La Derecha aún no calibra bien al chavismo ni a Nicolás Maduro
Diálogo con Juan Romero, diputado a la Asamblea Nacional de Venezuela por el estado Zulia, sobre paramilitarismo como herramienta política y los posibles escenarios electorales antes del 28 julio.
Juan Romero, historiador, profesor, militante revolucionario y diputado a la Asamblea Nacional por el estado Zulia en la frontera occidental de Venezuela concedió una entrevista a Al Mayadeen Español en Caracas y tres preguntas acerca del paramilitarismo como herramienta política, los posibles escenarios electorales y una consideración sobre liderazgos, fueron suficientes para llevarnos a conocer las realidades políticas de un territorio estratégico en la preservación de la paz en el país.
En este contexto electoral, ¿cómo se vive desde la frontera zuliana las alertas de incursión paramilitar?
- Desde mi experiencia, primero como dirigente estudiantil que trabajé en la Sierra de Perijá, en la Península de La Guajira y en el sur del lago de Maracaibo, que el fenómeno del paramilitarismo estuvo ahí presente desde finales de la década de los 80. No es nada nuevo. Solo que aquí se hizo evidente con la operación en Daktarí y cuando fue asesinado el diputado venezolano Robert Serra y cuando sucedió el asesinato de Eliezer Otaiza. Entonces Caracas se dio cuenta que hay una realidad en los lindes fronterizos de la cual todo el tiempo se había desentendido. Eso es lo primero en lo que debo ser contundente. Entonces, los que vivimos en frontera no nos alarmamos tanto porque hemos aprendido a convivir.
Esto no significa que aceptemos el paramilitarismo sino que hay formas bajo las cuales se coexiste en los lindes fronterizos, y las poblaciones indígenas, esencialmente los wayús, los Barí, los Yukpa o las poblaciones criollas aprenden a lidiar con eso porque en la frontera, por ejemplo, no existen casas de cambio, y eso implica que cualquier producto que desees comprar debes hacerlo mediante pesos colombianos, no en bolívares y el cambio de moneda está controlado por paramilitares en al menos 60 pasos ilegales de los que yo conocí como Secretario de frontera entre 2017 y 2019 y después como Presidente de la Comisión de Asuntos fronterizos, y desde el Consejo Legislativo entre 2019 y 2021.
Desde esas instancias manejamos el tema del paramilitarismo como lo hace un electrocardiograma y desde los tiempos de la pandemia de Covid-19 comenzamos a realizar operativos especiales para controlar la presencia de los paramilitares en ese tránsito de los 2.219 kilómetros de frontera que tiene Venezuela con Colombia.
Como gobierno regional tuvimos que realizar y mantener operativos de destrucción de pistas clandestinas y campamentos paramilitares que estaban intentando establecerse ahí y de vigilancia en términos de la forma de propiedad de la tierra en esa zona y hoy nosotros tenemos control de la Policía Regional - cuando digo nosotros digo el Gobierno Nacional - tenemos control de las policías municipales a través del ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Almirante Remigio Ceballos, quien está ahí de forma constante previendo cualquier situación que se utilice como ha sucedido en Bolivia, como sucedió en Ecuador o como sucedió en Perú, que se utiliza la policía para construir un intento de golpe de Estado.
Eso revela un caso de coexistencia entre oposición y gobierno en paz, pero ¿es posible lograr esa mismo equilibrio de instalarse un gobierno nacional de extrema derecha?
- Sería como que a mi me volviera a salir el cabello: imposible. Primero porque si algo caracteriza a la extrema derecha es que suele asumir radicalmente el ejercicio del poder. Lo estamos viendo con Milei en Argentina. Lo hemos visto con Noboa en Ecuador. Lo estamos viendo con Nayib Bukele en El Salvador. Lo vimos en Chile. En algún momento lo vimos en Brasil con Jair Bolsonaro. Lo vimos con Iván Duque y Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe en Colombia. Entonces, la derecha normalmente tiende a construir una tesis de “yo llego al poder y borro todo”.
