Cumbre Celac-UE: Oportunidad para enfrentar de conjunto desafíos globales y promover nuevos enfoques para luchar contra el hambre y la pobreza
Bruselas.- Latinoamérica, el Caribe y la Unión
Europea (UE) intentarán revigorizar las relaciones en un contexto que hoy dista
mucho del registrado hace 15 años, cuando comenzaron estos contactos.

Alrededor de unos 40 jefes de Estado o
de Gobierno y delegaciones de alto nivel de 61 países se espera asistan a esta
cumbre, que sesionará los días 10 y 11 de junio en el complejo Justus Lipsius,
sede del Consejo de la UE, precisa un despacho de Prensa Latina.
Se trata del segundo encuentro
birregional desde la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (Celac) en 2011 y del octavo desde el comienzo de estas citas cimeras
en Río de Janeiro en 1999.
América Latina es testigo de cambios, vive
hoy un proceso paulatino de integración que condujo a la creación de nuevos
mecanismos, como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América
(Alba), Petrocaribe o la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), y el punto
culminante lo constituyó la fundación de la Celac, en diciembre de 2011 en
Caracas, organismo que agrupa a 33 países con una población total de unos 590
millones de personas, y donde no están representados ni Estados Unidos ni
Canadá.
El cambio en América Latina comenzó con
la llegada al poder de gobiernos progresistas en países como Venezuela,
Ecuador, Bolivia, Argentina, Brasil y Nicaragua, cuyas políticas lograron
reducir la pobreza y la exclusión social.
Según la Organización de Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Latinoamérica y el Caribe
sobrecumplieron la aspiración convenida en los Objetivos de Desarrollo del
Milenio de disminuir el hambre, al pasar de 14,7 al 5,5 por ciento de su
población afectada.
No obstante, la región aún enfrenta
grandes desafíos y sufre los efectos de la crisis mundial, la caída de los
precios del petróleo y otras materias primas, así como del cambio climático.

Mientras tanto, Europa se vio inmersa en
una crisis financiera desde 2008 que disparó el desempleo, la precariedad
salarial y laboral, y afectó el llamado estado de bienestar social, lo cual
originó multitudinarias protestas y al ascenso político de nuevas fuerzas en el
llamado Viejo Continente.
El nivel de incertidumbre en torno a las
perspectivas económicas es elevado y el euro continúa depreciándose. A pesar de
ello, la Comisión Europea es optimista y estima que el Producto Interno Bruto
crecerá este año en 1,8 por ciento en el conjunto de la UE.
Según informes de la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL), el intercambio comercial tiene un
comportamiento asimétrico y la UE sigue viendo a la región como neta
exportadora de materias primas y sus derivados de bajo contenido tecnológico.
Esta cumbre será espacio propicio para
que los jefes de Estado o de Gobierno allí representados acerquen posiciones y
aumenten la cooperación para enfrentar desafíos globales como el cambio
climático, el tráfico de drogas y el cumplimiento de las metas de desarrollo
post 2015. También se prevé alcancen entendimiento entre la UE y los países de
la Celac para la construcción de la conexión de un cable de fibra óptica
destinado a comunicaciones e informática.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa,
quien ocupa en estos momentos la presidencia pro tempore de la Celac, anunció
que abogará en la reunión por un nuevo enfoque para luchar contra la pobreza.
América Latina no necesita caridad para construir una escuelita, sino
transferencia de tecnología para crear talento humano y relaciones
internacionales más justas, destacó el líder ecuatoriano.
Por otra parte, el canciller de Ecuador,
Ricardo Patiño, reveló que existen desacuerdos en la organización de la cumbre.
Según el diplomático la principal desavenencia tiene que ver con la decisión de
las autoridades europeas de comenzar la cita presidencial con la presentación
de un informe de las reuniones paralelas que mantendrán organizaciones
sociales, intelectuales y empresarios de ambos continentes.
Ahora resulta que en la Cumbre vamos a
tener que escuchar primero, y hemos manifestado nuestro desacuerdo, a todas
esas organizaciones que no sabemos qué representación tienen, comentó Patiño.
El diplomático ecuatoriano llamó a
reforzar aquellos temas que si lo merezcan y no seguir gastando dinero en hacer
cientos de declaraciones, y gastos de pasajes para cosas que realmente no
tienen importancia práctica.
No queremos que sea una reunión para
seguir haciendo declaraciones insulsas, sin contenido, o simplemente retóricas,
insistió Patiño, quien aseguró estar al habla con la jefa de la diplomacia
europea, Federica Mogherini, para tratar de solucionar las diferencias
existentes en la agenda de la cumbre.
En
otro orden de aspectos, los pueblos de América Latina y Europa también
proyectarán sus voces en una Cumbre paralela que tendrá lugar en Bruselas, el
próximo 11 de junio, la cual está llamada a constituir un espacio para debatir
temas como el respeto a los derechos de la mujer, la atención a las minorías,
la pobreza, el respeto a los derechos humanos, medios de comunicación y medio
ambiente, entre otros.