Parte del futuro para PDVSA
PDVSA tiene en sus manos la radiografía mundial del mundo energético y con ellos sus amenazas, posibilidades, traiciones, gerencia, es decir todo combinado hasta en exageración.
A pesar de su crisis interna PDVSA es una especie de constructor con todo el futuro en lo que un día creó y seguirá haciendo. Emergente, de él depende seguir permitiendo orientar sus acciones geográficas y gerenciales, todo en un complejo pensamiento en medio de un debatido e incansable mundo petrolero.
En este artículo de tipo analítico pudiésemos hacer énfasis en la fuerza que la industria debiera rescatar; reflexiva, lógica de sapiencia combinada con muchísima experiencia en los modelos que igual han visto. PDVSA tiene en sus manos la radiografía mundial del mundo energético y con ellos sus amenazas, posibilidades, traiciones, gerencia, es decir todo combinado hasta en exageración. Saben hacia donde van.
Su diseño es contemporáneo. Hoy un poco paralizado, quizás extraviado sin pretender exagerar, pero ciertamente a lo que pretendo llegar es a su improductividad tan galopante. No puedo ocultar mis sensaciones al ver como la industria en menos de cinco años dejó de producir más de dos millones de barriles al día; inaceptable, inentendible, in, in, in…
Una empresa con fuentes mixtas, es decir combinación de experiencias con las mejores petroleras del mundo que están actualmente en Venezuela. Y vaya que esta es una gran experiencia.
Toda su información descriptiva, con excelentes fuentes, categorías análisis, mediante identificación, interpretación, ordenamiento y con clara capacidad de reorganizar, reimpulsar todos los eventos que deseen ser analizados.
Asimilando su modelo en medio de una gestión que pudiera ser caotizada. Por ejemplo, la ausencia de combustible pudo haber sido prevenida, por lo menos anunciada. Es que en PDVSA las alarmas no suenan o no tienen color. Nadie advierte. Otro ejemplo cuando Rafael Ramírez hundía la nave todos tenían que aplaudir sus desventuradas locuras.
Aunque no es el tema por tratar en estas líneas solo diré una cosa de Rafael Ramírez; su sueldo le dio para hoy vivir en el Protectorado de Mónaco donde al despertarte eres testigo de la rivera francesa, algo muy bien pensado pues en ese país no existe extradición.
Vuelvo a mi tema del presente que debe buscar PDVSA. Una corporación capaz de poder llegar a ser transversalizada dentro de la complejidad dinámica que representa Venezuela por poner solo un ejemplo —ya van varios— hacia el área de las Naciones Caribeñas y su universo en cuanto a los hidrocarburos, referenciando la oportunidad de esta alianza en el continente, constituyendo un modelo de interacción socioeconómica y política que impacte desde lo geopolítico a la integración regional, con lo geoestratégico como un tipo de política pública exterior y desde el pensamiento en la evolución del conocimiento gerencial administrativo, fundamentado en lo racional, empírico, privilegiado como practica por el mundo apostado; multi céntrico, pluripolar, y no al lado del propio sistema capitalista cuyo interés central es el producto y no el sujeto.
PETROCARIBE LA GEOGERENCIA PETROLERA
Como la gerencia clásica trabaja por objetivos, la geogerencia —geografía, geopolítica, geoestrategia y seguridad y defensa— lo hace bajo planteamientos de análisis y el estudio de los fenómenos en su totalidad, pero tomando en cuenta que la parte está en el todo y que el todo está en la parte —muy fácil— PDVSA es todo para nuestro país y el mundo necesita de petróleo, no solo del nuestro, pero sí de este recurso para sobrevivir, no hay otro.
De esta manera podemos afirmar que la complejidad de PDVSA es necesaria en los países que se desgreñan por nosotros, —lo cual no es de gratis—por cuanto ven que su unidad como país depende de la diversidad de las fórmulas desprendidas de sus productos —miles de derivados—.
Pero en medio de todo esto, ya existe Petrocaribe y es una de las tareas más importantes de nuestra industria del petróleo. Este es un planteamiento que a su vez implica el abordaje y manejo sobre su vasto y complejo ámbito gerencial en medio del negocio de nuestros hidrocarburos, y, para esto hay un área específica sobre un espacio geográfico: el Caribe, cadena de islas ubicadas en la prolongación del Océano Atlántico —lo que debiera llamarse el Mar de Venezuela— y el cual está circunscripto en nuestro ámbito constitucional, es decir con protección jurídica: Ley del Plan de la Patria 2013-2019 y 2019-2025.
En este efecto se proponen discernimientos, conducciones, objetivos, negociaciones, acuerdos, estrategias, revisiones, convenios y direccionamientos, por esto el resultado deben ser efectos a un nuevo rodaje en la puesta al día de algo que tampoco termina de nacer; la reciente Petro diplomacia venezolana.
Esta sin dudas es una nueva finalidad de integración social de los países componentes del denominado espacio caribeño, podemos distinguir la reciente política del Estado venezolano 1999-2019, a través de su corporación de petróleos la cual en un momento fue muy internacional. Bañando con la signatura del denominado: Acuerdo de Cooperación Energética: Petrocaribe, firmado como se sabe el 29 de junio del año 2005 en la ciudad de Puerto La Cruz, Estado Anzoátegui, Venezuela y para la cual el holding petrolero nacional creó la Filial PDV-CARIBE.
