Renuevan acuerdo de paz el Gobierno colombiano y las FARC-EP (+ Video)
Representantes del gobierno de Colombia y de las insurgentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) rubricaron en La Habana un nuevo acuerdo de paz que recoge las propuestas realizadas por la sociedad colombiana tras rechazar mayoritariamente en plebiscito los términos del anterior.

Humberto de la Calle, jefe del equipo gubernamental, señaló que las (FARC-EP) y el Ejecutivo colombiano llegaron a consensos viables y posibles.
Expresó la esperanza de que los cambios sean respaldados por la población para iniciar de inmediato una nueva etapa hacia la reconciliación y la paz en ese país, afectado por más de medio siglo de conflicto social y armado.
Por su parte, el comandante Iván Márquez, al frente de la delegación guerrillera, aseguró que para fortuna de la mayoría de los colombianos la paz sigue su marcha irrefrenable.
Afirmó que se ha iniciado un gran cambio histórico hacia una sociedad verdaderamente democrática, pacífica y justa.
Aseguró que el nuevo texto preserva el espíritu del firmado por ambas partes en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias en presencia de más de una veintena de jefes de Estado y representantes de instituciones y organismos internacionales, pero se ajustó y precisó con las propuestas de la población.
También manifestó su esperanza de que este nuevo acuerdo sea refrendado por sus compatriotas, y a él se incorpore el Ejército de Liberación Nacional, segunda agrupación insurgente de ese país suramericano.
Expresó la esperanza de que los cambios sean respaldados por la población para iniciar de inmediato una nueva etapa hacia la reconciliación y la paz en ese país, afectado por más de medio siglo de conflicto social y armado.
Por su parte, el comandante Iván Márquez, al frente de la delegación guerrillera, aseguró que para fortuna de la mayoría de los colombianos la paz sigue su marcha irrefrenable.
Afirmó que se ha iniciado un gran cambio histórico hacia una sociedad verdaderamente democrática, pacífica y justa.
Aseguró que el nuevo texto preserva el espíritu del firmado por ambas partes en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias en presencia de más de una veintena de jefes de Estado y representantes de instituciones y organismos internacionales, pero se ajustó y precisó con las propuestas de la población.
También manifestó su esperanza de que este nuevo acuerdo sea refrendado por sus compatriotas, y a él se incorpore el Ejército de Liberación Nacional, segunda agrupación insurgente de ese país suramericano.
Comunicado conjunto #4
La Habana, Cuba, 12 de noviembre de 2016
El Gobierno Nacional y las FARC-EP atendiendo el clamor de los colombianos y colombianas por concretar su anhelo de paz y reconciliación, hemos alcanzado un nuevo Acuerdo Final para la terminación del Conflicto armado, que integra cambios, precisiones y aportes de los más diversos sectores de la sociedad y que revisamos uno a uno.
La construcción de una paz estable y duradera, objetivo al que responde este nuevo Acuerdo, debe ser el compromiso común de todos los colombianos que contribuya a superar la polarización y que recoja todas las expresiones políticas y sociales.
Invitamos a toda Colombia y a la comunidad internacional, siempre solidaria en la búsqueda de la reconciliación, a acompañar y respaldar este nuevo Acuerdo, y su pronta implementación para dejar en el pasado la tragedia de la guerra. La Paz no da más espera.
Al finalizar el día, los colombianos podrán consultar en la página www.mesadeconversaciones.com.co un documento en el que se señalan las modificaciones y los nuevos elementos. La integración total de los textos del nuevo Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera quedará disponible en próximos días.
Principales ajustes al acuerdo
Durante el término de la dejación de armas, las FARC presentarán un inventario de bienes y activos para destinarlos a la reparación material de las víctimas.
En cuanto a la Jurisdicción Especial para la Paz se atendió la mayoría de las propuestas formuladas.
Se precisaron de manera concreta las características y mecanismos de la restricción efectiva de la libertad.
