Agua: la tierra llora y el hombre va a la guerra
Los hombres hacemos llorar a la madre tierra, matándola y con ello estamos autoeliminándonos, comentaba hace más de una década en Managua, Nicaragua, el dirigente indígena peruano Alberto Pizango al abordar los problemas de los pueblos de la Amazonia y se refería a la depredación para el control de lo que él llamaba el “oro azul” (el agua).
Al recordar esto tratamos de aproximarnos a un problema que tiende a incrementarse en el mundo pese a que hace diez años, Naciones Unidas declaró el acceso al agua y el saneamiento como un derecho humano.
Las cifras son alarmantes. Cerca de dos mil 200 millones de personas en el mundo no tienen servicios de agua potable, según comentó Lu Sudré en el sitio www.brasildefato.com.br al hacer una valoración de la crisis en Brasil, un país dueño de uno de los mayores acuíferos del mundo, la Amazonia, cuyas riquezas son ambicionadas por Estados Unidos y poderosas transnacionales.
En el gigante suramericano, indica Sudré, el 16 por ciento de la población, aproximadamente 35 millones de personas, no tienen acceso al agua tratada, según las cifras más recientes del Sistema Nacional de Información sobre Saneamiento (SNIS).
Edson Aparecido da Silva, secretario ejecutivo del Observatorio Nacional de los Derechos al Agua y al Saneamiento (Ondas), pondera que, desde el inicio de los años 2000, hubo avances en las políticas del área, a partir de la creación del Ministerio de las Ciudades – en 2003, por el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva – y del desarrollo de políticas urbanas.
Sin embargo, bajo el gobierno de derecha de Jair Bolsonaro, hubo un empeoramiento a partir de la reducción de inversiones y extinción de instrumentos de control social creados anteriormente, lo que dio al traste con los esfuerzos desplegados luego de la adopción el 28 de julio de 2010 de la resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que determina que el acceso al agua limpia y segura y al saneamiento básico, son derechos humanos fundamentales.
Una ley sancionada por el mandatario brasileño facilita la privatización de los servicios prestados por el sector. A partir de ahora, empresas públicas no podrán ser contratadas directamente, y deberán disputar una licitación con empresas privadas.
Según Silva, la lógica del lucro, que guía al sector privado en el saneamiento, es incompatible con la idea de universalización del acceso, algo que no solo ocurre en su país sino en muchas regiones críticas en el mundo.
El gran negocio…
Muchos expertos coinciden al señalar que el saneamiento y el control del agua en manos de poderos empresas internacionales se va a convertir en un gran negocio.
Esto ocurre pese a que el acceso al agua tratada es, incuestionablemente, una cuestión de salud pública en todo el mundo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) por ejemplo, en 2017, más de un cuarto de las muertes de niños menores de cinco años fueron causadas por factores ambientales como contaminación, falta de saneamiento y uso de agua no apta para el consumo.
Breves ejemplos dan fe de la importancia del líquido en el mundo y de la privatización de un recurso necesario para todos. Datos de la revista estadounidense National Geographic en el aún no lejano año 2000 aseguraban que las ventas mundiales de agua embotellada llegaron a cerca de 84 mil millones de dólares. Solo la embotellada. Una ganancia nada despreciable.
Ese mercado tenía ya un valor de 135.600 millones de dólares en 2019, según los analistas de Euromonitor International, y se espera que crezca hasta los 170.900 millones de dólares para 2022, con una demanda que se expande más rápidamente en Asia.
Estimados de organismos internacionales de hace una más de década predecían que para el 2025 cerca de 50 países enfrentaran serios problemas de sequias y carencias de agua, para hacer realidad advertencias que anticiparon hace muchos años que el líquido seria la causa de las guerras del futuro.
En la actualidad la crisis avanza y ya un tercio de la población mundial sobrevive con limitaciones para consumir el líquido, descontando las serias amenazas para el avance en la producción de alimentos. Según Naciones Unidas la agricultura y la ganadería consumen el 70 por ciento del agua dulce disponible en el mundo.
Existen advertencias de organismos internacionales y prestigiosos científicos de que algunas de las guerras de este siglo se desencadenarán en torno al agua, algo que no es infundado, como demuestran tensiones en Asia, entre Paquistán y la India, o entre China y sus vecinos, así como entre Etiopía y Egipto por el acceso al caudaloso Nilo en África.
En todos los continentes hay conflictos que en alguna manera involucran el control del agua. Cerca de 200 cuencas acuñan potenciales conflictos. Incluso dentro de un país hay confrontación y discrepancia sobre la utilización del preciado líquido como ocurre, por ejemplo, en Estados Unidos entre los estados de Virginia y Maryland por el uso de las aguas del Potomac.
La lista de problemas en el uso de las corrientes de los ríos desde el Ebro en España, el Nilo y el Congo, en África, el Jordán y el Éufrates en el Medio Oriente, el Amazonas, en América, por citar unos pocos casos, aumentan constantemente.
Sin embargo, para preservar la paz mundial y asegurar un reparto equitativo del agua hay necesidad de crear un ente internacional efectivo que regule la utilización del vital líquido y evite su privatización.
La escasez de agua, por otra parte en fuente de conflicto en varias regiones del mundo que ya vio cerca de 350 conflictos a causa de ese vital líquido.
Por ejemplo, el problema del agua es una de las causas más importantes que inciden en el conflicto entre "Israel" y Palestina. "Israel" necesita adueñarse de las fuentes de abastecimiento del río Jordán y los acuíferos de las localidades de Gaza y Cisjordania debido a las escasas precipitaciones en la región. El agua de la región es uno de los asuntos geoestratégicos fundamentales para su subsistencia y expansionismo.
El agua en Oriente Medio se encuentra concentrada en tres grandes ríos de la zona, Tigris, Éufrates y Jordán. Estos ríos son vitales para el desarrollo de la vida en esos territorios. Sin embargo, dominarlos se ha convertido en una fuente de conflicto que constantemente genera muertes.
En África destaca como fuente de conflictos la cuenca del río Zambeze, ubicada al sur del continente y por la que compiten Zambia, el Congo, Angola, Namibia y Zimbabue
Mucho se habló últimamente del Nilo y los problemas entre Etiopia y Egipto. La tensión subió cuando los etíopes construyen la represa del Renacimiento con una inversión de cuatro mil 700 millones de dólares para solucionar su déficit de energía.
Eso son apenas algunos ejemplos de los problemas existentes con el control del vital líquido pero mientras tanto estamos haciendo “llorar a la madre tierra, matándola y con ello estamos autoeliminándonos”.