Por tanto, —Petrocaribe— podemos hablar de un concepto novedoso, único, con aporte dirigido hacía un concepto que podría llamar aquí la geogerencia en los hidrocarburos. En su contienda enfrenta la pertinencia social, cosa extraña en nuestro país pues el bólido de nación petrolera dejaba a todo el mundo arrecostado. Ahora inscribe este proyecto dentro de las dos últimas leyes del Plan de la Patria. En el primero del 2013-2019 concretamente le daba apoyo a los Objetivos III y IV:
III. Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la gran potencia naciente de América Latina y el Caribe, que garanticen la conformación de una zona de paz en Nuestra América
IV. Contribuir al desarrollo de una nueva geopolítica internacional en la cual tome cuerpo el mundo multicéntrico y pluripolar que permita lograr el equilibro del universo y garantizar la paz planetaria.
Esto no es otra cosa que la concertación de un estudio desarrollado en un espacio geográfico, al cual pueden apreciársele resultados, metas, tiempos, partes, tareas, proyectos, objetivos, y muchos más adjetivos, pero todos hacía un carácter geoestratégico para la creación de un área geopolítica con aportes en un rodaje como lo manifestado en el párrafo anterior con aspectos geogerenciales.
De esta manera el presente modelo o iniciativa basado en la geogerencia anda sobre un espacio ya instaurado, estructurado, probado y en pleno dinamismo, sin perder de vista su carácter complejo, indicado a partir de un punto diferente, lo interregional, bajo un nuevo concepto de integración, corresponsabilidad, complementariedad y de seguridad y defensa.
Esta base obedece a un principio que en este caso lo interpretaríamos como Principio de Heiselberg o el Principio de Incertidumbre, lo cual es algo que afecta y algunas veces ha inundado a esta corporación. Este principio afirma; "es imposible medir simultáneamente de forma precisa la posición y el momento lineal de una partícula" (Astronomía Educativa: Tierra, Sistema Solar y Universo, s/f), viene a significar que tanto los antagonismos como las complementariedades unidas a ella, gravitando en orientaciones donde emergen nuevas configuraciones de su sistema y desarrollo. Además, sujeto/objeto, inducción/deducción, sincronía/diacronía y todas las otras supuestas antinomias, en realidad se presentan como antagónicas, pero son complementarias a su vez.
Las anteriores líneas se leen así; la geogerencia —la gerencia sobre un espacio geográfico—es un pensamiento complejo, es decir amplio, el mismo parte de un principio; la unicidad —diversidad en este caso de ideas, compromisos, acuerdos— en la diversidad. La unicidad —muy sencillo— se asocia a todo lo interrelacionado, en movimiento y progreso. Es la abstracción más global de la realidad que recoge en sí las más diversas etapas de la evolución del universo y sus elementos implícitos y explícitos, la esencia y la apariencia, lo observado y el observador, hasta llegar al ser y la conciencia, todo lo material y psicológico, mas todo aquello visible e invisible o lo tangible e intangible. De manera que analizar el desarrollo de la propuesta del Estado venezolano signatario con las siglas de Petrocaribe, involucra una vasta diversidad, la cual va traducida en un seguimiento completamente severo de las complejas dinámicas autoconstituidas dentro del espacio geográfico del universo caribeño.
Así pues, se toman en cuenta de manera efectiva y analítica, cada fenómeno que acontece dentro de aquella región, la cual viene a estar sometida a una espiral de presiones recurrentes sobre todo por parte de Estados Unidos, quien busca bruscos cambios de escenarios en lo político económico, geográfico y ambiental. PDVSA; estos fenómenos solicitan en este momento de respuestas orientadas hacia alianzas, estrategias y acuerdos imbuidos y direccionados en un espacio distinto de sobrevivencia por una nueva integración comercial.
Por tal motivo, este espacio geográfico —Petrocaribe— deberá estar sometido a una actual geogerencia aplicada de verdad y que dé cuenta e interprete el nuevo espacio acordado. Este punto apela a la teoría del caos organizado estudiado por uno de sus autores Edward Lorenz quien considera, finalmente, que para un análisis lo esencial son las relaciones en sus zonas geográficas y no los actores vistos en todos los procesos. Particular y significativamente esta interacción e interconexión entre empresas y megaempresas como es el caso de Petrocaribe viene a ser un habilitador fundamental en las acciones emprendidas a partir del año 2005.
Es evidente que para investigar el problema de la geopolítica y la geoestrategia hay que fundamentarla en una gerencia social como en la ya mencionada, hay que saber distinguir lo que involucra un trabajo riguroso de aquellas gerencias que solo partieron de observaciones provisionales, inmersas en la subjetividad del observador y alejadas en consecuencia.