Se fijaron los espacios territoriales específicos para el cumplimiento de las sanciones con un tamaño máximo a las zonas veredales, los periodos de ejecución de las acciones reparadoras, la precisión del lugar de residencia, los mecanismos de monitoreo y la regulación del sistema de autorización para los desplazamientos por fuera de las zonas, requisito necesario en todos los casos.
Mientras entra en funcionamiento la JEP, las acciones reparadoras debidamente verificadas pueden ser descontadas de la sanción que se imponga.
Sobre la conexidad del narcotráfico con el delito político, el acuerdo es que los Magistrados tendrán en cuenta caso a caso la jurisprudencia de las cortes colombianas.
Se eliminan los Magistrados extranjeros, pero se acepta la presencia de amicus curiae -expertos extranjeros- para rendir conceptos sobre los casos que se tramiten.
Queda claro que entre la normatividad aplicable se incluye el Código Penal Colombiano y que las normas procedimentales deberán ser incorporadas al ordenamiento legal.
Serán de competencia de la JEP las conductas de financiación o colaboración con actores del conflicto en que hayan incurrido los terceros no combatientes que tuvieron una participación activa o determinante en los crímenes más graves. Se eliminó la participación habitual. Y se reafirmó que los demás, si contribuyen a las medidas de verdad y reparación, pueden beneficiarse de la renuncia de la acción penal u otro tipo de terminación anticipada del proceso.
Se estableció el término concreto de duración de la Jurisdicción.
Se eliminó la idea de incorporar el Acuerdo a la Constitución Política y al llamado bloque de constitucionalidad. El principio general de garantía de cumplimiento es el compromiso de que ambas partes cumplirán de buena fe lo pactado, y en lo que tiene que ver con el Estado, los principios que informan el Acuerdo serán parámetro de interpretación y guía de la aplicación normativa y práctica.
Se estableció también que la revisión de la tutela contra decisiones de la Jurisdicción Especial en cabeza de la Corte Constitucional.
Se define qué se entiende por enfoque de género. Significa el reconocimiento de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y de las circunstancias especiales de cada uno. Supone reconocer que el conflicto ha impactado de manera diferenciada a la mujer y que, en consecuencia, se requieren acciones distintas y específicas para restablecer sus derechos.
Incluye también un principio de respeto a la igualdad y no discriminación, que implica que toda persona, independientemente de su sexo, edad, creencias religiosas, opiniones, identidad étnica, pertenencia a la población LGBTI, o cualquier otra razón, tiene derecho a disfrutar de todos los derechos. Ningún contenido del Acuerdo Final se entenderá o interpretará como la negación, restricción o menoscabo de los derechos de las personas.
Se estipula que en la implementación de lo acordado se deberá respetar la libertad de cultos, lo que significa el reconocimiento y respeto a la práctica de cualquier manifestación de religiosidad.
Mantenemos vivo el compromiso con el campo a través de una política de recuperación de la familia campesina, que impulse el acceso equitativo a la tierra y que cree condiciones de vida digna.
En la Reforma Rural Integral hemos afirmado que “nada de lo establecido en el acuerdo debe afectar el derecho constitucional a la propiedad privada”.
También quedó explícito que los programas cuyo destinatario es el campesino no impiden la puesta en práctica de diversas formas de producción, tales como la agroindustria o el turismo.
Para lograr darle la mayor solidez a la reforma rural, se ajustaron los tiempos de implementación a las nuevas realidades fiscales. El acuerdo además por sí mismo no crea Zonas de Reserva Campesina.
Desde el Acuerdo de Cartagena se había dado un paso inmenso en la lucha contra el problema mundial de la droga. Las FARC se comprometieron a romper todo vínculo con él y a cooperar en la superación de ese fenómeno. Ahora, en el nuevo Acuerdo se ha logrado precisar de manera concreta las características de esa cooperación y además quienes acudan a la JEP –todos, no solo las FARC- deberán informar de manera exhaustiva y detallada sobre las informaciones de las que dispongan para atribuir responsabilidades.
