Fallece el gran poeta egipcio Abdel Rahman al Abnudi
La semana pasada murió el gran poeta egipcio Abdel Rahman al Abnoudy, en el Centro Medico Internacional, después de que su salud se había deteriorado. Al Abnoudi, quien enriqueció la biblioteca de la poesía árabe durante casi sesenta años.
El tío descansa ahora, esta vez no se reirá del rumor de su muerte; la enfermedad había agotado últimamente al trigueño apodado desde su infancia con el sobrenombre de Granada, por el amor que sentía hacia esa fruta.
Durante las últimas décadas fue el poeta más destacado en el egipcio coloquial, dejó un legado poético rico en vocablos de la región de Said donde nació el año treinta y nueve, dejando para el mundo cientos de poemas que acariciaron con sus temas la existencia de la gente.
Oriundo del pueblo de Abnoud, provincia de Qena en la región de Said; las voces de los grandes cantantes llevaron sus poemas a los hogares y a los corazones de las personas, lo describen como el guardián del legado rural egipcio ya que estuvo inspirado por la herencia popular de donde extrajo imágenes y expresiones para sus poemas e inventó nuevas imágenes propias que lo caracterizaron, como en su poema mensajes del Usta (señor) Haraji. Amó a su país desde el fondo de su corazón y su pluma juró lealtad a su cielo y tierra, rechazando su derrota. En sus poemas completó la imagen de la luna de Jaffa y veneró la tierra Palestina, escribió para la resistencia, para Bagdad, para la nación árabe a la que perteneció con todo su ser.
Quien fuera detenido por su actividad política, su nacionalismo prevaleció en sus obras, su rechazo al acuerdo de “Camp David” le costó vivir en el frio exilio británico durante tres años.
Abnoudi recogió la epopeya de Bani Hilal con elegancia expresiva y riqueza lingüística; su trato con la poesía se caracterizó por su alta sensibilidad y excesiva delicadeza, declamaba sus poemas como si colocara parte de su alma en cada palabra, en cada imagen y significado. El tío que participó en la revolución egipcia apoyando a sus jóvenes parte en el momento determinado por él, después de que dijo “temo morir antes de presenciar el cambio de los tiempos”.
El tío descansa ahora, esta vez no se reirá del rumor de su muerte; la enfermedad había agotado últimamente al trigueño apodado desde su infancia con el sobrenombre de Granada, por el amor que sentía hacia esa fruta.
Durante las últimas décadas fue el poeta más destacado en el egipcio coloquial, dejó un legado poético rico en vocablos de la región de Said donde nació el año treinta y nueve, dejando para el mundo cientos de poemas que acariciaron con sus temas la existencia de la gente.
Oriundo del pueblo de Abnoud, provincia de Qena en la región de Said; las voces de los grandes cantantes llevaron sus poemas a los hogares y a los corazones de las personas, lo describen como el guardián del legado rural egipcio ya que estuvo inspirado por la herencia popular de donde extrajo imágenes y expresiones para sus poemas e inventó nuevas imágenes propias que lo caracterizaron, como en su poema mensajes del Usta (señor) Haraji. Amó a su país desde el fondo de su corazón y su pluma juró lealtad a su cielo y tierra, rechazando su derrota. En sus poemas completó la imagen de la luna de Jaffa y veneró la tierra Palestina, escribió para la resistencia, para Bagdad, para la nación árabe a la que perteneció con todo su ser.
Quien fuera detenido por su actividad política, su nacionalismo prevaleció en sus obras, su rechazo al acuerdo de “Camp David” le costó vivir en el frio exilio británico durante tres años.
Abnoudi recogió la epopeya de Bani Hilal con elegancia expresiva y riqueza lingüística; su trato con la poesía se caracterizó por su alta sensibilidad y excesiva delicadeza, declamaba sus poemas como si colocara parte de su alma en cada palabra, en cada imagen y significado. El tío que participó en la revolución egipcia apoyando a sus jóvenes parte en el momento determinado por él, después de que dijo “temo morir antes de presenciar el cambio de los tiempos”.