Al Mayadeen lanza el mes de América Latina
El Canal Al Mayadeen lanzó el mes de América Latina, comenzando el lunes 20 de Julio a través de reportes, diálogos, programas, documentos, textos de caracterización, porque ella es América Latina, con sus pueblos, que logró liberarse de las cadenas y triunfar. Respiró la libertad e innovó…innovó en sus tierras, en sus campos y se radicalizó. Con sus brazos sembró y recogió los frutos…Accedió a la riqueza de la historia, a la riqueza de la identidad, y la belleza de los instintos, y voló, con las alas del sueño luchó. Y venció. Triunfó con independencia y continúa triunfando. Se levantó con tesón y se mantiene, desarrolló su resistencia sin titubeos.
América Latina, con sus pueblos y sus riquezas, sus símbolos y su libertad, sus artes y su cultura, su literatura y todo lo bello que hay en ella. Late por la vida y se mantiene. Al Mayadeen repite, por su amor a América Latina, VIVA.
¿Por qué América Latina?
¿Por qué centrarnos en este continente lejano fuera del conocido espacio vital árabe?
Son interrogantes legítimas, sobre todo después de que nuestra pantalla ha convertido los símbolos de la lucha y la revolución en América Latina en símbolos propios, sin titubeos, desde el principio…
Lejos de la simplificación de los lingüistas utilitarios, y no hay nada utilitario en las relaciones, las visiones, ni en los valores. Nos resulta imprescindible esclarecer en primera y última instancia.
Al Mayadeen esclareció su identidad política en su declaración al constituirse. Y no se ocultó tras nebulosidad alguna. Y declaró que se considera parte del mundo del sur, partiendo de la integración y no sólo sobre la base del alineamiento.
El mundo del sur no es sólo geográfico, ni son meros intereses. Es un mundo de valores humanos, libertadores verdaderamente, no fraudulentos, que ha emprendido luchas revolucionarias reales, no falsas, con sangre, rechazo, sin contubernio con la ocupación, sin adoptar valores nobles, libertadores para empeñar al país, a sus riquezas, o brindarlas como ofrenda a los invasores o a sus lacayos locales. El mundo del sur trabaja por la independencia real y el desarrollo popular. Naturalmente, es un fin, aun cuando sea frenado por la injusta situación internacional y los tentáculos de la voracidad financiera internacional.
América Latina está en el corazón de este mundo del sur, con sus habitantes autóctonos, que fueron exterminados sin clemencia y los medios de información desvirtuaron su imagen y los presentaron como salvajes que se oponían obstinadamente a la civilización y al progreso.
América Latina, con sus revoluciones que se han sucedido, su teología de la liberación, y los símbolos de lucha y de emancipación… Estas revoluciones y estos símbolos que han acompañado nuestras causas y nos han respaldado incondicionalmente.
Esta América Latina con la que nos identificamos, que acogió la Revolución palestina y que apoyó a las resistencias de Palestina y del Líbano.
Pero América Latina no es nada más política, estrategia y economía, es también cultura e historia, patrimonio y artes y literatura y toda la belleza humana y natural que existe en el mundo. Amamos este postulado y nos enriquecemos con el mismo.
América Latina es también esta tierra fértil que acogió hace cerca de dos siglos a árabes, que llegaron siendo pocos en busca de sustento y de medios de vida, y se convirtieron en millones actualmente. Contribuyeron a su construcción, a su desarrollo, a su progreso, y muchos de ellos se convirtieron en artífices de decisiones y a veces llegaron a ocupar los puestos cimeros en la toma de decisiones en el Estado.
Más aún, nosotros los árabes estamos en el corazón del mundo del sur. Quizás algunos de nosotros no quiere esto ni tiene fe en esto, y a veces lo subestiman, para no decir que desprecian el mundo del sur, su gente, sus pueblos, sus principios. Aquellos árabes, por cierto, son los mismos que se unen para dividirnos, sembrar el odio, las pugnas, el confesionalismo sucio, el racismo despreciable. No somos aquellos. Como somos así, vemos en América Latina nuestro oasis natural, y no solo el traspatio del norte voráz. Esto se aplica también a África y otras civilizaciones del mundo del sur de las cuales hablaremos en su momento.
Pero, al margen de todo lo dicho anteriormente, sentimos en Al Mayadeen que uno de nuestros papeles es difundir el conocimiento de la gente, de los pueblos por parte de los pueblos, y promover la convergencia de las culturas y la interacción entre las civilizaciones.
