Sombra de corrupción ronda a presidente electo de Brasil
A pocos días de que asuma la Presidencia de Brasil el próximo 1 de enero, Jair Bolsonaro, que hizo de la lucha contra la corrupción su bandera electoral, se ha visto salpicado junto a su mujer y uno de sus hijos en un caso de "pagos atípicos".

A pocos días de que asuma la Presidencia de Brasil el próximo 1 de enero, Jair Bolsonaro, que hizo de la lucha contra la corrupción su bandera electoral, se ha visto salpicado junto a su mujer y uno de sus hijos en un caso de "pagos atípicos".
En un país donde en los últimos años se han destapado gigantescas tramas de corrupción con implicados en casi todos los partidos políticos, y en el que el actual presidente, Michel Temer, ha sido acusado de corrupción pasiva y lavado de dinero, este suceso podría ser tomado como una nimiedad.
Pero Bolsonaro alardeó durante toda su campaña de no tener una sola mancha en materia de corrupción, prometió que no habría sitio para ésta en su Ejecutivo y, precisamente, por ello, muchos brasileños decidieron votarle. Ahora un 'punto negro' alimenta las primeras sospechas por corrupción en la familia Bolsonaro.
La historia comenzó con Fabrício José de Queiroz, chófer y exasesor del senador electo en Río de Janeiro y legislador regional, Flavio Bolsonaro, hijo del futuro mandatario.
La semana pasada un informe del Consejo de Actividades Financieras (Coaf) de Hacienda, dentro de la Operación anticorrupción Lava Jato, reveló que se habían detectado unas "transacciones atípicas" en las cuentas de Queiroz, por un valor de 1,2 millones de reales (307.000 dólares). Los movimientos se realizaron durante un año, entre el 1 enero de 2016 y el 31 de enero 2017.
Coaf consideró que la cifra que manejó este hombre, un policía militar muy próximo a la familia Bolsonaro, era incompatible con el salario que percibía por aquel entonces, unos 23 mil reales (alrededor de cinco mil 900 dólares).
El informe destacó que la mayor parte de los ingresos realizados en la cuenta del chófer coinciden con la fecha de cobro en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro. Los movimientos no son un delito penal siempre que la fuente del dinero sea legal, algo que, por hasta el momento, se desconoce.
Durante la investigación de Coaf se descubrió que Queiroz realizó un depósito de 24mil reales (seis mil 150 dólares) en la cuenta de Michelle Bolsonaro, esposa del presidente electo. El dinero no fue declarado después a las autoridades fiscales.
Queiroz es propietario de dos apartamentos en una de las zonas lujosas de Río de Janeiro, y su hija fue empleada del presidente electo en su despacho de la Cámara de Diputados, al mismo tiempo que trabajaba como entrenadora personal.
El presidente electo aseguró la semana pasada que el dinero en la cuenta de su esposa formaba parte de un préstamo que él mismo hizo de 40 mil reales (unos 10 mil 300 dólares) y no de 24 mil reales como, según él, fue revelado de forma errónea por Coaf.
Sin embargo, entre los muchos interrogantes del caso, no queda claro por qué un hombre con 1,2 millones de reales en su cuenta necesitaba un préstamo de 40 mil.
El excapitán admitió también un posible error: "Si hay algo errado, conmigo o con mi hijo o con Queiroz pagaremos la cuenta de ese error, porque nosotros no podemos con el error de nadie". Por su parte, Flávio Bolsonaro reiteró este martes que no le corresponde a él dar explicaciones sobre el caso.
"¿De dónde salió la plata del chófer? ¿Un policía militar que ganaba 23 mil reales al mes? ¿Una empleada del gabinete que cobraba y no trabajaba?", se cuestiona el analista Marco Bastos, de la consultora brasileña Octopus.
Para el analista existen demasiados hilos sueltos que desde el equipo de Bolsonaro no han respondido de forma coherente hasta la fecha. "La manera en la que se ha manejado la comunicación política de este escándalo, le puede costar muy caro", sentencia.
La pregunta que se hace la prensa ahora es dónde está Queiroz, que el pasado miércoles no se presentó a la cita ante el Ministerio Público para prestar declaración. Sus abogados alegan problemas de salud y carecer de tiempo para analizar el caso.