Ante esto es posible la existencia de múltiples esquemas para representar su estructura de los procesos anteriores y que hoy apenas sobreviven, es decir, hay que rescatar a Petrocaribe. Lo importante es que el proyecto y su gente, es decir los profesionales responsables sean lo suficientemente eficiente como para abordar todos aquellos elementos y aspectos que son constantes y que constituyen diferencias o puntos de variación entre unos y otros momentos, espacios particulares. José Padrón G. lo expresa con claridad:
Su objetivo consiste en explicar aquellos factores a partir de los cuales se generan todas las posibles variaciones observables en cualesquiera de las investigaciones concretas que se hayan producido en el pasado y que se habrán de producir en el futuro. (1988. p. 57)
El problema de la geopolítica trae consigo una geoestrategia, ambas están dirigidas por el modelo de la geogerencia, una propuesta que puede ser; eficaz, idónea, proactiva en el negocio de los hidrocarburos de naturaleza cronológica, de experiencias, y de no realizarse se corre el riesgo de mantener un eterno caos, y lo que se busca el orden o equilibrio en el arco de Petrocaribe, esto es lo que se define como el pronóstico, darle forma al asunto).
No puede arriesgarse el petróleo junto con todas sus ramificaciones si no se toman en cuenta sus espacios, hasta hace poco ausentes, de sus coordenadas. Es decir, en efecto es una problemática de dimensiones ceñidas a la historia y por ende a la observación analítica del petróleo venezolano; su trayectoria, bemoles, ausencias, esperanzas y caminos.
Pero el petróleo ha estado estrechamente relacionado a fenómenos de cambio, amenazas y ahora de integración, de desarrollo, de futuro y con lo cual se busca impulsar una nueva área económica y que sea tan estratégica como para decidirse como una nueva zona de seguridad y defensa bajo un modelo geográfico y de gerencia.
A partir de este momento se podría inferir que el planteamiento se ondea dentro de una nueva área geográfica la cual parte del riesgo de un bloque de países los cuales van hacia el rodaje de una nueva asimetría en su conjunto.
Este original fenómeno del petróleo es para la integración, sobre novedosísimos y recién depositados acuerdos para su protección, negociación y sobrevivencia de este bloque geográfico que en nuestro estudio se define sobre la terminología de la nueva área caribeña.
Estos nuevos aspectos o elementos sobre la seguridad y defensa —entre otros— obedecen a resultados que garantizarán el revestimiento de la pericia de espacios dentro de naturales alianzas de zonas que siempre estuvieron allí y que hoy pretenden ser asumidas desde Venezuela para increpar e incrementar una nueva autonomía que sin dudarlo podrán llevar a la sostenibilidad del desarrollo futuro de las próximas décadas dentro de áreas iguales. Esto es un desafío, caminemos.
No obstante, esta aproximación yacería en un método substanciado bajo operaciones lógicas, proponen descubrir la nueva cosmovisión en esta parte del mundo (el Caribe) bajo una teoría en el sentido etimológico de la palabra; por consiguiente, es un estado de observación hacia un futuro en el cual se instalará la nueva base de operaciones de la infraestructura energética desde Venezuela con la región y de allí a buena parte del mundo. De allí que Padrón describa el arco en su trabajo:
(L)a consideración central en una perspectiva… es que toda investigación va más allá de los límites de un individuo… para ubicarse en redes de problemas, temas e intereses que muchas veces abarcan largos períodos históricos y varias generaciones de estudiosos. Esto constituye una visión transindividual de los procesos...
Cuando un investigador cualquiera elige un tema de estudio y se formula una pregunta y unos objetivos de trabajo, en realidad lo que hace es inscribirse dentro de una red temática y problemática en la que también trabajan y han estado trabajando otros investigadores, red que suele tener en el tiempo toda una trayectoria de desarrollo y que, a su vez, mantiene sucesivas y complejas conexiones con otras redes. Este complejo temático y problemático en el cual se inscribe un investigador es lo que, se concibe como un Programa de Investigación.
Galileo y Einstein ilustraron perfectamente bien este concepto cuando declararon que el éxito de sus trabajos personales se debía al hecho de haber caminado "sobre hombros de gigantes", refiriéndose precisamente a que retomaron planteamientos previamente formulados y se basaron en intentos y soluciones anteriores a ellos, sin tener que comenzar desde cero.
¿Y cuáles son, concretamente, los posibles estilos de pensamiento? Una de las hipótesis menores deducibles dentro del Modelo VIE es que los Enfoques Epistemológicos, los mismos que analizamos anteriormente, se corresponden uno a uno con los mismos Estilos de Pensamiento y que, cuando en una determinada época histórica o en un determinado Programa de Investigación predomina un cierto Enfoque Epistemológico, es básicamente porque se impuso el correspondiente Estilo de Pensamiento del o de los investigadores que lideraron el momento histórico y el respectivo Programa de Investigación dentro de los cuales actuaron. (1988. p. 73)
Por eso aquí se generan construcciones emergentes que orienten la geogerencia de Petrocaribe en el pensamiento complejo del mundo petrolero, acompañados del análisis de escenarios de impacto en la región tras los acuerdos energéticos a la luz de la geogerencia petrolera del área del Caribe.
Petrocaribe se presenta como una nueva área de integración geogerencial de Venezuela, en torno a la nueva configuración geopolítica del Caribe, capaz de formular construcciones emergentes, que orienten la geogerencia de Petrocaribe en el pensamiento complejo del mundo petrolero.
