Estados Unidos, Jared Kushner.
La iniciativa conocida como el "Arreglo del siglo" es rechazada por unanimidad por los palestinos, mientras que las fuerzas que la apoyan quieren obligarlos a aceptar ese pacto después de debilitar la causa palestina.
Según esta visión, Estados Unidos seguirá presionando hasta que (Israel) robe el petróleo en la frontera de El Líbano que está en disputa, y hasta lograr el asentamiento de los refugiados y la anexión del Golán sirio ocupado a la entidad de la ocupación israelí de forma permanente; además de cortar territorios de Jordania para su propio beneficio, obligando a todos a reconocerla como el "Gran (Israel)".
Cuando esto se logre el presidente de Estados Unidos le advertirá a su aliado saudita: "¡Señor, rey! Aquí solo va lo que diga (Israel)".
Sin embargo, para que eso suceda, primero debe ser desacreditada "la Guía de los indecisos" o "confundidos" cuando plantea que "los grandes planes desaparecen… al final los extranjeros se van con descontento y enojo, mientras, el juego continúa".