Del café hasta su cáscara
De acuerdo con la publicación, la cáscara de café alcanza en ocasiones un precio hasta seis veces más alto que el propio grano.

Si antes la cáscara del grano de café iba a la basura, esa opción fue desechada por Aida Batlle, cultivadora en una granja familiar, ubicada sobre las colinas que rodean el volcán Santa Ana, en El Salvador.
En su finca se le daba poco uso a la cáscara que recubre los granos de café, cuando más, se le utilizaba como un fertilizante barato, pero generalmente lo botaban.
Pero un día, al pasar junto a unas cáscaras que se estaban secando al sol, la mujer sintió un buen olor a hibisco y otros aromas florales.
Fue así como se percató que podía extraer algún valor de lo que durante tanto tiempo había considerado basura.
Batlle empapó las cáscaras en agua caliente y obtuvo un sabor. "Inmediatamente comencé a llamar a mis clientes para que lo probaran", contó a Bloomberg.
Según se comprueba la cáscara del café contiene poca cafeína y tiene un sabor menos pronunciado que sus granos.
Ahora –una década después del hallazgo de Batlle- la conocida red de cafeterías Starbucks introdujo nuevas bebidas endulzadas con jarabe de cáscara, y ofrece en Estados Unidos y Canadá un 'relleno de azúcar' hecho con ese producto.
Sus competidores, como Stumptown Coffee Roasters y Blue Bottle Coffee, también empezaron a agregar la sustancia a sus menús, como té y como bebida carbonatada.
De acuerdo con la publicación, la cáscara de café alcanza en ocasiones un precio hasta seis veces más alto que el propio grano.