Cada país que conforma Petrocaribe debe prestar atención a las reacciones que existen entre ellos valiéndose para ello de acuerdos y convenios y aceptando a priori su carácter relativamente inestable, reserva de relativa perdurabilidad, o sea, su carácter leve.
Lo que no quiere decir que dichos convenios, alianzas y acuerdos entre ellos sean construcciones a la manera de los castillos en el aire. El problema se patentiza en abandonar las terribles jerarquías nacidas del seno del capitalismo. Si bien Venezuela ha creado y lidera Petrocaribe, ello no implica ningún tipo de imposición y, por ende, de ventajismo. Por el contrario, en obediencia al factor individual, muy prontamente se desliga de todo carácter autoritario. Los países de Petrocaribe son, a fin de cuentas, relaciones ante las cuales debemos estar muy atentos:
1. Hay movimiento, pero no hay, en última instancia, objetos que se muevan; hay actividad, pero no hay actores; no existen danzantes, sólo existe la danza. (Fritjof Capra, El punto crucial) (1988- p.115).
La inestabilidad de las relaciones entre los países adscritos no es otra cosa como una geoestrategia de relaciones y reacciones de los países involucrados. El punto focal de una geogerencia alude a la cuna de la palabra: trans, a través, de lo puramente personal. La geogerencia de lo complejo va más allá de la persona, del jefe, y, en fin, de toda actividad egocéntrica, a favor de un mundo central.
Una geoestrategia exitosa para Petrocaribe consiste en la fluidez de complejos sistemas e interconexiones. Debemos aclarar que una geogerencia de este tipo, debe ser solidaria de una expansión de la conciencia de suerte que pueda observar con ojo extendido el devenir constantemente fluyente en los diversos e indefinidos torrentes de Petrocaribe. Esta visión novedosa no se presenta en una conciencia consensual. Su incapacidad para contemplar el fenómeno Petrocaribe como un conjunto, se debe a que, incluida en un Paradigma, percibe el devenir de Petrocaribe como un modelo de gran dimensión, con algunas fluctuaciones extraídas de la data estadística. Añadamos que la conciencia consensual se halla hermanada a la cadena de causas y efectos. Esta y no otra es la gran diferencia entre las diferentes gerencias clásicas, encerrada en la malla de la racionalidad pura. En efecto, la geogerencia de lo complejo es absolutamente racional, va más allá de la razón pura, trascendiéndola —aunque incluyéndola— asumiendo el escenario de Petrocaribe como un espacio siempre fluctuante, con irrupciones caóticas y un gran porcentaje de imprevisibilidad.
Existen modelos gerenciales relativamente simples que abordan, por decirlo de una manera, la problemática del saber gerencial apuntalándose en objetivos demasiado fijos. Dichos objetivos cumplen con la función que se cumpla el plan o proyecto gerencial en términos de cortos, medianos y largos plazos. No obstante, una gerencia que no sólo se oriente a lo sensible y, hasta cierto punto, las superficies de los campos a ser estudiados, debe apelar a la profundidad. Un análisis prospectivo de la profundidad sugiere, de inmediato, que el proyecto gerencial se involucre en fenómenos muy complejos del cual debe dar cuenta. Dichos fenómenos, a diferencia de cómo son percibidos los modelos aplanados y que responden a su carácter de complejidad, absolutamente cambiantes. En rigor, los fenómenos de la realidad empírica han sido cambiantes desde siempre. Con los descubrimientos de la física cuántica, ahora podemos dar cuenta de la no estaticidad de los fenómenos, que éstos poseen una fuerte tendencia a caotizarse —todo fenómeno es caótico y, a su vez, encerrado— incluso, mostrarse en la realidad como modelos acabados del comportamiento fallido, es decir, caos auto organizado.
Por estas primeras consideraciones, una geogerencia debe mirar hacia la inestabilidad de los procesos que se encuentren inmersos en pequeños y grandes volúmenes, debe ser por naturaleza compleja y, asimismo, debe poseer un fuerte carácter predictivo, de manera que se minimicen las inevitables tendencias al desorden.
Este carácter predictivo es lo que diferencia una geogerencia basada de lo complejo a los fenómenos que se presentan en una organización tan vasta como PDVSA o un sistema de organizaciones y empresas que implican países como es el caso de Petrocaribe y sus vinculaciones geoestratégicas y geopolíticas, a fin de que el rendimiento de la organización o empresa puedan sostenerse dentro de una franja de estabilidad más o menos razonable. En otras palabras, cada paso en el ajedrez de los movimientos de Petrocaribe es visto y hasta ha sido previsto gracias a una visión de tratar con múltiples fenómenos.
Detectar lo complejo significa, por otra parte, abarcar la visión de una gerencia de superficies. Esto significa que la gerencia basada en las complejidades que se tejen entre diversos polos de operatividad abarca otros tipos de gerencia, es decir, no desdeña, por ejemplo, a la gerencia por objetivos, ni a la gerencia vectorizada hacia la calidad total. Por su carácter puede hablar de la geogerencia como un universo complejo que aprehende la substancia de fenómenos teniendo en cuenta que las partes no se hallan aisladas, sino que son indisolubles.
