Tribunal bahreiní reduce sentencia contra el cheikh Ali Salman de nueve a cuatro años de prisión
El tribunal de casación de de Bahrein redujo la sentencia contra el cheikh Ali Salman de nueve a cuatro años de prisión, informó bajo condición de anonimato una fuente judicial.

A juicio de Lynn Maalouf, director de investigación en Beirut de Amnistía Internacional, dijo -en respuesta a la noticia- que la reducción de la pena a cheikh Ali Salman no deja de ser un ataque a la libertad de expresión.
Señaló que criticar pacíficamente al gobierno o exigir la reforma no es un crimen, por tanto no debería ser un delito punible bajo ninguna circunstancia.
"El cheikh Ali Salman es una de las tantas víctimas del régimen represivo de Bahrein contra la disidencia pacífica. En lugar de colocar tras las rejas durante cuatro años, las autoridades de Bahrein deben ordenar su liberación inmediata e incondicional y poner fin a la persecución implacable de los críticos pacíficos y líderes de la oposición", agregó Maalouf.
Salman fue una de los principales figuras que instigaron el levantamiento de Bahrein en la década de 1990, con el objetivo de demandar reformas políticas. Tras su detención en 1994, sus leales realizaron sistemáticas protestas masivas en solidaridad con el líder opositor. Posteriormente, fue deportado un año más tarde.
A su regreso a Bahrein en 2001, Salman empezó cimentar su carrera política y se convirtió en el secretario general Al Wefaq, mayor partido opositor entre los años 2006-2010.
Después de iniciadas las protestas en Bahrein en 2011, el régimen lanzó una ofensiva contra las facciones de la oposición y figuras destacadas. Salman fue detenido en diciembre de 2014, y luego condenado a prisión por cuatro años en julio de 2015 por presuntamente “incitar al odio, incitar el incumplimiento de la ley y las instituciones públicas insultantes”, de acuerdo con el tribunal superior penal de Bahrein que lo procesó.
En julio del año pasado, la sentencia de Salman fue reforzada, de cuatro años a nueve años.
Bahrein ha estado sujeto a la inestabilidad ya que las protestas masivas en 2011, liderada por una mayoría de manifestantes chiitas que procuraban más reformas políticas al régimen imperante. Esa revuelta fue sofocada con la ayuda militar de Arabia Saudita.
Por un lado, las autoridades bahreiníes alegan que han hecho reformas políticas significativas y una mayor supervisión de las fuerzas de seguridad, mientras sus oponentes niegan tales argumentos y aseguran que los abusos continúan.
Señaló que criticar pacíficamente al gobierno o exigir la reforma no es un crimen, por tanto no debería ser un delito punible bajo ninguna circunstancia.
"El cheikh Ali Salman es una de las tantas víctimas del régimen represivo de Bahrein contra la disidencia pacífica. En lugar de colocar tras las rejas durante cuatro años, las autoridades de Bahrein deben ordenar su liberación inmediata e incondicional y poner fin a la persecución implacable de los críticos pacíficos y líderes de la oposición", agregó Maalouf.
Salman fue una de los principales figuras que instigaron el levantamiento de Bahrein en la década de 1990, con el objetivo de demandar reformas políticas. Tras su detención en 1994, sus leales realizaron sistemáticas protestas masivas en solidaridad con el líder opositor. Posteriormente, fue deportado un año más tarde.
A su regreso a Bahrein en 2001, Salman empezó cimentar su carrera política y se convirtió en el secretario general Al Wefaq, mayor partido opositor entre los años 2006-2010.
Después de iniciadas las protestas en Bahrein en 2011, el régimen lanzó una ofensiva contra las facciones de la oposición y figuras destacadas. Salman fue detenido en diciembre de 2014, y luego condenado a prisión por cuatro años en julio de 2015 por presuntamente “incitar al odio, incitar el incumplimiento de la ley y las instituciones públicas insultantes”, de acuerdo con el tribunal superior penal de Bahrein que lo procesó.
En julio del año pasado, la sentencia de Salman fue reforzada, de cuatro años a nueve años.
Bahrein ha estado sujeto a la inestabilidad ya que las protestas masivas en 2011, liderada por una mayoría de manifestantes chiitas que procuraban más reformas políticas al régimen imperante. Esa revuelta fue sofocada con la ayuda militar de Arabia Saudita.
Por un lado, las autoridades bahreiníes alegan que han hecho reformas políticas significativas y una mayor supervisión de las fuerzas de seguridad, mientras sus oponentes niegan tales argumentos y aseguran que los abusos continúan.