Arte callejero en pleno desarrollo para una educación cultural de la sociedad siria
Encuentro con el artista sirio Mouaffac Makhoul

En esta ciudad de Damasco, entre unos edificios antiguos con muros ennegrecidos, otros casi derrumbados por un mortero lejano, u otros flamantes para señalar la reconstrucción de la ciudad, surgen muros pintorescos y árboles diseñados.
Pero ¿para qué sirven? ¿por qué? y, ¿para quién? A todas estas interrogaciones contesta Mouaffac Makhoul, el artista fundador de esta nueva corriente artística que conoce Damasco.
Su relato empieza en 2014 con la pintura mural que entró en el Guinness

Con la llegada de la primavera árabe, del miedo y de la recesión, Mouaffac Makhoul, este artista creador, pasó día tras otro pensando cómo podría utilizar sus habilidades artísticas para ocupar a la gente y cambiarle su estado de ánimo.
En 2011, entre broma y serio, nació su primera pintura mural constituida de productos reciclados. Este acto obtuvo tanto éxito que animó al artista a hacer otros, pero esta vez, ¡fue diferente!
Movilizó a un equipo entero de voluntarios y, con 20 mil toneladas de material reciclado y un año de trabajo continuo, se realizó la pintura mural que implementó un récord Guinness en todo el mundo.
Y como lo afirma Mouaffac:
“Hubo numerosas metas alcanzadas! Utilizar productos dispuestos en todas las casas y en el mercado, al alcance de cualquiera, reciclarlos, y convertirlos en un producto artístico. En este período de guerra, de miedo y de estrés, la gente estaba triste, deprimida, desanimada, los peatones tenían miedo de salir a la calle a causa de los morteros, y nosotros queríamos hacerles felices y traerles una sonrisa, una esperanza, y darles la confianza de nuevo”
Ayer el Guinness, y hoy….

Hoy, el trabajo es mucho más profundo porque el objetivo ya no es sólo artístico sino también educativo y académico. Claro que Mouaffac y su equipo tratan de conservar el medio ambiente de manera civilizada, como lo han hecho hace 5 meses con la escultura de 2 árboles en vía de desaparición en el centro de Damasco, pero también quieren desarrollar la sociedad y el espíritu social en su conjunto. Y eso lo repite siempre Mouaffac:
“Tenemos que desarrollar el arte en la cabeza de los adolescentes. Con los 15 centros de aprendizaje recién abiertos, tocamos casi todas las artes plásticas, como la pintura, la escultura, el canto, la caligrafía y el dibujo, y, así, vamos desarrollando los talentos y las habilidades de los niños, queremos salvar al niño sirio oprimido, sin muchas ambiciones y con mucho tiempo libre (4 meses de vacaciones en el verano). También, a principios del año, se inauguró en Damasco la Biblioteca Municipal Educativa con 100 mil libros antiguos de colección y otros nuevos, para empujar a los jóvenes a la lectura, al debate y al diálogo”.
Recrear la identidad siria
Desgraciadamente, hoy en día "la cultura del arte" falta a la sociedad entera por culpa de las instituciones en primer lugar, y, luego, de los padres. Y Mouaffac concluye diciendo:
“Porque, no basta comprar una pintura de tal o tal pintor para embellecer las paredes en casa, o tener todo gratis para entrar en los museos y decir que nos gusta el arte. Se debe fomentar la voluntad, la curiosidad y la gana de los jóvenes. Mi equipo consta de voluntarios, que son profesores y suelen trabajar con jóvenes. Y seguimos trabajando para erradicar el subdesarrollo cultural y artístico que empieza a nacer, y encontrar de nuevo la verdadera identidad de la sociedad siria, esta sociedad homogénea, culta, curiosa, ávida de arte y de cultura para mantener viva su civilización. Trabajamos sólo por amor del arte. Y, así, estamos convencidos de poder influir a los espíritus durmientes”.