El programa para una gerencia está basado en nuevas visiones dinámicas más no mecánicas. La complejidad de los fenómenos que, en resumen, se refiere al tema petrolero debe tener presente la movilidad, las súbitas transformaciones de dichos fenómenos, así como su carácter ciertamente evanescente. Una gerencia cuyo seguimiento a estas características resistentes a los fenómenos puede, mediante la apertura de su radio de acción, predecir con éxito las contingencias sobre la que se estatuye la realidad empírica.
Una vez geogerenciado y puesto en marcha determinado proyecto o acuerdo entre diversas organizaciones o empresas o instituciones, es imperativo proceder al seguimiento de su comportamiento apelando a una visión rigurosamente científica que, como se dijo, de cuenta del todo a partir de sus partes, o para mejor decir, perciba la unidad en la diversidad y a la inversa. Esto es particularmente significativo cuando, en nuestro caso, estamos construyendo proyectos, acuerdos, pactos, alianzas entre diferentes países con modalidades muy singulares o, como se podría decir, con modelos de culturas organizacionales diversas y en ocasiones hasta incompatibles. Mas aun, cuando hay tierra de por medio para desarrollar estos proyectos.
Creemos que una geogerencia que aborde la complejidad de las instancias entre países, por ejemplo, garantizará el éxito de los objetivos propuestos, misiones y visiones, debilidades y fortalezas, siempre y cuando no abandone las premisas básicas que definen a la complejidad, es decir, a una formación de los datos empíricos. Nos referimos al caos auto organizado.
Existe un denominador común. Petrocaribe acciona, en tanto nicho de empresas petroleras, hacia otros países que poseen culturas diferentes a la nuestra (esto no excluye a los países latinoamericanos). Este accionar hacia afuera debe partir simultáneamente de un accionar hacia dentro. Petrocaribe es un núcleo bidireccional: opera en los fenómenos internos que se le presentan y a la vez con los fenómenos externos. A esto se podría argumentar que este denominador común es aplicable a toda empresa, por muy minúscula que ésta sea. Y, en efecto, es cierto, puesto que hablamos de un denominador común.
Toda empresa se auto gerencia a sí misma para poder gerenciar hacia afuera. En realidad, se trata de un solo movimiento. La operación de auto gerenciarse surge cuando aparecen las demandas o las exigencias. Se trata de un fenómeno instantáneo. Sin embargo, no debemos tomar las mencionadas demandas o exigencias como datos aislados que se presentan de manera fragmentada o segmentada en la realidad empírica. No. Demandas y exigencias constituyen un gran flujo —incluso en forma potencial— en el cual se entrecruzan, se enfrentan, aparecen para reaparecer bajo otra forma de flujo, incrementa su velocidad de operatividad, así como puede enlentecerse, ralentizarse.
Sólo el Ojo crítico individual puede detectar estas infinitas fluctuaciones que acontecen a cada instante en el seno siempre fluyente de Petrocaribe. Ignorar esto es desconocer simplemente la operatoria de esta confluencia de países que integran Petrocaribe. Un ejemplo ilustrativo puede reconocerse en los drásticos cambios climáticos, tsunamis, o, sin ir tan lejos en el ecocidio de la Amazonía ecuatoriana producido por la empresa Chevron-Texaco.
Por consiguiente, una geogerencia, basada en algo complejo de los fenómenos, debe dar cuenta de la cultura organizacional de las empresas en los diferentes países con los cuales se halla estrechamente vinculada Venezuela. Al mencionar PDVSA estamos asumiendo que Petrocaribe ha nacido de esta, así como Petro sur, el ALBA-TCP. De manera que al hablar de cultura organizacional de PDVSA debe asumirse que la validez expositiva presentada incluye a estos grandes bloques.
Esta complejidad cultural de los países y, más específicamente, en las empresas con las que PDVSA posee fuertes vinculaciones —incluso si estas fueran débiles o poco reconocidas en el mercado planetario— ha sido expuesta admirablemente por muchos teóricos de la cultura organizacional. Entre ellos Denison. (Denison, Daniel R. Cultura corporativa y productividad organizacional. Legis. Colombia. 1991). Pero antes debe elaborarse una descriptiva analítica cultura y sus modalidades en el seno de una empresa.
La cultura, en términos generales, está conformada por nichos o nódulos culturales. Podemos definir nichos o nódulos culturales como grupos humanos con intereses y creencias particulares, aunque generalmente compartidas en ámbitos donde se desenvuelven; ejemplo: el mundo islámico y el cristianismo.
En suma, la cultura viene a ser la sumatoria de estos nichos culturales en donde se procesa información, nacen nuevos esquemas de intercambio, nuevas maneras de percibirse los seres humanos como tales a la búsqueda, en este caso, de una genuina atmósfera de convivencia, proactividad y sustanciosos beneficiosa para todos y entre todos. En este proceso intervienen todos los habitantes de los nichos o nódulos culturales.
Petrocaribe conforma uno de estos nichos, no sin aclarar la existencia de cada nicho como una parte que a su vez es un todo. Una dificultad sin duda ardua consiste en que el Caribe es en sí mismo un crisol donde confluyen varias lenguas. Hablamos del Caribe francófono, anglófono y, por supuesto, del español. Esto de por sí implica una dificultad en el momento de la emisión de comunicaciones. La especificidad idiomática conforma un gigantesco nicho cultural cuyo conocimiento es imperativo.