Se aclara que los programas de sustitución buscan tener territorios libres de cultivos de uso ilícitos de modo que no se establezca un marco de coexistencia entre el programa de sustitución y la continuación de tales cultivos.
En cuanto a la aplicación de las políticas sobre el consumo, se robustece el papel de la familia y de los grupos religiosos.
Se estableció el compromiso de respetar el principio de sostenibilidad de las finanzas públicas. En tal sentido, el Plan Marco acordado para las inversiones, deberá contener las fuentes de financiación.
Reunión “urgente”
Antes de la firma del acuerdo, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, convocó a una reunión “urgente” al expresidente Álvaro Uribe, líder del opositor Centro Democrático, que encabezó la campaña del “no” en el plebiscito para refrendar el acuerdo de paz.
Los expresidentes Andrés Pastrana (1998-2002) y Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) son las voces más representativas del “no” y quienes presentaron la semana pasada a Santos un documento con 500 propuestas de modificación, en las que han trabajado estos días los equipos negociadores en La Habana.
El pasado 26 de septiembre el presidente Santos y el líder de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, suscribieron en la ciudad de Cartagena de Indias (norte de Colombia) el llamado Acuerdo Final con el que se comprometieron a terminar el conflicto armado.
La Habana, Cuba, 12 de noviembre de 2016
El Gobierno Nacional y las FARC-EP atendiendo el clamor de los colombianos y colombianas por concretar su anhelo de paz y reconciliación, hemos alcanzado un nuevo Acuerdo Final para la terminación del Conflicto armado, que integra cambios, precisiones y aportes de los más diversos sectores de la sociedad y que revisamos uno a uno.
La construcción de una paz estable y duradera, objetivo al que responde este nuevo Acuerdo, debe ser el compromiso común de todos los colombianos que contribuya a superar la polarización y que recoja todas las expresiones políticas y sociales.
Invitamos a toda Colombia y a la comunidad internacional, siempre solidaria en la búsqueda de la reconciliación, a acompañar y respaldar este nuevo Acuerdo, y su pronta implementación para dejar en el pasado la tragedia de la guerra. La Paz no da más espera.
Al finalizar el día, los colombianos podrán consultar en la página www.mesadeconversaciones.com.co un documento en el que se señalan las modificaciones y los nuevos elementos. La integración total de los textos del nuevo Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera quedará disponible en próximos días.
Principales ajustes al acuerdo
Durante el término de la dejación de armas, las FARC presentarán un inventario de bienes y activos para destinarlos a la reparación material de las víctimas.
En cuanto a la Jurisdicción Especial para la Paz se atendió la mayoría de las propuestas formuladas.
Se precisaron de manera concreta las características y mecanismos de la restricción efectiva de la libertad.
Se fijaron los espacios territoriales específicos para el cumplimiento de las sanciones con un tamaño máximo a las zonas veredales, los periodos de ejecución de las acciones reparadoras, la precisión del lugar de residencia, los mecanismos de monitoreo y la regulación del sistema de autorización para los desplazamientos por fuera de las zonas, requisito necesario en todos los casos.
Mientras entra en funcionamiento la JEP, las acciones reparadoras debidamente verificadas pueden ser descontadas de la sanción que se imponga.
Sobre la conexidad del narcotráfico con el delito político, el acuerdo es que los Magistrados tendrán en cuenta caso a caso la jurisprudencia de las cortes colombianas.
Se eliminan los Magistrados extranjeros, pero se acepta la presencia de amicus curiae -expertos extranjeros- para rendir conceptos sobre los casos que se tramiten.
Queda claro que entre la normatividad aplicable se incluye el Código Penal Colombiano y que las normas procedimentales deberán ser incorporadas al ordenamiento legal.
Serán de competencia de la JEP las conductas de financiación o colaboración con actores del conflicto en que hayan incurrido los terceros no combatientes que tuvieron una participación activa o determinante en los crímenes más graves. Se eliminó la participación habitual. Y se reafirmó que los demás, si contribuyen a las medidas de verdad y reparación, pueden beneficiarse de la renuncia de la acción penal u otro tipo de terminación anticipada del proceso.
