Cuba y Latinoamérica reiteran su solidaridad con Dilma
El Gobierno cubano reiteró su solidaridad con la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, el Partido de los Trabajadores y el pueblo de esa nación ante el golpe de Estado parlamentario-judicial que se gesta contra la mandataria.
La Declaración del Gobierno Revolucionario de Cuba emitida este miércoles denunció que la aprobación del impeachment contra Rousseff acaba de consumar un paso fundamental para los objetivos golpistas, pues la mayoría de los senadores brasileños decidió continuar el proceso de juicio político contra la presidenta legítimamente electa de Brasil, y con ello, separarla provisionalmente de su cargo por un período de hasta 180 días.
Se trata -subrayó el texto- de un artificio armado por sectores de la oligarquía en ese país, apoyados por la gran prensa reaccionaria y el imperialismo, con el propósito de revertir el proyecto político del Partido de los Trabajadores, derrocar al gobierno legítimo y usurpar el poder que no han podido ganar con el voto electoral.
A juicio del Gobierno cubano, lo que ocurre en Brasil es parte de la contraofensiva reaccionaria del imperialismo y la oligarquía contra los gobiernos revolucionarios y progresistas de América Latina y el Caribe, que amenaza la paz y la estabilidad de las naciones, contraviniendo el espíritu y la letra de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada en la II Cumbre de la CELAC en enero de 2014 en La Habana.
La Declaración citó las palabras expresadas por el Presidente cubano, Raúl Castro, en la clausura del VI Período Ordinario de Sesiones del Parlamento cubano, cuando dijo: "La historia demuestra que cuando la derecha llega al gobierno no duda en desmontar las políticas sociales, beneficiar a los ricos, restablecer el neoliberalismo y aplicar crueles terapias de choque contra los trabajadores, las mujeres y los jóvenes".
Por eso el pueblo brasileño, las fuerzas políticas de izquierda y los movimientos sociales rechazan el golpe y se opondrán a cualquier intento de desmantelar los importantes programas sociales desarrollados por los gobiernos del Partido de los Trabajadores, con Lula y Dilma al frente.
Dilma, Lula, el Partido de los Trabajadores y el pueblo de Brasil -reafirmó el documento- cuentan y contarán siempre con toda la solidaridad de Cuba.
A su vez, el gobierno venezolano condenó categóricamente este golpe parlamentario, que pone en tela de juicio la institucionalidad democrática en el gigante suramericano.
Una nota de la Cancillería venezolana subrayó que Dilma, la primera mujer electa como Jefa de Estado en Brasil, enfrenta una arremetida de aquellos factores que perdieron las elecciones y son incapaces de llegar al poder político por otra vía que no sea la fuerza.
El jefe de los diputados de izquierda en el Parlamento de ese país, Héctor Rodríguez, indicó que Rousseff obtuvo 54 millones de votos, por lo que sus enemigos desconocen la soberanía popular.
También en La Paz, Bolivia, legisladores del gobernante Movimiento al Socialismo afirmaron que el juicio político contra la presidenta brasileña atenta contra la democracia regional, pues supedita la voluntad del pueblo, materializado en las urnas, a una decisión pactada, corrupta e ilegal de los parlamentarios de Brasil.
Organizaciones obreras y campesinas bolivianas denunciaron la acción "planificada desde los poderes imperiales contra el proceso de cambio en Latinoamérica".
El gobierno de Nicaragua envió un mensaje solidario a la mandataria brasileña expresando indignación y rechazo ante el proceso de impeachment en su contra, que calificó como golpe de Estado.
Firmado por el presidente Daniel Ortega y la coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, Rosario Murillo, el escrito calificó el acto del Senado brasileño como "impresentable y antidemocrático".
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, otorgó su decidido respaldo a Dilma Rousseff, legítima depositaria del mandato popular expreso en las últimas elecciones democráticas en Brasil.
También desde Ecuador, el secretario general de la Unión Suramericana de Naciones (Unasur), Ernesto Samper, consideró que la decisión del Senado brasileño compromete la gobernabilidad democrática de la región.
Piedad Córdoba, excongresista colombiana, abogada y defensora de derechos humanos, dijo a la prensa que el golpe parlamentario contra Rousseff forma parte de las maniobras de la derecha para derrocar gobiernos con avances importantes en la región.
Movimientos populares y partidos políticos argentinos también repudiaron el golpe contra la mandataria, y marcharon hacia la embajada de Brasil a testimoniar solidaridad con el pueblo de la nación vecina.
Por su parte, el expresidente uruguayo José Mujica, lamentó la decisión del Senado brasileño y consideró probable que las consecuencias la paguen los más débiles.