La manera de crear diálogos en pos de objetivos comunes implica el perfecto conocimiento de los valores culturales. Estamos trabajando con nichos culturales que no nacieron ayer. Afortunadamente una geogerencia habrá de tomar las debidas previsiones para el entendimiento entre los países de Petrocaribe, de la misma manera como debió llevarse a cabo con Mercosur, para citar un ejemplo.
Además, los nichos culturales intercambian constantemente información de índole singular —acuerdos, pactos, alianzas, fijación de lapsos, y otros más— de suerte que no existe por principio un nicho aislado por muy resistente que este sea a la permeabilización de los códigos informativos. Este perpetuo fluir de signos y señales estimula la creación de un cuerpo ético institucional. Y es sobre la fundamentación ética de donde debe arrancar el gran tolón, entre todos los países que integran Petrocaribe.
En cada nicho cultural coexisten pequeños sistemas de valores que pueden ser entendidos en términos de valores comunales. Estos microsistemas alimentan ideas y proacciones, son inseparables del Gran Nicho y dentro del tejido de vasos comunicantes entran en juego, incluso decisorios a la hora de firmar un acuerdo o convenio.
Aunque lo que es conveniente para determinado nicho no lo es para otro hasta cuando se alcance el nivel de complementariedad e intercambio y equilibrio. Como se ve, el planteamiento siempre se halla presente.
Esto explica muy bien el amplio espectro de las creencias por parte de los nichos culturales. Cada nicho modula su propia conformación ética y se rige por ella. Sin embargo, el intercambio se origina en un cruce de información cuyo objetivo, entre otros, es acordar un código ético con una mayor amplitud de acción y consenso.
Conformados como nichos culturales, en Petrocaribe coexisten códigos sociológicos, psicológicos y, por supuesto, éticos y estéticos. Se sabe que, en el caso del médico, su código ético parte del juramento hipocrático. Sin embargo, el juramento —un código estatuido e inmodificable— se enfrenta si se desea ante la comunidad de una clínica en donde de continuo están emergiendo, convergiendo y divergiendo sistemas valorativos, con otros parámetros, en suma, una ética no estática. El caso de Petrocaribe es desde todo punto de vista ejemplarizante. Contiene —o alberga en su seno— una diversidad de nichos culturales: ingenieros con diferentes asignaciones y rangos, trabajadores con la misma calificación ya citada para el personal técnico-operativo, personal administrativo, áreas de producción, seguridad y mantenimiento, áreas de negociación, sin olvidar que este conglomerado humano se expresa en diferentes idiomas como ya se ha dicho. Resulta obvio que todos estos nichos culturales sean solidarios de la visión y la misión de Petrocaribe. El rol del intercambio entre los diversos nichos culturales ejerce, en cuanto a jerarquía, una importancia decisiva. Esto significa que todos los nichos culturales presentes en Petrocaribe deben girar en torno a la relación entre ellos mismos (endogenia) y hacia afuera, off shore (exogenia). Aún más: su vida misma emerge de los subnichos culturales la cual la exhibe como un todo; Petrocaribe.
Y la concreción de este desiderátum —voluntad constructiva de hacer de Petrocaribe una sola voz que responda por todas las voces— creará condiciones propicias para avanzar en una cultura organizacional de la empresa, punto de arranque para el manejo de sus rasgos identificatorios, los cuales una vez proyectados, de forma controlada y no espontánea, se mostrarán ante el mundo y los integrantes de los diversos escenarios (OPEP, ALBA-TCP, la misma PDVSA, Petro sur y otros) como una representación o imagen bastante fiel a la identidad de Petrocaribe con miras a una consolidación radical de sus objetivos, metas y proyectos.
Ahora bien, el paradigma cultural que nutre a Petrocaribe se evidencia en y dentro de su complejidad, en la pluralidad dialógica que se suscite entre sus nichos culturales. Mientras mejor se imbriquen entre sí, mayor capacidad operativa poseerá la empresa. Sin la existencia de imbricación dinámica no estable en Petrocaribe no puede por principio generador de ningún tipo de decisiones, bien sean estas macro decisiones o micro decisiones.
Como se puede notar, un ponderado sistema de jerarquías consiste en un engranaje armonioso de las diferentes instancias que constituyen a Petrocaribe y que de conjunto dinamizan a la empresa.
El así llamado credo corporativo tiene mucho que ver con la eficiencia de la totalidad la cual a su vez implica la dinámica y la presencia de sistemas jerárquicos, dentro de la gran masa cultural, que actúan en este bloque de integración. Es un bosque de integración, pero ya un bosque.
Cada uno de estos países integrantes poseen un código de expresión, así como una manera de percibir. Percibirse él como integrante de un gran bloque, percibirse asimismo en relación con el entorno, y percibirse a sí mismo como individuo, indivuduum, o mejor dicho como un organum con deberes y derechos.
