Chomsky: La rivalidad EE.UU.- China dominará el siglo XXI
En esta entrevista el politólogo estadounidense Noam Chosmky, indica que en este juego geoestratégico, se espera que ciertos estados externos a la comunidad de seguridad occidental, como India, jueguen un papel clave en el nuevo escenario del imperialismo.
¿La creciente influencia de China en los asuntos internacionales es una amenaza para el orden mundial? Estados Unidos así lo cree, al igual que Gran Bretaña, su más estrecho aliado.
La rivalidad entre Estados Unidos y China probablemente dominará los temas mundiales en el siglo XXI. En este juego geoestratégico, se espera que ciertos estados externos a la comunidad de seguridad occidental, como India, jueguen un papel clave en el nuevo escenario del imperialismo. Estados Unidos es una potencia en declive que ya no puede hacer dictados unilaterales. Sin embargo, como señala Noam Chomsky en esta entrevista exclusiva con Truthout, el deterioro de Estados Unidos se debe sobre todo a golpes internos.
Como poder imperial, Estados Unidos es una amenaza para la paz mundial y para sus propios ciudadanos.
C. J. Polychroniou (CJP): Noam, los poderes occidentales responden al ascenso de China como potencia con crecientes llamados en favor de una diplomacia belicosa. ¿Por qué Occidente teme tanto que China prospere y qué nos dice esto del imperialismo en el siglo XXI?
Noam Chomsky (NC): Los temores son de largo alcance, y en el caso de Rusia, se remontan a 1917. El secretario de Estado Robert Lansing le advirtió entonces al presidente Wilson que los bolcheviques gozaban de la simpatía del proletariado de todos los países. Esas preocupaciones fueron reiteradas en circunstancias distintas por el secretario de Estado John Foster Dulles 40 años más tarde, cuando lamentó que Estados Unidos fuera un caso perdido, muy por detrás de los soviéticos en cuanto al desarrollo de medios para controlar la mente y las emociones de los pueblos sin sofisticación. El reconocido decano de la erudición de la guerra fría John Lewis Gaddis afirmó en 1917 que la bolchevique era una amenaza a la sobrevivencia misma del orden capitalista.
En la frontera occidental de Euroasia, Estados Unidos se defiende al expandir a la OTAN hacia la frontera con Rusia. En el flanco oriental, Estados Unidos se defiende con la instalación de un círculo de estados centinelas cuya labor será rodear a China. El resultado de esto es que China tenga mayores incentivos para atacar a Taiwán con el fin de romper ese cerco y tener acceso abierto a los océanos.
La idea de un hogar europeo común desde Lisboa hasta Vladivostok fue promovida por Mijail Gorbachov, quien buscaba la transición hacia la socialdemocracia en Rusia y en sus antiguos dominios, con la idea de contar con la colaboración de Estados Unidos en la creación de un orden mundial basado en la cooperación y no en el conflicto. Previsiblemente, Estados Unidos –esa isla a un lado de Eurasia– se opuso férreamente a estas iniciativas.
La invasión de Ucrania por parte de Putin, después de rechazar tentativas francesas y alemanas de impedir este crimen trágico, han dejado clara la cuestión, al menos por ahora. Europa ha sucumbido a la doctrina del Atlántico e incluso adoptado el objetivo formal de Estados Unidos de debilitar a Rusia severamente... a costa de Ucrania y de cualquiera.
Sin integración, la Europa que depende de Alemania decaerá y Rusia, con sus cuantiosos recursos naturales, muy probablemente gravitará hacia el proyecto de desarrollo euroasiático centrado en China y la Iniciativa de la Franja y Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) podría expandirse hasta África e incluso a América Latina.
Abandonar todo eso, al igual que renunciar a expandir el sistema global BRI, será un precio muy alto de pagar a cambio de quedar bien con Estados Unidos. Estas consideraciones no estarán ausentes mientras el sistema mundial se recompone tras la crisis del covid y la invasión rusa a Ucrania.
CJP: ¿Hay algo más en esta relación estratégica entre China y Rusia, dos naciones autocráticas, además de limitar el poder e influencia de Estados Unidos? ¿Hasta qué punto puede Washington sacar provecho de las potenciales tensiones y diferencias en esa relación?
