En ese sentido, la vicepresidenta de la República, Rosario Murillo, sostuvo que los nicaragüenses tienen la capacidad de recuperar el buen rumbo que traía el país y construir la reconciliación desde las familias, retomar los barrios y las comunidades.

Debemos reunirnos como nicaragüenses donde podemos conversar y reencontrarnos con buena fe y buen corazón", expresó.

Por otro lado, Murillo exhortó a quienes calificó de malvados a arrepentirse por el daño y dolor que han causado, dejen de intimidar y respeten la integridad de un pueblo digno que se enorgullece todos los días de ser heredero de Rubén Darío y Augusto C. Sandino.

Asimismo, indicó que la nueva tarea de las familias nicaragüenses es llamar a las personas que causaron pérdidas y dolor, al arrepentimiento y se sumen al reencuentro y a la construcción del país.

"Invitémoslos a que se sumen al arrepentimiento y a reencontrar el buen rumbo que quieren las mayorías de nicaragüenses, quienes no quieren seguir en el conflicto y menos que se le niegue el derecho al trabajo", puntualizó.

Por otro lado, refirió que la convocatoria es a seguir trabajando por el bien de la nación. "Nosotros no vamos a olvidar jamás todo lo que ha sucedido en Nicaragua y no lo vamos a olvidar para defender con todo nuestro espíritu el buen ritmo que debe llevar Nicaragua", subrayó.

Murillo explicó que es en la familia, la comunidad, la comarca donde se puede reconstruir el espíritu de unidad y la capacidad de trabajar juntos.

A su vez, manifestó que las familias tienen derecho a vivir en un ambiente lleno de alegría y seguridad, aun cuando a los malvados les moleste el sentir del pueblo.

"Los malvados odian esa alegría y nosotros somos un pueblo alegre, es un don de Dios y debemos seguir siendo un pueblo contento, que cree y reconoce su potencial, somos un pueblo que va a llegar siempre más allá, siempre seguros de que podemos lograr victorias para todos", enfatizó.

Respecto a la conmemoración la víspera del aniversario 40 de la toma del Palacio Nacional, Murillo destacó que la misma fue una hazaña extraordinaria del pueblo, en la que reinó el heroísmo.

La gran hazaña de estos tiempos es reconstruir el país, la economía y la capacidad de convivir tranquilamente como familias nicaragüenses, a 40 años de la toma del Palacio, resaltó.