Arabia Saudita arresta a dos destacadas activistas de derechos humanos
Samar Badawi y Nassima al-Sada fueron detenidas esta semana, según Amnistía Internacional. Ambas fueron repetidamente perseguidas, acosadas y sometidas a prohibiciones de viaje por su activismo en favor de los derechos humanos.

El arresto de otras dos mujeres prominentes activistas de los derechos humanos en Arabia Saudita es una prueba más de una represión que no muestra señales de ceder, denunció Amnistía Internacional.
Samar Badawi y Nassima al-Sada fueron detenidas esta semana, según Amnistía Internacional. Ambas fueron repetidamente perseguidas, acosadas y sometidas a prohibiciones de viaje por su activismo en favor de los derechos humanos.
"Este nivel sin precedentes de persecución de los defensores de los derechos humanos en Arabia Saudita es una señal inquietante de que la represión está lejos de haber terminado", dijo Lynn Maalouf, directora de investigación para Oriente Medio de Amnistía Internacional.
Señaló que esas valientes mujeres representaron los últimos vestigios de la comunidad de derechos humanos en el país, y ahora ellas también han sido detenidos.
La nueva dirección de Arabia Saudita, bajo el príncipe heredero Mohammad bin Salman, ha aplastado cualquier espacio para la existencia de defensores de los derechos humanos en el país, sostuvo.
"A pesar de los repetidos intentos de las autoridades sauditas de proyectar la imagen de un país que implementa reformas radicales para 'modernizar' el reino, la cruda realidad es la continua detención de activistas por su trabajo pacífico en favor de los derechos humanos", dijo.
Asimismo, llamó a la comunidad internacional a presionar a las autoridades de Arabia Saudita para que pongan fin a esa represión draconiana y represión selectiva de activistas de derechos humanos en el país.
Precisó que Estados como Estados Unidos, Reino Unido o Francia, que pueden utilizar su influencia con Arabia Saudita, han permanecido en silencio durante demasiado tiempo. "Su silencio es ensordecedor", señaló.
Parece que Samar Badawi y Nassima al-Sada una vez más son perseguidos por su trabajo anterior en favor de los derechos humanos y, de ser así, deberían ser puestos en libertad de forma inmediata e incondicional, dijo Maalouf.