¿En dónde, o hacia dónde apunta la geogerencia? Sin duda hacia la categorización funcional y operativa —sin descartar nunca su condición humana— de los integrantes de la empresa de acuerdo con un sistema de jerarquías. Dicha categorización nace de la cultura o, para mejor decir, de los integrantes de los nichos culturales. No existe gerencia empresarial en donde no exista un consenso de orden cultural, sea o no geogerencial. Las convergencias y divergencias en una empresa nacen de la interacción de los nichos culturales. Cada país, así como cada ser humano es dueño de su haber cultural y, por consiguiente, de su performance en Petrocaribe. Es más, la calificación del personal —director, coordinador, trabajador— es una de las variantes del ser cultural. El mismo director, por ejemplo, deja de serlo funcionalmente, al retirarse al ejercicio de otras actividades. Lo que permanece —dentro del cambio— es su cultura, la cual lo acompañará en cualquier empresa que emprenda. Por otra parte, al hablar de cultura nos referimos al modo de ser y actuar siguiendo la tradición de lo aprendido y la dialéctica entre el ser cultural y el contexto en donde se desarrolle. Concepciones como calidad y organicidad dependen de todo el tejido cultural de la empresa.
De hecho, esta es una actividad cultural, un hecho de cultura. Sobre esta cultura tomemos el ejemplo de Mazhar Al-Shereidah en su obra: Enfoque Petrolero en Venezuela, cuando citó lo siguiente: Así como en 1974 y 1979 los precios altos que se fijaron por motivaciones políticas condujeron al desplazamiento del petróleo, por la manía de la "Crisis Energética", ahora la eliminación del factor político y el énfasis en variables económicas le está devolviendo al petróleo su importancia en la demanda energética (2010:135).
Cada individuo perteneciente a determinado nicho cultural no debe abandonar su sistema valorativo —su ética— y substituirla por el credo corporativo de la empresa. Los tipos de gerencia aplanados y opacos emprenden una especie de lavado cerebral para llenar la conciencia del individuo con los sistemas —éticos, políticos, sociales, antropológicos— de la empresa. Esto sería una forma de aculturación según la interpretación clásica.
Al hablar de los nichos culturales pensamos en la inquietud de PDVSA por adoptar una nueva cultura organizacional comprometida naturalmente con el fomento de una cultura del petróleo. Los nichos culturales que interactúan en Petrocaribe son susceptibles de funcionar a la manera de una red asimétrica de vasos comunicantes en la creación de una cultura organizacional petrolera —humanamente petrolera— capaz de motivar una mejor productividad y acentuar su fuerte carácter corporativo.
Schein (1985) analiza la relación entre adaptación y cultura e insiste en que una cultura generalmente consiste en las respuestas comportamentales colectivas que han comprobado ser adaptables anteriormente para una determinada organización social. Cuando una organización se encuentra frente a una situación nueva, primero ensaya las respuestas colectivas aprendidas que ya forman parte de su repertorio. Además, estas respuestas tienen sentido para los miembros de la organización porque también ellas representan estrategias de individuos para adaptarse con éxito a la propia organización en el transcurso del tiempo.
En su seno no es trivial admitir que no existiría gerencia del petróleo —de toda índole excepto la compleja— sin que la misma no haya atravesado por fracasos: mala administración en lo endógeno, negociaciones fallidas, pérdidas por desconocer el factor caos, y demás. La siguiente metáfora ilustra lo que deseamos expresar: no tendremos idea de la salud sin la enfermedad y a la inversa. Otro tanto ocurre con el mal. No sabríamos absolutamente nada del bien sin la existencia del mal. Existiríamos de modo estático en una vida idéntica a la muerte: una fijeza eterna.
Ahora, tomando en cuenta a diferentes autores de diversas posiciones y visiones académicas, divididos en dos bloques, el primero de ellos integrado por: Abraham Maslow, Edgar Morín, Ken Wilber, Fritjof Capra, Werner Heinsenberg, Max Planck, Gilles Deleuze y Michel Foucault, mientras un segundo bloque presidido desde Michael. T Klare, Mendoza Pottella, Joseph Stiglitz, Jesús Mora, Mazhar Al-Shereidah, Jaime Jalife-Rahme entre otros, cada uno en su especialidad argumentan enfoques disimiles. Sus formulaciones ayudan en el primer bloque al análisis y propuestas desde una visión transpersonal hacia una geogerencia del pensamiento complejo, con especial énfasis a los trabajos de Edgar Morín. Mientras un segundo bloque orientó sus formulaciones hacia lo geopolítico y geoestratégico.
En Petrocaribe no se ha implementado lo novedoso de esta propuesta de manera total y absoluta. Aunque las nuevas exigencias de integración del modelo político venezolano impulsan en conjunto habilitadores para la región hacia el territorio con creación y aplicabilidad por nuestra parte de una Geogerencia de lo Complejo lo cual es lo novedoso.