Tal vez en nuestra región algunos quieren ineluctablemente difundir la ignorancia y el atraso, justificar la violencia y el terrorismo, matar el espíritu de amor, de vida, el gusto, y que prevalezca la muerte, la sangre, por encima de la visión más excelsa y la elegancia. Al Mayadeen niega la cultura de la muerte. Condena la muerte, el uso de la información en función de la incitación y el mercantilismo. Por eso tratamos de brindarles a las personas una imagen diferente sobre otras civilizaciones y sobre otros pueblos.
¿Por qué América Latina?
¿Por qué centrarnos en este continente lejano fuera del conocido espacio vital árabe?
Son interrogantes legítimas, sobre todo después de que nuestra pantalla ha convertido los símbolos de la lucha y la revolución en América Latina en símbolos propios, sin titubeos, desde el principio…
Lejos de la simplificación de los lingüistas utilitarios, y no hay nada utilitario en las relaciones, las visiones, ni en los valores. Nos resulta imprescindible esclarecer en primera y última instancia.
Al Mayadeen esclareció su identidad política en su declaración al constituirse. Y no se ocultó tras nebulosidad alguna. Y declaró que se considera parte del mundo del sur, partiendo de la integración y no sólo sobre la base del alineamiento.
El mundo del sur no es sólo geográfico, ni son meros intereses. Es un mundo de valores humanos, libertadores verdaderamente, no fraudulentos, que ha emprendido luchas revolucionarias reales, no falsas, con sangre, rechazo, sin contubernio con la ocupación, sin adoptar valores nobles, libertadores para empeñar al país, a sus riquezas, o brindarlas como ofrenda a los invasores o a sus lacayos locales. El mundo del sur trabaja por la independencia real y el desarrollo popular. Naturalmente, es un fin, aun cuando sea frenado por la injusta situación internacional y los tentáculos de la voracidad financiera internacional.
América Latina está en el corazón de este mundo del sur, con sus habitantes autóctonos, que fueron exterminados sin clemencia y los medios de información desvirtuaron su imagen y los presentaron como salvajes que se oponían obstinadamente a la civilización y al progreso.
América Latina, con sus revoluciones que se han sucedido, su teología de la liberación, y los símbolos de lucha y de emancipación… Estas revoluciones y estos símbolos que han acompañado nuestras causas y nos han respaldado incondicionalmente.
Esta América Latina con la que nos identificamos, que acogió la Revolución palestina y que apoyó a las resistencias de Palestina y del Líbano.
Pero América Latina no es nada más política, estrategia y economía, es también cultura e historia, patrimonio y artes y literatura y toda la belleza humana y natural que existe en el mundo. Amamos este postulado y nos enriquecemos con el mismo.
América Latina es también esta tierra fértil que acogió hace cerca de dos siglos a árabes, que llegaron siendo pocos en busca de sustento y de medios de vida, y se convirtieron en millones actualmente. Contribuyeron a su construcción, a su desarrollo, a su progreso, y muchos de ellos se convirtieron en artífices de decisiones y a veces llegaron a ocupar los puestos cimeros en la toma de decisiones en el Estado.
Más aún, nosotros los árabes estamos en el corazón del mundo del sur. Quizás algunos de nosotros no quiere esto ni tiene fe en esto, y a veces lo subestiman, para no decir que desprecian el mundo del sur, su gente, sus pueblos, sus principios. Aquellos árabes, por cierto, son los mismos que se unen para dividirnos, sembrar el odio, las pugnas, el confesionalismo sucio, el racismo despreciable. No somos aquellos. Como somos así, vemos en América Latina nuestro oasis natural, y no solo el traspatio del norte voráz. Esto se aplica también a África y otras civilizaciones del mundo del sur de las cuales hablaremos en su momento.
Pero, al margen de todo lo dicho anteriormente, sentimos en Al Mayadeen que uno de nuestros papeles es difundir el conocimiento de la gente, de los pueblos por parte de los pueblos, y promover la convergencia de las culturas y la interacción entre las civilizaciones.
Tal vez en nuestra región algunos quieren ineluctablemente difundir la ignorancia y el atraso, justificar la violencia y el terrorismo, matar el espíritu de amor, de vida, el gusto, y que prevalezca la muerte, la sangre, por encima de la visión más excelsa y la elegancia. Al Mayadeen niega la cultura de la muerte. Condena la muerte, el uso de la información en función de la incitación y el mercantilismo. Por eso tratamos de brindarles a las personas una imagen diferente sobre otras civilizaciones y sobre otros pueblos.