Se estableció el término concreto de duración de la Jurisdicción.
Se eliminó la idea de incorporar el Acuerdo a la Constitución Política y al llamado bloque de constitucionalidad. El principio general de garantía de cumplimiento es el compromiso de que ambas partes cumplirán de buena fe lo pactado, y en lo que tiene que ver con el Estado, los principios que informan el Acuerdo serán parámetro de interpretación y guía de la aplicación normativa y práctica.
Se estableció también que la revisión de la tutela contra decisiones de la Jurisdicción Especial en cabeza de la Corte Constitucional.
Se define qué se entiende por enfoque de género. Significa el reconocimiento de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y de las circunstancias especiales de cada uno. Supone reconocer que el conflicto ha impactado de manera diferenciada a la mujer y que, en consecuencia, se requieren acciones distintas y específicas para restablecer sus derechos.
Incluye también un principio de respeto a la igualdad y no discriminación, que implica que toda persona, independientemente de su sexo, edad, creencias religiosas, opiniones, identidad étnica, pertenencia a la población LGBTI, o cualquier otra razón, tiene derecho a disfrutar de todos los derechos. Ningún contenido del Acuerdo Final se entenderá o interpretará como la negación, restricción o menoscabo de los derechos de las personas.
Se estipula que en la implementación de lo acordado se deberá respetar la libertad de cultos, lo que significa el reconocimiento y respeto a la práctica de cualquier manifestación de religiosidad.
Mantenemos vivo el compromiso con el campo a través de una política de recuperación de la familia campesina, que impulse el acceso equitativo a la tierra y que cree condiciones de vida digna.
En la Reforma Rural Integral hemos afirmado que “nada de lo establecido en el acuerdo debe afectar el derecho constitucional a la propiedad privada”.
También quedó explícito que los programas cuyo destinatario es el campesino no impiden la puesta en práctica de diversas formas de producción, tales como la agroindustria o el turismo.
Para lograr darle la mayor solidez a la reforma rural, se ajustaron los tiempos de implementación a las nuevas realidades fiscales. El acuerdo además por sí mismo no crea Zonas de Reserva Campesina.
Desde el Acuerdo de Cartagena se había dado un paso inmenso en la lucha contra el problema mundial de la droga. Las FARC se comprometieron a romper todo vínculo con él y a cooperar en la superación de ese fenómeno. Ahora, en el nuevo Acuerdo se ha logrado precisar de manera concreta las características de esa cooperación y además quienes acudan a la JEP –todos, no solo las FARC- deberán informar de manera exhaustiva y detallada sobre las informaciones de las que dispongan para atribuir responsabilidades.
Se aclara que los programas de sustitución buscan tener territorios libres de cultivos de uso ilícitos de modo que no se establezca un marco de coexistencia entre el programa de sustitución y la continuación de tales cultivos.
En cuanto a la aplicación de las políticas sobre el consumo, se robustece el papel de la familia y de los grupos religiosos.
Se estableció el compromiso de respetar el principio de sostenibilidad de las finanzas públicas. En tal sentido, el Plan Marco acordado para las inversiones, deberá contener las fuentes de financiación.
Reunión “urgente”
Antes de la firma del acuerdo, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, convocó a una reunión “urgente” al expresidente Álvaro Uribe, líder del opositor Centro Democrático, que encabezó la campaña del “no” en el plebiscito para refrendar el acuerdo de paz.
Los expresidentes Andrés Pastrana (1998-2002) y Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) son las voces más representativas del “no” y quienes presentaron la semana pasada a Santos un documento con 500 propuestas de modificación, en las que han trabajado estos días los equipos negociadores en La Habana.
El pasado 26 de septiembre el presidente Santos y el líder de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, suscribieron en la ciudad de Cartagena de Indias (norte de Colombia) el llamado Acuerdo Final con el que se comprometieron a terminar el conflicto armado.