Rice: EE.UU. invadió a Irak para derrocar a Hussein, no para restablecer la democracia
La verdadera meta de la invasión estadounidense a Irak en 2003 no fue el establecimiento de la democracia en el país, sino el derrocamiento de Sadam Hussein, declaró la exsecretaria de Estado Condoleezza Rice, quien ocupó el cargo de consejera de Seguridad Nacional del presidente de EE.UU. entre 2001 y 2005.

"No fuimos a Irak para llevar la democracia. Fuimos para derrocar a Sadam Hussein… Era un problema de seguridad", señaló Rice en una reunión en el centro de investigaciones Brookings Institution.
La exfuncionaria añadió que "nunca le habría recomendado al presidente Bush que usara la fuerza militar para establecer la democracia en Irak o Afganistán", sostuvo.
Por su parte, Georg Jakobsen, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega, comentó a Sputnik que sin duda, en Irak y Afganistán, EE.UU. se guió por la idea de seguridad, puesto que nadie estaba seguro al 100% de que Bagdad no dispusiera de armas de destrucción masiva.
"Teniendo en cuenta el ataque del 11 de septiembre, EE.UU. no estaba dispuesto a arriesgarse y decidió invadir Irak para destruir las armas de destrucción masiva —si es que las había— y al mismo tiempo, derrocar a Sadam Hussein. Por lo tanto, el establecimiento de la democracia era un factor secundario", explicó el analista.
De acuerdo con Jakobsen, la democracia representa solo una parte del plan de EE.UU. para rehacer los países.
"En el ámbito global, EE.UU. desempeña un papel de líder. El sistema de comercio internacional moderno está construido de manera que proteja, en primer lugar, los intereses de los grandes jugadores, los países de Europa occidental. Para EE.UU., es beneficioso expandir este sistema con la adhesión de nuevos países", señaló.
De esa manera, la democratización implica no solo un cambio de orden político, sino también unas nuevas reglas económicas a seguir obligatoriamente, agregó.
"La Casa Blanca no toma en cuenta las peculiaridades locales y las posibles consecuencias de las reformas. Muy a menudo su política causa efectos negativos, como el crecimiento del terrorismo, la aparición de Daesh", dijo.
Jakobsen opinó que la estrategia de EE.UU. de imponer la democracia en el Medio Oriente fracasó.
Según el profesor, actualmente, con Donald Trump, hay esperanza de que "la Casa Blanca reconsidere su estrategia y deje de intervenir en los asuntos internos de los países de la región".
Una posible solución podría y debería ser la cooperación entre los actores clave: EE.UU. y Rusia, enfatizó.
"Washington debe hacer ciertas concesiones e iniciar negociaciones con Moscú para solucionar la crisis en Siria y discutir el destino político de Al Assad, y la situación en la región, en general (…) La comunidad internacional debe escuchar las declaraciones del Kremlin, porque Moscú se ha convertido en uno de los principales actores del escenario mundial", concluyó.
La exfuncionaria añadió que "nunca le habría recomendado al presidente Bush que usara la fuerza militar para establecer la democracia en Irak o Afganistán", sostuvo.
Por su parte, Georg Jakobsen, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega, comentó a Sputnik que sin duda, en Irak y Afganistán, EE.UU. se guió por la idea de seguridad, puesto que nadie estaba seguro al 100% de que Bagdad no dispusiera de armas de destrucción masiva.
"Teniendo en cuenta el ataque del 11 de septiembre, EE.UU. no estaba dispuesto a arriesgarse y decidió invadir Irak para destruir las armas de destrucción masiva —si es que las había— y al mismo tiempo, derrocar a Sadam Hussein. Por lo tanto, el establecimiento de la democracia era un factor secundario", explicó el analista.
De acuerdo con Jakobsen, la democracia representa solo una parte del plan de EE.UU. para rehacer los países.
"En el ámbito global, EE.UU. desempeña un papel de líder. El sistema de comercio internacional moderno está construido de manera que proteja, en primer lugar, los intereses de los grandes jugadores, los países de Europa occidental. Para EE.UU., es beneficioso expandir este sistema con la adhesión de nuevos países", señaló.
De esa manera, la democratización implica no solo un cambio de orden político, sino también unas nuevas reglas económicas a seguir obligatoriamente, agregó.
"La Casa Blanca no toma en cuenta las peculiaridades locales y las posibles consecuencias de las reformas. Muy a menudo su política causa efectos negativos, como el crecimiento del terrorismo, la aparición de Daesh", dijo.
Jakobsen opinó que la estrategia de EE.UU. de imponer la democracia en el Medio Oriente fracasó.
Según el profesor, actualmente, con Donald Trump, hay esperanza de que "la Casa Blanca reconsidere su estrategia y deje de intervenir en los asuntos internos de los países de la región".
Una posible solución podría y debería ser la cooperación entre los actores clave: EE.UU. y Rusia, enfatizó.
"Washington debe hacer ciertas concesiones e iniciar negociaciones con Moscú para solucionar la crisis en Siria y discutir el destino político de Al Assad, y la situación en la región, en general (…) La comunidad internacional debe escuchar las declaraciones del Kremlin, porque Moscú se ha convertido en uno de los principales actores del escenario mundial", concluyó.