La Geogerencia de la Complejidad queda imperativamente justificada y en sinergia frente a la competencia de la Ley del Plan de la Patria 2013/2019 que legitima y da reconocimiento institucional del Estado venezolano y los 19 países de la región del Caribe, aparte del valor jurídico con Petrocaribe, fortalecido por todos sus Habilitadores: Banco de Petrocaribe, Refinerías de Jamaica, Cuba y República Dominicana, Celac, Mercosur, Unasur, Consejos Ministeriales de Alimentación y Defensa, entre otros. Estos Habilitadores dan cuenta de la creación de una nueva área geográfica donde se esculpen alianzas, convenios, integraciones, acuerdos, logros, recomendaciones, desprendiéndose un crecimiento económico. Todo sobre la base del recurso petrolero venezolano y sus derivados, para impulsar un arco caribeño que formulará las nuevas relaciones comerciales y de seguridad y defensa frente a la nueva causa de los conflictos internacionales de los años venideros
Del parágrafo anterior se desprende la perentoria puesta en marcha de la Geogerencia. Esta se desarrollaría como una herramienta que reviviría integralmente el área geográfica desde Petrocaribe. Mientras que las gerencias lineales, clásicas, aplanadas no podrían dar cuenta de los nuevos retos enmarcados para la obtención en beneficios de un espacio que solo ha de ser posible gracias a nuestra propuesta.
Venezuela, país con grandes yacimientos petroleros y administrador de los mismos deben plantearse entre sus estrategias una gerencia geográfica capaz de impulsar un área geopolítica y de negocios donde se impulsen resultados de integración socioeconómica, es decir el desarrollo bien visto de la gerencia en la complejidad petrolera.
Sabido, Venezuela ocupa el primer lugar de reservas petroleras en el planeta, eso significa un 21% del total existente. Esto la hace el país con más responsabilidad en cuanto al cuido y defensa de sus reservas atractivas para el mundo. A partir de allí el petróleo venezolano podría superar la región del Caribe y desde esta establecer la nueva seguridad y defensa del cuidado geográfico de su soberanía.
Venezuela, ubicación y reservas petroleras dentro del contexto de la crisis energética mundial, abre en profundidad el sincerar la demanda hacia la zona del Caribe. En lugar de contribuir a la escasez de tan extraordinario recurso, puede impulsar desde la geogerencia un importante escenario geopolítico con acuerdos militares, estabilidad y planeación de conflictos diplomáticos y de alta estabilidad política, social y de integración.
Aquí se abre una excelente y única posición geográfica y geopolítica hacia Venezuela de liderazgo hacia una zona favorable para la distribución marítima del crudo hacia los demás continentes.
La gerencia podría abrir y administrar el arco caribeño petrolífero entre Cuba, Haití, República Dominicana, Jamaica y Venezuela: Esta sería la mayor producción y distribución de petróleo en miles de barriles por día en comparación con las del Medio Oriente.
Petrocaribe se encuentra dentro de una de las mayores zonas de consumo petrolero mundial: desde Canadá hasta la Patagonia incluyendo el Caribe. Solo en el área de Centroamérica más Canadá y EE. UU. se consumen 27 millones 305 mil barriles diarios, ocupando el primer lugar los Estados Unidos con 22 millones 886 mil barriles diarios. Esto quiere decir que desde Petrocaribe se proyectaría una geogerencia compleja de índole geográfico capaz de cubrir las demandas futuras hacia Canadá y México que consumen cada uno un poco más de 2 millones de barriles diarios. También las regiones más lejanas las cuales se ubican hacia Asia y Oceanía con 29 millones 382 mil del cual China es el líder con 10 millones 116 mil de barriles por día y luego Europa con 14 millones 297 mil barriles diarios concentrados principalmente en Alemania, Francia, Italia, Holanda, España y Reino Unido.
Frente a otros países de la región del Caribe ninguno proyecta más años de reservas que las que actualmente se ofrecen desde Venezuela, más su colosal alianza tanto con las reservas de Cuba y Haití.
Por esto se considera a los Estados como organismos biológicos dinámicos e indaga los sucesos para obtener conclusiones como ciencia analítica política en evolución permanente, y por otra parte los considera un ente vivo en relación con el espacio que los rodea, tomando en cuenta el futuro de sus estructuras políticas. A este tenor, orienta la preparación de su defensa nacional y su conducción regional (Caribe) estratégica.
Necesariamente por no decir que obligatorio Venezuela debe proyectarse en una zona evidentemente atractiva desde el punto de vista territorial, su función y su importancia estratégica, en relación con el orden geopolítico internacional.
La geogerencia venezolana junto con la fuerza de su petróleo será la potencia que motivará a la presente sociedad industrial, siendo además el combustible para el actual y presente futuro de la civilización. Contempla la base para los negocios más grandes del mundo, que abarcarían los más extremos usos de riesgo y recompensas, así como también relaciones y conflictos entre empresarios y empresas corporativas, así como entre los negocios privados y del Estado-nación.
BIBLIOGRAFIA
Al-Shereidah, Mazhar. (2010). Enfoque petrolero en Venezuela. De la Apertura al paro. Maracaibo. Ed. Astro Dato S.A.
Padrón J. G. (1988). "La estructura de los procesos de investigación". USR, Decanato de Postgrado, Caracas, abril de 1998 Publicado en: Revista Educación Y Ciencias Humanas. Año IX, N.º 17 julio-diciembre de 2001. Decanato de Postgrado, Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez.
Capra, Fritjof. (1998a). El punto crucial. Troquel Editores. Argentina.