NC: El expediente de la guerra fría es muy revelador. Incluso cuando Rusia y China estuvieron cerca de enfrascarse en un conflicto bélico, Estados Unidos insistía en que una imaginada alianza china-soviética era una inmensa amenaza. Algo similar ocurrió en Vietnam del Norte. Sus líderes reconocieron que su enemigo real era China: Estados Unidos podía devastar Vietnam con violencia, pero al final se irían. En cambio, China estaría siempre ahí como amenaza permanente. Los asesores estadunidenses no escucharon esto.
La diplomacia de Kissinger reconoció demasiado tarde los hechos y sacó provecho de los conflictos entre Pekín y Moscú. No creo que eso sea una lección actual, pues las circunstancias son muy diferentes.
Putin y sus asociados parecen tener la visión de una esfera rusa que ocupe un lugar independiente entre la alianza del Atlántico y los sistemas globales que tienen a China como centro. Eso no me parece muy probable, pienso que es más factible que China acepte a Rusia como subordinado que le provea de materia prima, armamento avanzado, talento científico y quizá más.
CJP: India es cortejada por China, Rusia y Estados Unidos ¿tendría que preocuparse de una posible alianza entre Pekín y Moscú?
NC: El sur de Asia enfrenta una catástrofe mayor. El calor del verano ya está a un nivel en que apenas se puede sobrevivir; su población es muy pobre, y lo peor está por venir. India y Pakistán deben cooperar en esta y otras crisis comunes, como la administración de sus cada vez más escasos recursos acuíferos. En vez de eso, cada nación dedica sus exiguos presupuestos a guerras imposibles de ganar, lo cual ya es una carga intolerable para Pakistán.
Ambos estados tienen severos problemas internos. En India el primer ministro Modi lleva adelante un esfuerzo para destruir la democracia laica india que, con todas sus fallas, sigue siendo un gran logro en su era poscolonial. Su programa está enfocado a crear una etnocracia hindú racista. Es el socio natural en una creciente alianza de estados con características similares: Hungría lo mismo que Israel y sus socios del acuerdo Abraham, estrechamente ligados con sectores duros de los republicanos estadunidenses.
Todo esto es el telón de fondo para tratar las cuestiones referentes a las relaciones internacionales de India. La nación está en un difícil acto de equilibrismo. Por mucho, su principal proveedor de armas es Rusia. Está enfrascada en una larga y cada vez peor disputa fronteriza con China, por lo que debe preocuparle la profundización de la alianza entre Moscú y Pekín. El QUAD (Diálogo de Seguridad que incluye a Japón, Australia e India), comandado por Estados Unidos, tiene la intención de rodear a China, pero India es un socio reticente con poca disposición a adoptar un papel subimperial.
CJP: ¿Hasta qué grado el desgaste del imperialismo ha contribuido al declive de la sociedad y hasta qué otro los políticos locales tienen efecto sobre las decisiones de política exterior? ¿Qué tanto la decadencia de Estados Unidos representa una amenaza para la paz y seguridad mundiales?
NC: El declive de Estados Unidos se debe sobre todo a golpes internos, y es algo severo. Una medida crucial es la mortandad. El título de un estudio reciente es Estados Unidos estaba en una crisis de muerte prematura antes del covid, el cual demuestra que, antes de que comenzara la pandemia, más personas morían a menor edad que en otras naciones con riqueza comparable. Los datos son alarmantes y hablan de las muertes por desesperanza, que es un fenómeno entre los estadunidenses blancos en edad productiva, algo de lo que no se hablaba antes.
El plan radical para acabar con los vestigios de la democracia de Estados Unidos se anunció unos días antes de las elecciones de noviembre y se olvidó en la debacle que siguió. Se reveló recientemente en una investigación de Axios. La idea fundamental es revertir los programas que han existido desde el siglo XIX con el fin de crear un servicio civil apolítico y así destruir un cimiento esencial de una democracia funcional.
Trump emitió una orden ejecutiva que da al presidente (o sea, a sí mismo) la autoridad de contratar a sus seguidores en puestos del servicio civil, lo que es un paso más hacia el ideal fascista de tener un partido poderoso con un Máximo Líder que controla a la sociedad. Biden revirtió la orden.
Los demócratas en el Congreso buscan aprobar una ley que prohíba ese ataque directo a la democracia, pero con toda probabilidad los republicanos no la aceptarán debido a que muchas iniciativas actuales para establecerse permanentemente en el poder, pese a ser minoría, podrían dar fruto gracias a la aprobación del juez reaccionario Roberts.
No me parece que la campaña conservadora para socavar la democracia sea resultado del desgaste de su postura imperialista, sino de su naturaleza y sus raíces afianzadas en el deseo primario de aferrarse al poder.