La batalla contra terrorismo y lectura de los hechos de al Qalamoun
El ejército sirio y los combatientes de la Resistencia lograron completar el control sobre las alturas de Shuubat al Kadi, al Mahabes, Ajloun, Shuubat Akko y otras tierras altas estratégicas, acción que fortalece su dominio sobre el cruce de al Zamrani, el más grande y más importante que separa los montes sirios de los libaneses, utilizados por Daesh como vía para trasladar los suministros.

Mientras el ejército y la resistencia continuaron sus combates, Daesh se replegó hacia el cuadrante de Martabiyah, este sería el último reducto de batalla en las cumbres.
Al Mayadeen cruzó los caminos y vías escarpadas que recorrieron las unidades combativas con sus vehículos. El viaje hacia estas cumbres no fue un paseo, la zona no había sido visitada por los medios de comunicación y las cámaras con anterioridad, precisamente a causa de lo difícil del recorrido. Esta zona es testimonio de las cruentas batallas y de la voluntad de lucha que permitió alcanzar estas cumbres estratégicas.
Las tropas gubernamentales sirias y Hizbulah avanzaron por el cruce de al Hashishat en Jurud al Jarajir. Fueron necesarios dos días de combate para poder controlar la mayoría de las colinas estratégicas que garantizan el control y para poder alcanzar la cima más alta en Shuubat Akko, cuya altura es de dos mil 446 metros. De allí podía controlarse visualmente las colinas de sus alrededores.
La guerra allí no es de ataque y retroceso, ni es guerra de guerrillas. Las unidades avanzaron gradualmente, la capacidad de Daesh para lanzar un contraataque estaban disminuidas, debido al desmoronamiento en sus filas y la dispersión de su comando de operaciones, por tal motivo había retrocedido hacia el cuadrante de Martabiyah, entre la frontera siria y la libanesa.
El ejército y la resistencia lograron finalmente y desde las primeras batallas fijar las líneas de apoyo en la mayoría de las colinas de al Qalamoun y los Montes. Desde ahí ya tenían la capacidad para amenazar las colinas de al Jarajir y Qarah, y esto fue lo que también ayudó a lograr el gran avance en el menor tiempo posible.
Las incursiones áreas siguieron arrasando las posiciones de Daesh; los bombardeos eran diarios, tuvieron éxito en destruir sus fortificaciones y sus salas de operaciones, lo que permitió allanar el camino para el avance y el asalto de las unidades de infantería.
Las operaciones sirias y libanesas en la zona dieron un giro estratégico que cambió el curso de la guerra y de la política en la región, porque cerró la frontera de El Líbano al paso de los terroristas, al devolver el control de esa franja fronteriza escarpada y compleja a los dos ejércitos, y que requeríó de una gran destreza en la guerra de guerrillas y la presencia de fuerzas especiales.
Al Mayadeen cruzó los caminos y vías escarpadas que recorrieron las unidades combativas con sus vehículos. El viaje hacia estas cumbres no fue un paseo, la zona no había sido visitada por los medios de comunicación y las cámaras con anterioridad, precisamente a causa de lo difícil del recorrido. Esta zona es testimonio de las cruentas batallas y de la voluntad de lucha que permitió alcanzar estas cumbres estratégicas.
Las tropas gubernamentales sirias y Hizbulah avanzaron por el cruce de al Hashishat en Jurud al Jarajir. Fueron necesarios dos días de combate para poder controlar la mayoría de las colinas estratégicas que garantizan el control y para poder alcanzar la cima más alta en Shuubat Akko, cuya altura es de dos mil 446 metros. De allí podía controlarse visualmente las colinas de sus alrededores.
La guerra allí no es de ataque y retroceso, ni es guerra de guerrillas. Las unidades avanzaron gradualmente, la capacidad de Daesh para lanzar un contraataque estaban disminuidas, debido al desmoronamiento en sus filas y la dispersión de su comando de operaciones, por tal motivo había retrocedido hacia el cuadrante de Martabiyah, entre la frontera siria y la libanesa.
El ejército y la resistencia lograron finalmente y desde las primeras batallas fijar las líneas de apoyo en la mayoría de las colinas de al Qalamoun y los Montes. Desde ahí ya tenían la capacidad para amenazar las colinas de al Jarajir y Qarah, y esto fue lo que también ayudó a lograr el gran avance en el menor tiempo posible.
Las incursiones áreas siguieron arrasando las posiciones de Daesh; los bombardeos eran diarios, tuvieron éxito en destruir sus fortificaciones y sus salas de operaciones, lo que permitió allanar el camino para el avance y el asalto de las unidades de infantería.
Las operaciones sirias y libanesas en la zona dieron un giro estratégico que cambió el curso de la guerra y de la política en la región, porque cerró la frontera de El Líbano al paso de los terroristas, al devolver el control de esa franja fronteriza escarpada y compleja a los dos ejércitos, y que requeríó de una gran destreza en la guerra de guerrillas y la presencia de fuerzas especiales.