En picada popularidad de Donald Trump
Trump pierde terreno entre los votantes independientes y los hombres blancos y sin estudios universitarios, dos categorías que contribuyeron de modo determinante a su victoria en las urnas.
NBC y el Wall Street Journal difundieron los resultados de una encuesta según la cual la popularidad del presidente de Estados Unidos (EE.UU.) está en descenso tras nueve meses de su llegada.
Según los resultados publicados tan sólo el 38% de los ciudadanos apoya el trabajo realizado hasta ahora por el mandatario, frente a un 58% que tiene en cambio una opinión negativa.
Estos datos representan el rating más bajo jamás registrado por un presidente de Estados Unidos en la era moderna, al cabo de los primeros nueve meses de mandato. En ese mismo período, la popularidad de George W. Bush fue, por ejemplo, del 88%; la de Barack Obama del 51% y la de Bill Clinton del 47%.
Mientras conserva el apoyo del núcleo duro de sus electores, Trump pierde terreno en cambio entre los votantes independientes y los hombres blancos y sin estudios universitarios, dos categorías que contribuyeron de modo determinante a su victoria en las urnas, el pasado 8 de noviembre.
Entre los independientes, hasta septiembre pasado, el 41% tenía un juicio positivo sobre el trabajo del republicano en el Salón Oval, mientras que ahora ese porcentaje descendió a 34%.
Entre los hombres blancos sin estudios terciarios el porcentaje se derrumbó desde el 58% al 51%. El 59% de los entrevistados declararon, además, estar en completo desacuerdo con los ataques del presidente a los jugadores de la Liga Nacional de Fútbol (NFL), acusados de no respetar la bandera estadounidense con una protesta que consiste en arrodillarse mientras suena en himno nacional, antes del inicio de cada partido.
La investigación sobre la injerencia de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016 y el fracaso legislativo para retirar la ley sanitaria conocida como Obamacare en el Congreso parecen haber afectado a la popularidad del presidente, incluso entre sus propios votantes.
Tampoco ha caído bien la costumbre de Trump de hacer política a través de Twitter, con posteos insultantes, amenazas y memes dirigidos hacia sus adversarios.