Mujica señaló que dada la crisis y la cantidad de personas involucradas, seguramente algunas fuerzas de la economía brasilera podían tener intereses en el juicio político.
Expresó también su temor de que las políticas sociales van a ser recortadas y lo más seguro es que los más pobres paguen el costo de esta crisis.
Se trata -subrayó el texto- de un artificio armado por sectores de la oligarquía en ese país, apoyados por la gran prensa reaccionaria y el imperialismo, con el propósito de revertir el proyecto político del Partido de los Trabajadores, derrocar al gobierno legítimo y usurpar el poder que no han podido ganar con el voto electoral.
A juicio del Gobierno cubano, lo que ocurre en Brasil es parte de la contraofensiva reaccionaria del imperialismo y la oligarquía contra los gobiernos revolucionarios y progresistas de América Latina y el Caribe, que amenaza la paz y la estabilidad de las naciones, contraviniendo el espíritu y la letra de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada en la II Cumbre de la CELAC en enero de 2014 en La Habana.
La Declaración citó las palabras expresadas por el Presidente cubano, Raúl Castro, en la clausura del VI Período Ordinario de Sesiones del Parlamento cubano, cuando dijo: "La historia demuestra que cuando la derecha llega al gobierno no duda en desmontar las políticas sociales, beneficiar a los ricos, restablecer el neoliberalismo y aplicar crueles terapias de choque contra los trabajadores, las mujeres y los jóvenes".
Por eso el pueblo brasileño, las fuerzas políticas de izquierda y los movimientos sociales rechazan el golpe y se opondrán a cualquier intento de desmantelar los importantes programas sociales desarrollados por los gobiernos del Partido de los Trabajadores, con Lula y Dilma al frente.
Dilma, Lula, el Partido de los Trabajadores y el pueblo de Brasil -reafirmó el documento- cuentan y contarán siempre con toda la solidaridad de Cuba.
A su vez, el gobierno venezolano condenó categóricamente este golpe parlamentario, que pone en tela de juicio la institucionalidad democrática en el gigante suramericano.
Una nota de la Cancillería venezolana subrayó que Dilma, la primera mujer electa como Jefa de Estado en Brasil, enfrenta una arremetida de aquellos factores que perdieron las elecciones y son incapaces de llegar al poder político por otra vía que no sea la fuerza.
El jefe de los diputados de izquierda en el Parlamento de ese país, Héctor Rodríguez, indicó que Rousseff obtuvo 54 millones de votos, por lo que sus enemigos desconocen la soberanía popular.
También en La Paz, Bolivia, legisladores del gobernante Movimiento al Socialismo afirmaron que el juicio político contra la presidenta brasileña atenta contra la democracia regional, pues supedita la voluntad del pueblo, materializado en las urnas, a una decisión pactada, corrupta e ilegal de los parlamentarios de Brasil.
Organizaciones obreras y campesinas bolivianas denunciaron la acción "planificada desde los poderes imperiales contra el proceso de cambio en Latinoamérica".
El gobierno de Nicaragua envió un mensaje solidario a la mandataria brasileña expresando indignación y rechazo ante el proceso de impeachment en su contra, que calificó como golpe de Estado.
Firmado por el presidente Daniel Ortega y la coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, Rosario Murillo, el escrito calificó el acto del Senado brasileño como "impresentable y antidemocrático".
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, otorgó su decidido respaldo a Dilma Rousseff, legítima depositaria del mandato popular expreso en las últimas elecciones democráticas en Brasil.
También desde Ecuador, el secretario general de la Unión Suramericana de Naciones (Unasur), Ernesto Samper, consideró que la decisión del Senado brasileño compromete la gobernabilidad democrática de la región.
Piedad Córdoba, excongresista colombiana, abogada y defensora de derechos humanos, dijo a la prensa que el golpe parlamentario contra Rousseff forma parte de las maniobras de la derecha para derrocar gobiernos con avances importantes en la región.
Movimientos populares y partidos políticos argentinos también repudiaron el golpe contra la mandataria, y marcharon hacia la embajada de Brasil a testimoniar solidaridad con el pueblo de la nación vecina.
Por su parte, el expresidente uruguayo José Mujica, lamentó la decisión del Senado brasileño y consideró probable que las consecuencias la paguen los más débiles.
Mujica señaló que dada la crisis y la cantidad de personas involucradas, seguramente algunas fuerzas de la economía brasilera podían tener intereses en el juicio político.
Expresó también su temor de que las políticas sociales van a ser recortadas y lo más seguro es que los más pobres paguen el costo de esta crisis.