Unesco adopta polémica resolución sobre Jerusalén e Israel rompe relaciones
La Unesco adoptó finalmente la resolución sobre la preservación del patrimonio cultural y religioso en Jerusalén Oriental que indigna a Israel, al ignorar el vínculo entre el Judaismo y la Explanada de las Mezquitas.

El Consejo Ejecutivo de la Unesco refrendó lo votado el pasado jueves en la comisión, pese a que México pidió cambiar su voto anoche, algo que no fue aceptado por el organismo de la ONU.
Veinticuatro países votaron a favor, seis en contra y 26 abstenciones y dos ausentes, señaló un vocero de la Unesco.
En contra votaron Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Holanda, Lituania y Estonia. Francia y España se abstuvieron.
El texto de la resolución fue propuesto por Palestina y respaldado por Egipto, Argelia, Marruecos, El Líbano, Omán, Qatar y Sudán, También incluyó una condena a Israel por violar lugares sagrados de Jerusalén.
Por otro lado, se informó que el régimen israelí rompió relaciones con la Unesco a causa de la aprobación de una resolución.
Desde Tel Aviv llegaron de inmediato las reacciones y el primer ministro, Benjamín Netanyahu, sostuvo que con esa postura la Unesco perdió completamente la escasa legitimidad que aún le quedaba.
El ministro de Educación y encargado de las relaciones de su país con la Unesco, Naftali Bennett, dispuso la suspensión de todas las actividades profesionales con esa organización, y señaló que la resolución da un inmediato apoyo al terrorismo islamista y es un premio al extremismo.
El texto aprobado por la Unesco no hace una sola referencia que desvincule a la tradición judía del Monte del Templo y el Muro de las Lamentaciones.
De hecho, en las líneas iniciales que declaran las bases del documento, se reafirma la importancia de la ciudad vieja de Jerusalén y sus murallas para las tres religiones monoteístas, en referencia al cristianismo, el judaísmo y el islam.
Todo el conflicto se armó con la excusa de que en el texto se hace referencia a la mezquita Al Aqsa/Al-Haram-al-Sharif para aludir a un sitio que los judíos conocen como el Monte del Templo.
El anuncio en lugar de negar los vínculos de la tradición judía con el sitio patrimonial, la resolución aboga, por el contrario, porque Israel reconozca y respete los derechos de los palestinos y musulmanes a acceder al lugar que también es sagrado para su religión y cultura.
A juicio de expertos, Israel intentó pasar por víctima cuando en realidad ocupa el papel de victimario, tal como lo reconoce gran parte de la comunidad internacional.
Entre las críticas que sí contiene la resolución de la Unesco, sobresalen la condena a las constantes agresiones de uniformados israelitas a civiles, incluidas personalidades religiosas islámicas y sacerdotes, así como las prohibiciones a los musulmanes de entrar a la mezquita.
El texto pide a la potencia ocupante que respete el status quo histórico y ponga fin de inmediato a esas medidas y deplora además la negativa de visa a expertos de la Unesco que trabajan temas relacionados con la mezquita.
La resolución recordó la obligación de Israel de respetar la integridad, la autenticidad y el patrimonio cultural de la mezquita Al Aqsa/Al-Haram-al-Sharif', y lamentó los daños causados a algunas partes de la edificación.
Poco después de la decisión de Tel Aviv de romper el nexo, Bokova ratificó la postura de la Unesco en defensa de Jerusalén como una ciudad multicultural y espacio sagrado para las tres religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islam.
"Es a título de esa diversidad y coexistencia religiosa y cultural que la urbe fue inscrita en la Lista de patrimonio mundial de la Unesco", recordó la titular en un comunicado.
Más allá de una resolución, las tensiones entre Israel y la Unesco se remontan al año 2011, cuando se aprobó el ingreso de Palestina a esa organización como estado miembro de pleno derecho, un dato que Tel Aviv parece no olvidar.
Veinticuatro países votaron a favor, seis en contra y 26 abstenciones y dos ausentes, señaló un vocero de la Unesco.
En contra votaron Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Holanda, Lituania y Estonia. Francia y España se abstuvieron.
El texto de la resolución fue propuesto por Palestina y respaldado por Egipto, Argelia, Marruecos, El Líbano, Omán, Qatar y Sudán, También incluyó una condena a Israel por violar lugares sagrados de Jerusalén.
Por otro lado, se informó que el régimen israelí rompió relaciones con la Unesco a causa de la aprobación de una resolución.
Desde Tel Aviv llegaron de inmediato las reacciones y el primer ministro, Benjamín Netanyahu, sostuvo que con esa postura la Unesco perdió completamente la escasa legitimidad que aún le quedaba.
El ministro de Educación y encargado de las relaciones de su país con la Unesco, Naftali Bennett, dispuso la suspensión de todas las actividades profesionales con esa organización, y señaló que la resolución da un inmediato apoyo al terrorismo islamista y es un premio al extremismo.
El texto aprobado por la Unesco no hace una sola referencia que desvincule a la tradición judía del Monte del Templo y el Muro de las Lamentaciones.
De hecho, en las líneas iniciales que declaran las bases del documento, se reafirma la importancia de la ciudad vieja de Jerusalén y sus murallas para las tres religiones monoteístas, en referencia al cristianismo, el judaísmo y el islam.
Todo el conflicto se armó con la excusa de que en el texto se hace referencia a la mezquita Al Aqsa/Al-Haram-al-Sharif para aludir a un sitio que los judíos conocen como el Monte del Templo.
El anuncio en lugar de negar los vínculos de la tradición judía con el sitio patrimonial, la resolución aboga, por el contrario, porque Israel reconozca y respete los derechos de los palestinos y musulmanes a acceder al lugar que también es sagrado para su religión y cultura.
A juicio de expertos, Israel intentó pasar por víctima cuando en realidad ocupa el papel de victimario, tal como lo reconoce gran parte de la comunidad internacional.
Entre las críticas que sí contiene la resolución de la Unesco, sobresalen la condena a las constantes agresiones de uniformados israelitas a civiles, incluidas personalidades religiosas islámicas y sacerdotes, así como las prohibiciones a los musulmanes de entrar a la mezquita.
El texto pide a la potencia ocupante que respete el status quo histórico y ponga fin de inmediato a esas medidas y deplora además la negativa de visa a expertos de la Unesco que trabajan temas relacionados con la mezquita.
La resolución recordó la obligación de Israel de respetar la integridad, la autenticidad y el patrimonio cultural de la mezquita Al Aqsa/Al-Haram-al-Sharif', y lamentó los daños causados a algunas partes de la edificación.
Poco después de la decisión de Tel Aviv de romper el nexo, Bokova ratificó la postura de la Unesco en defensa de Jerusalén como una ciudad multicultural y espacio sagrado para las tres religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islam.
"Es a título de esa diversidad y coexistencia religiosa y cultural que la urbe fue inscrita en la Lista de patrimonio mundial de la Unesco", recordó la titular en un comunicado.
Más allá de una resolución, las tensiones entre Israel y la Unesco se remontan al año 2011, cuando se aprobó el ingreso de Palestina a esa organización como estado miembro de pleno derecho, un dato que Tel Aviv parece no olvidar.