Barzani insiste en un referéndum en el Kurdistán en medio del rechazo regional e internacional
Las autoridades de la región del Kurdistán iraquí continúan insistiendo sobre el referéndum de independencia en medio del rechazo regional y la falta de apoyo internacional.

Por su parte, Ankara y Teherán rechazan el surgimiento de una región kurda independiente, incluso Turquía valora una acción militar si es necesaria para detenerla.
Esto coloca al presidente de esa región frente a una prueba regional e interna.
En una zona dominada por el caos producto de los combates y gobernada por la inestabilidad, el presidente de la región del Kurdistán de Iraq, Massoud Barzani ha optado por organizar un referéndum relacionado con la independencia de la región.
Las partes beligerantes no han descuidado las tendencias separatistas de algunos kurdos y en particular Irán y Turquía, por no mencionar el rechazo absoluto de Irak y Siria a este referéndum.
Ankara y Teherán no aceptarán una región kurda independiente, hecho que abre la puerta a ambiciones separatistas más amplias que incluyen a los kurdos dentro de sus fronteras y otras minorías étnicas en la región.
El jefe del Estado Mayor de Irán, el general Mohammad Baqeri, visitó Ankara hace unos días y desde allá anunció que su país comparte con Turquía la misma posición hacia el referéndum y advirtió de cualquier cambio en la geografía política de los países de la región.
Pero el rechazo ya no se limita a las declaraciones políticas; la opción de una acción militar está sobre la mesa. El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, dijo: “Es posible llevar a cabo una operación conjunta con Irán en territorio iraquí, específicamente en Kandil y Sinjar contra el partido turco de los Trabajadores de Kurdistán”, es un mensaje muy claro para los kurdos, la separación es inaceptable, incluso si la acción militar es el precio de detenerla.
Incluso, los aliados de los kurdos en la región no apoyan el referéndum. Washington le pidió a Erbil que lo pospusiera y esto fue precedido por el anuncio de la administración del presidente Trump de congelar la ayuda a la oposición siria, la cual incluye a los kurdos y la promesa de retirar las armas que les fueron entregadas después de la liberación de Raqqa.
De este modo la región del Kurdistán de Irak quedaría sola con su referéndum, y apoyada únicamente por Israel y eso no es suficiente a la luz del rechazo regional y la ausencia de apoyo internacional.
El referéndum enfrenta otro problema y es la falta de unanimidad dentro de los límites de la región de Kurdistán; fuerzas kurdas no ven que el momento y las condiciones sean propicias, entre estas fuerzas se encuentra el Movimiento de Cambio y al Jamaa Islámica, cuyo presidente dijo que el tema de la independencia del estado seguirán siendo meras consignas en las condiciones actuales. Tal vez sea el miedo de que esta acción separatista conduzca en sus inicios a lo que fue el destino de la experiencia conocida como la República de Mahabad.
Massoud Barzani se encuentra hoy ante una prueba interna y regional, o bien se aferra a su decisión o le da lectura con calma a la realidad regional, además de revisar sus cuentas antes de proceder con el referéndum.
Esto coloca al presidente de esa región frente a una prueba regional e interna.
En una zona dominada por el caos producto de los combates y gobernada por la inestabilidad, el presidente de la región del Kurdistán de Iraq, Massoud Barzani ha optado por organizar un referéndum relacionado con la independencia de la región.
Las partes beligerantes no han descuidado las tendencias separatistas de algunos kurdos y en particular Irán y Turquía, por no mencionar el rechazo absoluto de Irak y Siria a este referéndum.
Ankara y Teherán no aceptarán una región kurda independiente, hecho que abre la puerta a ambiciones separatistas más amplias que incluyen a los kurdos dentro de sus fronteras y otras minorías étnicas en la región.
El jefe del Estado Mayor de Irán, el general Mohammad Baqeri, visitó Ankara hace unos días y desde allá anunció que su país comparte con Turquía la misma posición hacia el referéndum y advirtió de cualquier cambio en la geografía política de los países de la región.
Pero el rechazo ya no se limita a las declaraciones políticas; la opción de una acción militar está sobre la mesa. El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, dijo: “Es posible llevar a cabo una operación conjunta con Irán en territorio iraquí, específicamente en Kandil y Sinjar contra el partido turco de los Trabajadores de Kurdistán”, es un mensaje muy claro para los kurdos, la separación es inaceptable, incluso si la acción militar es el precio de detenerla.
Incluso, los aliados de los kurdos en la región no apoyan el referéndum. Washington le pidió a Erbil que lo pospusiera y esto fue precedido por el anuncio de la administración del presidente Trump de congelar la ayuda a la oposición siria, la cual incluye a los kurdos y la promesa de retirar las armas que les fueron entregadas después de la liberación de Raqqa.
De este modo la región del Kurdistán de Irak quedaría sola con su referéndum, y apoyada únicamente por Israel y eso no es suficiente a la luz del rechazo regional y la ausencia de apoyo internacional.
El referéndum enfrenta otro problema y es la falta de unanimidad dentro de los límites de la región de Kurdistán; fuerzas kurdas no ven que el momento y las condiciones sean propicias, entre estas fuerzas se encuentra el Movimiento de Cambio y al Jamaa Islámica, cuyo presidente dijo que el tema de la independencia del estado seguirán siendo meras consignas en las condiciones actuales. Tal vez sea el miedo de que esta acción separatista conduzca en sus inicios a lo que fue el destino de la experiencia conocida como la República de Mahabad.
Massoud Barzani se encuentra hoy ante una prueba interna y regional, o bien se aferra a su decisión o le da lectura con calma a la realidad regional, además de revisar sus cuentas antes de proceder con el referéndum.