#Video | Juan Romero, historiador, profesor, militante revolucionario y diputado a la Asamblea Nacional por el estado Zulia, en Venezuela, concedió una entrevista a Al Mayadeen, en la que dialogó sobre paramilitarismo como herramienta política y los posibles escenarios… pic.twitter.com/B2TMYFehUn
— Al Mayadeen Español (@almayadeen_es) July 24, 2024
Pero hay algo importante que debo decir: la izquierda en Venezuela no es la izquierda de Colombia, la izquierda en Venezuela no es la izquierda de Argentina, la izquierda de Venezuela no es Lula en Brasil, la izquierda de Venezuela no es el Frente Farabundo Martí en El Salvador, sino que es una izquierda que en 25 años se ha consolidado, y si se plantea -y de esto no tengo ninguna duda y asumo toda la responsabilidad no como diputado que soy, sino como analista- si la izquierda viene con un plan desestabilizador, yo creo que va a conseguir un pueblo en la calle dispuesto a defenderlo calle a calle.
Si la derecha viene con violencia, no vamos a ver un pueblo que se retire. No vamos a ver unos colectivos que se guarden. Vamos a ver unos colectivos que también van a salir a confrontar. Yo no sé si calibra bien la derecha internacional ésta realidad y la magnitud de lo que puede significar un escenario negado.
Digo “negado” porque si bien puede haber un voto silencio, hay una estructura popular real: jefes de comunidad o jefes de calle. Sólo en el Zulia, el Partido Socialista Unido de Venezuela tiene 193 mil dirigentes, 33 dirigentes en 109 parroquias. Hablamos de cuadros políticos, unos con más experiencia, otros con más fogueo.
A esos números debemos sumar la estructura de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), la estructura de mujeres, la estructura de Comunas, es decir, estoy hablando de una red de organización bien interesante que ha venido madurando y que hay que tener muy presente.
Yo soy de los que creo que todavía le falta mucho más a esa red, pero 22 años después estamos mucho mejor preparados que en 2002 cuando ocurrió el Golpe de Estado contra el Comandante Chávez. Nosotros lo sabemos y ellos (la derecha local) lo sabe.
La respuesta a la pregunta solo la puedo terminar con una frase que Simón Bolívar le escribe al encargado de negocios norteamericano en octubre de 1819 luego que el encargado lo amenaza con la posibilidad de una guerra, sino devolvía dos corbetas que le habían requisado en las bocas del Río Orinoco trayendo armas para los españoles y violentando la neutralidad de los Estados Unidos. El Libertador, cansado ya de las amenazas dice: “Pueblos libres vencen a imperios poderosos”. Esa frase la debe tener muy en cuenta en cualquier circunstancia la Derecha.
La libertad de pueblo también requiere del ejercicio del liderazgo, ¿cómo ve usted la evolución del liderazgo del presidente Maduro desde aquel 2013 cuando tuvo que asumir como Presidente encargado hasta hoy?
- Yo te lo respondo con un análisis de su discurso, sino con un análisis de su gestualidad. Tú ves el Nicolás que en el 2013 asume la muerte de Chávez y ves a un Nicolás que quizás duda. Tú ves a Nicolás hoy en campaña electoral y no solo ves un Nicolás activo. Sino que me recuerda mucho a una parte del ‘Leviatán’ que dice que “el liderazgo tiene también un componente físico”, y en esta campaña tú ves un Nicolás que trota, que se monta en el carro, que pasea, que recorre todas las semanas el país de un extremo a otro, y eso es una muestra de poder real y de un liderazgo que se ha consolidado aún cuando muchos en ese chavismo heterogéneo sigan midiendo a Nicolás por la talla de los zapatos de Chávez cuando son dos tipos de liderazgo completamente distintos.
Nicolás ha tenido que gobernar sin los recursos económicos que tuvo Chávez, ha tenido que gobernar con desconocimiento. A Hugo Chávez nunca lo desconocieron 50 presidentes en el mundo. Nicolás ha tenido que gobernar con cinco veces más ataques mediáticos de lo que gobernó Chávez, y Chávez nunca se enfrentó a intentos tan serios de asesinato y de invasión como a los que se ha enfrentado Nicolás, y, aun así, lo seguimos juzgando en los zapatos de Chávez. Algo que es un error.
Nicolás es Nicolás y tiene un tipo de liderazgo que ha demostrado cabeza fría, que ha demostrado la ventaja que le da ser sindicalista. Serlo te brinda la capacidad de saber pulsar. Imaginemos una competencia de pulso donde dejamos que de repente el otro haga el esfuerzo y cuando ya está cansado, lo derrotamos. Ese es Nicolás.