Arabia Saudita desempeña papel clave en la seguridad de "Israel", según EE.UU.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, afirmó que Arabia Saudita desempeña un papel clave en el mantenimiento de la seguridad regional y la seguridad de “Israel”.

Aunque dijo que su país tiene interés en poner fin a la guerra y contrarrestar “la influencia de Irán en Yemen”, detener el apoyo militar estadounidense y la venta de armas a los socios “sería un error”.
Mientras, el secretario de Estado, Mike Pompeo, consideró que la monarquía saudita es una “fuerza efectiva para la estabilidad en el Medio Oriente”.
Por eso Pompeo acotó que reducir el nivel de las relaciones de Washington y Riad “sería un error para la seguridad nacional de Estados Unidos".
El jefe de la diplomacia de la Casa Blanca insistió en “el peligro de Irán” como la razón para mantener los nexos entre Estados Unidos y Arabia Saudita.
Agregó que "abandonar la alianza estadounidense-saudita o rebajar su nivel no haría nada para empujar a Riad hacia un mejor proceso interno".
"El príncipe heredero saudí ha llevado a su país a una senda de reforma", enfatizó Pompeo, quien reveló que estudian medidas punitivas adicionales contra Riad “si surgían más detalles sobre el asesinato del periodista Jamal Khashoggi”.
La Cámara de Representantes pidió a la administración de Donald Trump que informe al Senado sobre el caso Khashogui.
En línea con la postura del presidente Trump, tanto Pompeo como Mattis sostienen que no hay informes directos que vinculen al príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammad bin Salman, con el asesinato de Khashoggi.
Para los altos funcionarios del gobierno republicano, “no es el momoneto adecuado para cualquier legislación del Senado sobre Arabia Saudita”.
Haca pocos días la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, señaló a Bin Salman como responsable de ordenar la muerte del periodista, un crítico de Riad y colaborador del diario The Washington Post.
Khashoggi fue asesinado dentro del consulado de su país en la ciudad turca de Estambul el pasado 2 de octubre, un crimen que levantó la repulsa de la comunidad internacional, especialmente en el mundo árabe.