Mercado Al-Ataq... el mundo de la Antika (antigüedades)
Un anticuario ubicado en la capital libanesa, Beirut, recuerda a los cuentos de las Mil y Una Noches, con antigüedades de 100 o 200 años.
El Mercado de Antigüedades de la capital libanesa, Beirut, es uno de los anticuarios más famosos del país, y su historia se remonta a los años cuarenta del pasado siglo.
Este lugar guarda en su interior la historia y los recuerdos de múltiples épocas, de ahí que se exhiban piezas de madera, cobre y vidrio casi exóticas.
"Al-Ataq" o "Antika" se ubica en el área "Basta Al-Tahta" en el centro de Beirut y, a pesar del crecimiento urbano y de los desafíos que se enfrentan hoy día, el mercado aún preserva su color tradicional.
Mercado Al-Ataq
A pocos metros de la Plaza de Al Shodaa y de la Plaza Riad El Solh en Beirut, las antigüedades descansan frente a las tiendas en el área de Basta Al-Tahta.
Este anticuario recuerda a los cuentos de las Mil y Una Noches, con sus objetos de 100 o 200 años.
El espacio fue abierto por varias personas, entre ellas; Ahmed Aloul, Ibrahim Saad, Muslim Bosher, Ali Al-Zein Ammar y Hassan Hegazy, quienes inauguraron tiendas relacionadas con el comercio de antigüedades.
Muchas de ellos tenían otros oficios antes de ejercer esa profesión, pero el amor por la nueva labor los empujó a quedarse.
En pocos años, la cantidad de tiendas llegó a decenas para formar un mercado que hoy incluye más de 120 tiendas.
Con el transcurso de los días, los dueños de las tiendas de "Al-Ataq" se convirtieron en anticuarios expertos, capaces de distinguir piezas originales de imitaciones y otras más raras de ordinarias.
Contenido del Mercado Al-Ataq
Los dueños del mercado compraban a las familias aquellos objetos en desuso, desde muebles hasta antigüedades de cobre y vidrio, y los volvían a ofrecer en venta.
Algunas personas también irían al mercado para mostrar sus piezas y muebles debido a los viajes, la inmigración o, simplemente, el deseo de cambiar la estructura de su hogar.
Poco tiempo después de la apertura del sitio, comenzaron a importar antigüedades de diferentes países del mundo, como sillas, armarios, mesas, sofás, cuadros, candelabros, camas, antigüedades, estatuas, cajas de madera e instrumentos musicales.
Los propietarios recurrieron al uso de productos falsificados después de los altos precios de las piezas viejas, y esto fue lo que atrajo a los clientes con bajo poder adquisitivo, desde entonces, el mercado quedó disponible para todos los grupos.
Tras hacerse famoso en los años sesenta y setenta del pasado siglo, el lugar sufre hoy día la ausencia de actividad comercial. No obstante, sigue siendo un hito y un destino para quienes desean adquirir antigüedades del Líbano, el Medio Oriente o el mundo.